Feria de las Pulgas
Caminar el día domingo por la llamada "Feria de las pulgas" es un buen ejercicio multisensorial: colores, texturas, olores, sabores, sonidos e imágenes, son el condimento motivador para el ojo de un buen audiovisualista.
En ella, el comercio legal y del otro, se mezclan con los gritos de los comerciantes ofreciendo sus productos originales y "bambas". Más allá una banda tropical "alaba al Señor" con ritmo de salsa y merengue. Al frente, un solitario orador furibundo, con sus manos al cielo, anuncia que Sodoma y Gomorra están cerca y que debemos estar preparados.
Las "cumbias chicha" marcan la presencia de peruanos que, en verdaderos "restaurantes de campaña" ofrecen el Ají de Gallina, el Seco de Carne, el ceviche. Las colombianas, con mucho ritmo y con la cadencia de su hablar "papi", ofrecen sus papas rellenas, las arepas, la cazuela paisa, los jugos y "guarapos". Los bolivianos venden salteñas y chicha boliviana.
La oferta gourmet es variada e internacional, mientras que chilenos, colombianos , ecuatorianos, peruanos y bolivianos se mezclan con algunos turistas que se atreven y recorren los pasillos y cunetas, mirando un cuánto hay de mercadería , mientras las parrillas humeantes ofrecen sabrosos anticuchos .
Alguien se acerca furtivamente y al oído ofrece "cigarrillos importados".
De vez en cuando se detiene un vehículo "enchulado" y bajan jóvenes con pinta de "raperos", abren rápidamente el portamaletas para ofrecer artículos de marca, recién salidos de las tiendas del retail, zapatillas, celulares y ropa deportiva. La oferta termina cuando alguien avisa que Carabineros se acerca y el auto parte a otra ubicación.
En época de elecciones aparecen los candidatos con sus banderas de todos colores, derrochando amistad y simpatía, aunque después no vuelven más. Aquí ya nadie les cree.
"Las Pulgas" es un lugar en que cada domingo se desarrolla una sociabilidad multicultural, que no se da en otras partes de nuestra ciudad. En su enclave en el sector norte de Antofagasta todavía se respira a escala humana.
Omar Villegas