El costo promedio de arriendo de una vivienda de 60 metros cuadrados en Antofagasta llega a los $400 mil mensuales, uno de los valores más altos del país. Al descomponer las causas de esta realidad, la escasa oferta es uno de los factores relevantes que explican el porqué de esta situación. Indudablemente no es el único: también se suman el mayor poder adquisitivo de la población y el aumento de la misma. Sin embargo, la disponibilidad de inmuebles, especialmente de bajo costo, es lo que mejor explica lo acontecido.
En efecto, debe reconocerse que el Estado de Chile ha hecho muy poco para revertir esta realidad. Muy poco, hasta ahora, se ha avanzado en la construcción de vivienda social y eso ha tenido efectos, en el problema de precios, además del aumento del hacinamiento e incremento de los campamentos.
En tal perspectiva no es extraño que el alto costo del arriendo, el hacinamiento y la migración, sean los tres factores que explican el aumento de campamentos en las regiones de Antofagasta, Tarapacá, Atacama, Valparaíso, Metropolitana, Biobío y Los Lagos, de acuerdo al análisis hecho por Techo Chile en el estudio de Campamentos.
El fenómeno se agudiza con el déficit de 21 mil viviendas a nivel regional, según datos que maneja la Cámara Chilena de la Construcción.
Debe recordarse que la región pasó de 19 campamentos y 632 familias en 2007, a 60 sitios habitados que suman 6.771 familias en 2017, según el Catastro Nacional de Campamentos, elaborado por también por Techo Chile. De los 60 asentamientos, 46 están ubicados en la capital regional, 7 en Taltal, 6 en Calama y 1 en Mejillones.
Es decir, unas 20 mil personas están afectadas por esta realidad en la región, considerando que hicieron un cálculo de tres habitantes por hogar.
Debemos insistir en la búsqueda de soluciones efectivas y de corto plazo. Ello permitirá resolver los déficit y ofrecernos como una ciudad que tiene alta calidad de vida.
Se trata de una cuestión estratégica y estructural de Antofagasta, además de un asunto ético a resolver.