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Siembra andina

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Hasta aproximadamente 1940, según recordaba la gente mayor de Toconce, la siembra constituía una "minga".

Días después de finalizada la limpia de canales, mediados de octubre, al llamado del putus acudían los vecinos a colaborar en las faenas de la siembra. Entre risas, cantos y bromas, todos trabajaban, bebiendo y comiendo lo proporcionado por el dueño del terreno. En la tarde se bailaba en la casa del anfitrión.

A inicios de 1960, don J.C.Y. (Toconce), señalaba que esta costumbre se fue perdiendo debido al aumento de la población y de terrenos, a los problemas internos de la comunidad y a la falta de interés de las generaciones jóvenes por continuar con las costumbres. En Socaire nos contaban que la siembra y el talátur, parecen ser las únicas costumbres colectivas que van quedando.

En la actualidad, la siembra es una faena que cada familiar realiza en forma independiente y, en algunas oportunidades, cuenta con la cooperación de parientes y amigos. En todo caso, ya no constituye una fiesta ni da lugar a ninguna actividad ajena al trabajo mismo.

En los poblados más pequeños del salar de Atacama aún se realizan mingas para las siembras, igual como en algunos ayllus que rodean San Pedro de Atacama. Las mingas de las siembras, y las otras también, se debían preparar con anticipación. Reunir el dinero, combustible, alimentos, bebidas y licores.

En la mañana, muy temprano, llegaban los colaboradores, que, luego de saludar a los dueños de casa, procedían a desayunar de manera grupal. Se nombraba a dos personas para que dirigieran el trabajo; una se encargaba de organizar la faena, señalando eras, terrazas y/o terrenos donde se sembraría, la otra se encargaba de ayudarla.

En muy pocos terrenos era posible introducir animales que ayudaran a arar; en la mayor parte de los poblados esta acción era desarrollada por los hombres empleando una pala y la fuerza de sus músculos. Algunas mujeres esparcían la semilla, mientras los varones las cubrían con tierra.

Domingo Gómez Parra

La Pinacoteca Andrés Sabella exhibirá 20 de sus mejores obras

PINTURA. La selección de los trabajos que componen la muestra estuvo a cargo del artista visual antofagastino Marko Franasovic.
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Hasta el próximo viernes 20 de octubre la Pinacoteca de Andrés Sabella (colección personal con obras de artistas como Chela Lira, Alejandro Galetovic, Santiago Nattino y Osvaldo Ventura López), exhibirá una selección de sus obras al público. Dicho trabajo curatorial estuvo a cargo del artista visual antofagastino Marko Franasovic Bojanovic.

En esta oportunidad fueron escogidas 20 obras de diversos artistas, muchos de ellos poco conocidos, para conformar esta muestra, las que se desprenden de una colección de 180 obras entre afiches, grabados, dibujos y pinturas que componen la Pinacoteca Andrés Sabella.

Siglo pasado

La administración de dicha colección está a cargo de la Corporación Cultural Andrés Sabella, fundada en 1989, quien ha sido pieza fundamental en el resguardo, preservación y enriquecimiento de este tesoro, patrimonio de todos los antofagastinos.

"Nosotros realizamos este tipo de muestras de forma periódica para que la gente tenga conciencia de cuán importante era la cultura del siglo pasado. Muchos de estos artistas fueron adelantados a su tiempo como si hubiesen estado viviendo ahora", enfatizó Mirtha de la Vega, actual presidenta de la Corporación Cultural Andrés Sabella.

Es Andrés Sabella, en su artículo "Pintura de Antofagasta" escrito para la revista AISTEHESIS el año 1975, quien da cuenta de un período fundacional en la plástica antofagastina. En un extenso texto, nos cuenta cómo "la pintura entró a Antofagasta, en la Caja de óleos de César Soto Moraga", nos hace transitar por las aventuras de un joven Salvador Reyes, del "Maestro Palma" Humberto Palma Díaz, pintor adicto al aire libre; nos informa acerca de cómo Osvaldo Ventura firmaba sus primeros cuadros como Jimeno Hidalgo. Se refiere con admiración a la misteriosa figura de la Chela Lira, primera Dama del Ancla el año 1954. Nos da detalles del matrimonio entre el arquitecto Carlos Contreras y su esposa Lola y nos habla del don de Waldo Valenzuela para "evidenciar los dramas del Hombre Americano y ahondar los de la tierra atacameña".

Conocemos a través de las palabras del vate de la "austeridad de oficio y apasionamiento" de Iván Lambergh. Otorga una mención especial a los pintores que han salido de la Universidad del Norte: Ronald Clunes, Jorge Flores, Max Véliz. El mejillonino Ramón Vergara Grez quien "combate, lúcidamente, por una pintura en que forma y espacio sean las esencias".

De prácticamente todos los artistas nombrados por el poeta en este tratado acerca de la pintura antofagastina, la Pinacoteca cuenta con algún testimonio de autor.

Resguardo

En la actualidad y luego de una década de arduo trabajo por parte de los miembros de la Corporación, las obras se encuentran catalogadas y resguardadas con gran celo. Lamentablemente no cuentan con un lugar que las acoja de modo exclusivo y que permita que se encuentren en exposición permanente. Aún así, aspiran a contar con el apoyo de las instituciones y la sociedad civil con el fin de tener un lugar que se erija como centro vivo de la cultura y del legado del poeta y que se transforme en punto de convergencia de compatriotas del resto del país y de extranjeros que visiten la ciudad.

En esta oportunidad es el artista visual antofagastino Marko Franasovic Bojanovic quien ha realizado un trabajo de revisión y selección de las obras con el fin de cruzar su mirada con la del vate, quien además fue un gran dibujante, y con quien los une un común y fecundo amor por el hombre y mujer de este territorio y una mirada honda a este paisaje duro, a las distancias secas, a la tierra desnuda, a los crepúsculos nortinos que de una generación a otra cruzan y cuyo legado se mantiene más vivo que nunca.

"Lo llamativo de esta exposición, investigando a los autores, es que fueron todos marginales. Me llamó la atención que hay muchos autores de Valparaíso y Concepción. Era gente que no estaba validada en la sociedad de Bellas Artes, por ejemplo. Eran artistas que solo pintaban por pintar. En Antofagasta también hay varios casos parecidos", explicó Marko Franasovic, curador de la muestra.

Sobre la selección de las obras el artista antofagastino señala que, "El criterio principal en el proceso de selección tuvo que ver con la calidad autoral. Más que rescatar una obra lo que hicimos fue rescatar al autor de la obra, es decir, su biografía y su dedicación".

La exposición podrá ser visitada en las dependencias del Museo Andrés Sabella, ubicado en la Casa de la Cultura.