EN SEPTIEMBRE Y SIEMPRE, LA REGIÓN SE SUEÑA DESDE, ¡LA EDUCACIÓN!
Hermano Antonio de Croacia y Chile, esta tarde, el viento silente del desierto canta, mientras el pabellón patrio ondea generoso en el mástil de mi hogar y los volantines tricolores del azul Pacífico, se multiplican aromando los cielos de la Patria, floreciendo los cactus de nuestra Antofagasta, la diaguita, "Pueblo de Salar Grande", como bella imagen de identidad nacional.
Santo poeta del norte, esta tarde recuerdo estudiantes, dibujando los sentimientos de genuina e inocente identidad nacional y los bailes del Chile nuestro, esparcidos por los patios, extendiéndose en versos y cánticos de esperanzadora chilenidad, que abren surcos y brazos fraternos, para recibir en gloria y majestad a la danza plena y libertaria de nuestro país: ¡Es septiembre que, abre el ruedo con la señora primavera, en contagiosos compases de nuestro baile nacional, la cueca chilena!
Antonio ejemplar, en medio de dicha algarabía que se enciende de ramaderos, chicheros y cantores que aprestan sus mejores galas para ofrecer sus exquisiteces y disfrutar un nuevo aniversario patrio; comenzarán los festejos, los brindis, las payas, los desfiles, los recuerdos y los olvidos, los Te Deum, los juramentos de un Chile nuevo; y, además, se encenderán las pasiones de nuevas elecciones en el Chile nuestro.
Santo varón, más siento que es posible, siempre, soñar y luchar por una Patria grande, universal, justa, hermana, diversa e inclusiva, como la que tú soñastei; sin pequeñas fronteras ni trincheras. ¡Todos juntos! Antonio amigo, contigo, sigo soñando para todos los hijos de nuestro amado Chile la misma luz de Dios. Sueño que, podremos romper los muros de la desigualdad, tan infinitamente discriminatorio y estigmatizado, de sistemas de jubilación perversos e injustos; de salud de mercado dependiente de la capacidad de pago; de educación dividida por clases sociales, económicas y culturales, etc.
Santo hermano de la justicia social, en esa reflexión de la dignidad, que tú nos enseñastei, pensé, desde el vientre íntimo de mi alma, que es posible hacer lo imposible; soñé que, si no están los caminos, podremos inventarlos y que, si la montaña no llega, hay que ir a su encuentro. Y, entre sueños, recordé la historia del Colegio Público de Antofagasta que rompió todos los mitos del no se puede, del liceo que, como luz de esperanza, se atrevió a soñar y a luchar por sus sueños , transformándose, por 25 años, en un referente en todos los ámbitos de resultados académicos, culturales, sociales y deportivos, tanto a nivel local, regional y nacional, como ejemplo de educación pública integral, inclusiva y de calidad; me refiero, indudablemente, al gran ¡Liceo Bicentenario Andrés Sabella!
Antonio, hombre del norte, gracias por tus lecciones de humanidad universal; gracias por ayudar a los pobres y desesperanzados; gracias por ser doctor del cuerpo y del alma y gracias por enseñarnos a soñar. Hoy, en septiembre, nuevamente elevo mi plegaria para que, a esa comunidad sabelliana, nada, ni nadie la aparte de la bella huella tatuada en el alma de tantos, con la pluma de la pedagogía del amor.
Antonio, permíteme parodiar a Andrés Sabella, tu gran hermano poeta y Caballero del Ancla, cuando dijo:
"Vivo para un tiempo en que la estrella mostrará sus sueños". Es que, nuevamente hoy el Sabella, es la estrella que muestra el sueño de sus hijos. Nombro algunos de los recientes deportivos: medalla de oro dudamericana en esgrima; seleccionadas de Chile en fútbol femenino; campeona nacional de atletismo; sabelliano incorporado al fútbol profesional en la Universidad de Chile y tantos otros.
Santo Antonio, en septiembre de la Patria, os pido otra bendición de Dios, que, al finalizar el presente año, se escriba en el cielo, con letras de oro:
"Generación 2017 del Sabela, otra vez grandes resultados PSU" hijos del tigre...en la luz de Dios , a la cima avanzad... ¡Bendiciones!
un santo para antofagasta