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Cochilco sube la proyección del cobre para 2017 y 2018, su cuarta revisión al alza

COYUNTURA. Para este año, la corporación dejó la estimación en US$2,77. Para el próximo la llevó de US$2,68 a US$2,95.
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La Comisión Chilena del Cobre (Cochilco), elevó ayer desde US$2,64 a US$2,77 por libra su proyección para el precio promedio del principal producto de exportación del país este año y, para el 2018, la aumentó desde US$2,68 a US$2,95, según informó ayer la agencia estatal.

La cifra correspondiente al 2017 supone la cuarta revisión al alza de la estimación del precio, que en enero pasado fue fijada en US$2,40 por libra; aumentada a US$2,60 en abril y a US$2,64 en julio de este año.

Chile es el principal productor mundial de cobre y cada centavo de dólar en el precio promedio anual supone más de US$45 millones para el Fisco por impuestos y más de US$90 millones en términos de balanza de pagos.

Los factores

Respecto de las variables que alimentan la mejora de las perspectivas, según los estudios de mercado se espera para este año un déficit de oferta de unas 98 mil toneladas de cobre, a causa de problemas de suministro de algunos de los principales yacimientos del mundo.

"El alza para 2017 se debe, en parte, al mejor desempeño de indicadores de actividad económica de China, que superaron las previsiones de mercado, y a que se prevé un mayor control de los riesgos asociados al mercado inmobiliario y apalancamiento de las empresas", explicó la ministra de Minería, Aurora Williams.

Los problemas de oferta se han producido en Indonesia, Perú y Chile, en paralelo con un aumento de la demanda desde China, el principal consumidor mundial de cobre, en armonía con la buena salud de su economía.

El precio del cobre supera esta semana los US$2,10 por libra y, en lo que va del año, promedia los US$2,72.

Datos de producción

Respecto de la producción, Cochilco prevé para Chile unos 5,27 millones de toneladas para este año, lo que significa 4% menos que el año pasado, mientras que en 2018 alcanzaría a 5,74 millones de toneladas, con un aumento de 7,8%.

Respecto de las perspectivas de demanda mundial para este año, el vicepresidente ejecutivo de Cochilco, Sergio Hernández, la ubicó en 23,6 millones de toneladas, con un crecimiento de 1,5% respecto del año 2016. La proyección configura una baja de 0,2% en relación a la estimación de marzo, principalmente por la corrección a la baja de la demanda de Europa. El consumo de China se expandiría 2,2% anual.

Dilemas y deseo por una mejor educación

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Si observamos la educación chilena, en general, en el contexto del nuevo Sistema Nacional de Educación Pública, su rasgo más evidente, o lo que sobresale más, en tanto compromiso de cambio es su nivel o carácter privatizador que ha tenido en los últimos treinta años. Algo que, a todas luces, y para determinar un análisis adecuado del panorama educativo, debe llevarnos a una mirada de discusión que converja en que hay que hablar de privatización o de cómo el mercado ha creado elefantes en dicho periodo o inequidades, por decir más exacta la palabra.

Si consideramos todos los ejercicios de discusión del proyecto de ley en su globalidad que busca trasladar la educación pública (palabra que habría que definir muy bien, por lo demás) desde las municipalidades a los Servicios Locales dependientes del Ministerio de Educación, junto a la promulgada Ley de Inclusión Escolar, las exigencias, en virtud de ese contexto, para desarrollar y mejorar los indicadores relacionados con las instituciones educativas y sus impactos en el aprendizaje, debieran ser de alta promoción en un sistema con calidad y equidad.

No podemos olvidar, por ejemplo, el dato de que nuestra educación descansa en una provisión privada que, hasta hace tres años, era del 60%, es decir, la mayoría de los estudiantes chilenos asiste a establecimientos privados (Mineduc, 2014) lo cual conlleva a cruzar elementos de análisis con los esquemas de mercantilización, cierta libertad para seleccionar escuelas y colegios y discutibles análisis acerca de la efectiva calidad educativa en términos de los logros de los estudiantes. Las evidencias indican que el modelo de mercado imperante, durante todo este tiempo, ha aumentado la segregación socioeconómica de las escuelas y liceos (Mizala y Torche 2010; Contreras y Valenzuela 2014) y los resultados de los aprendizajes, vía una serie de pruebas estandarizadas, son cifras siempre controvertibles y no a la altura de lo que deseamos como país.

Para los gobiernos, de las últimas dos décadas y media, la suma de compromisos y leyes han estado teñidas de ideas altruistas por reformar, de manera estructural, algo que, a las vistas, es complejo: ¿cómo brindar respuestas a las expectativas de la población (que demanda una y otra cosa)? ¿de qué manera conciliar las complejidades teóricas y técnicas de diversos equipos administrativos y académicos? (sin tener una visión de lo que se quiere en educación, a nivel del país); ¿cómo aunar las planillas financieras y el sueldo de Chile con focos de prioridad en materia educativa?; o ¿de qué forma equilibrar las diversas miradas y posiciones políticas para consolidar el rol del Estado en materia de sistema escolar, en todo su conjunto?

Y una última pregunta: ¿Cuáles serían, entonces, los focos de estos menesteres al día de hoy? Fortalecer el rol del Estado en materia educativa, revisar o reconsiderar los espacios que tiene el mercado educativo, en todos sus niveles; mejorar las capacidades profesionales de todos los participantes del quehacer pedagógico y promover un sistema educacional, asumiendo nuevas reglas del juego, orientado en una mirada de derecho social, diversa y con equidad.

Francisco Javier Villegas

profesor de Castellano, Doctor en Didáctica