Secciones

ENTREVISTA. Orlando Sáenz, expresidente de la Sofofa:

"El exPresidente Jorge Alessandri encontraba muy ambicioso a Pinochet"

E-mail Compartir

Está en la historia de Chile y la ha vivido intensamente. Ingeniero civil de profesión, ha sido director de varias empresas y socio fundador de O. Sáenz y Cía. Profesionales Asociados.

Fue asesor económico del Ministerio de Relaciones Exteriores, embajador de Chile ante la Asamblea General de ONU y el FMI.

Su vida ha sido pública, aunque ahora nos ha sorprendido gratamente con un libro escrito en prosa trepidante, afinando sucesos históricos que conocíamos de manera formal y oficial. Orlando Sáenz ha estado en los entresijos de la madeja del poder y no le cuentan cuentos. Trajinando las páginas de "Testigo privilegiado", nos percataremos que ciertos episodios no son más que sofismas disfrazados de verdades.

De niño usted se tuteaba con la historia. Tengo entendido que en el edifico de La Moneda, se sentó en el sillón de O'Higgins.

-Así es. Lo que pasa es que yo era dirigente universitario, durante el segundo gobierno de don Carlos Ibáñez del Campo. Entonces, en una ocasión en que vino una delegación de estudiantes peruanos les organizamos una invitación para visitar La Moneda. Y como yo era el secretario general de la FEUC en ese momento, me tocó acompañar al grupo.

Fuimos a La Moneda y nos mostraron las dependencias. En un momento entramos al Salón Rojo. Yo me quedé un buen rato mirando el Salón…y cuando el grupo se fue para seguir conociendo, me quedé a propósito al final y solo. Cuando se habían ido todos, corrí a sentarme en el Sillón de los Presidentes de Chile. Fue una experiencia emocionante, pero de pronto se abre una puerta y entra don Carlos Ibáñez, el presidente.

Entonces me queda mirando…¡y yo me quedé paralogizado de susto!... Y luego agregó: "Tú debes ser mi sobrino, ¿eh?

Claro, mi tía abuela debe haberle contado quién era yo.

Entonces él me toma de un brazo y me empieza a hacer un recorrido por la galería donde están los bustos de los presidentes de Chile. Y ahí recién me atrevo a sacar la voz y le digo: "Pero, don Gabito (González Videla) no está.

Yo sabía que él era muy adversario de don Gabriel González Videla, y me responde:

-¡Hombre, por Dios! Acá se ponen los los bustos de los presidentes una vez que fallecen. Y seguramente yo voy a estar antes que don Gabriel.

Y así fue, pues.

Solemnidad de un cargo

Todos los presidentes de Chile han merecido respeto. Pero hay una figura imponente, de rostro atrabiliario, de adusto ceño…de mal carácter pero de una sobriedad espartana. Me refiero a Jorge Alessandri. Usted compartió varias veces con él.

-Usted me recuerda una cosa que no cuento en el libro pero que no deja de ser demostrativa de la personalidad de Jorge Alessandri. Cuando yo salí de la universidad trabajé en Maestranza Cerrillos. Y estando allí me contrataron como gerente de producción. Y recuerdo que un día sábado….no trabajábamos los sábados, pero estaba allí pues había algo especial que hacer. De pronto un chiquillo que atendía el teléfono, me dice que hay un señor que desea hablar conmigo. Tomo el auricular y del otro lado un señor me pregunta si nosotros teníamos unos estanques estándar para aguas. Le contesté que sí. Y me preguntó por el valor y se lo hice saber. Del otro lado el hombre me pide que por favor le envíe un presupuesto a una casilla determinada. Me mordí la lengua y no le quise decir que no trabajábamos los sábado. Al sábado siguiente, me llama de nuevo para decirme que había recibido la cotización y que cerrar el trato. Y a eso agregó, yo le tengo que enviar un cheque, y el próximo sábado….Ahí lo interrumpí y le dije: lo que pasa señor es que nosotros no trabajamos los sábado… Y entonces me respondió:

-Mire…yo soy empleado público, y no puedo atender asuntos personales más que el sábado y el domingo. Le pregunté por qué razón y ahí recién se identificó: usted habla con Jorge Alessandri, el Presidente de la República. Y quiero que estos estanques se instalen en la parcela que tengo en Malloco. ¡Yo casi me desmayo!

Pero, don Jorge era así. Era un ser increíble y de una sobriedad espartana.

Es sabido que Alessandri no tuvo buena opinión de Salvador Allende. Sin embargo, Salvador Allende no disimulaba su admiración por su padre, Arturo Alessandri Palma.

- ¡Ah, claro…! Fue el propio Allende que me contó una anécdota y me confesó lo siguiente: "¡Cómo no voy a respetar a don Arturo, si cuando era Presidente interrumpió el programa oficial en Valparaíso, para ir a ver a mi padre!"

¿Qué había sucedido? Ocurre que al padre de Salvador Allende le habían amputado ambas piernas, a raíz de una avanzada diabetes. Y don Arturo, "El León de Tarapacá", siendo Presidente, se tomó su tiempo para ir a la casa de los Allende. Don Arturo se sentó en un pequeño piso, al lado del padre de Salvador Allende, que yacía en cama, le tomó una mano y le dijo": "¡Sale del hoyo hombre! Déjate de leseras, la vida no se te ha acabado. ¡Tu eres notario, no eres futbolista…levanta la frente y sigue luchando!".

Salvador Allende me dijo que su padre jamás se olvidó de ese gesto, y agregó: "El viejo será todo lo momio que se quiera, pero es venerado por mí".

En plena dictadura

¿Qué opinión tenía Jorge Alessandri de Augusto Pinochet? Entiendo que lo encontraba ambicioso…

- Recuerdo que una vez Arturo Matte, cuñado de don Jorge Alessandri, me fue a ver cuando yo era presidente de la CCU. Esto debe haber sido en la mitad del año 1974. Yo me había alejado del gobierno militar, pero había aceptado la presidencia de la CCU porque el gobierno quería prepararla para ser licitada…y luego privatizada.

Y recuerdo que en medio de la conversación, Arturo Matte me dice que don Jorge (Alessandri) deseaba que yo siguiera con mi juicio crítico hacia el Gobierno Militar. Matte me dijo que don Jorge le había dicho que "a este hombre hay que pararlo". Obvio, se refería a Pinochet.

Entonces yo le hice saber a Arturo Matte mi sorpresa, pues sabía que don Jorge Alessandri estaba trabajando en la nueva Constitución que preparaba el gobierno militar. Y Matte me responde:

-Don Jorge está aterrado con las ideas que Pinochet quiere que se incluyan en la nueva Constitución. Además, considera que Pinochet es un hombre muy peligroso para Chile.

Alessandri encontraba muy ambicioso a Pinochet y no le tenía la más mínima simpatía.