100 años | 19 de septiembre de 1917

Enorme cantidad de comida en restaurante

La Gran Rottisserie Paris publicaba el siguiente aviso: "En celebración del aniversario patrio tendremos preparado 250 pollos, 250 gallinas, 100 gansos, 90 pavos, 50 patos, 180 pares de pichones, 180 kilos de congrio, 30 sacos de mariscos surtidos, 5 mil huevos, un millón de ravioles y 100 kilos de tallarines".

50 años | 19 de septiembre de 1967

Caravana de Jujuy abrió nueva ruta cordillerana

Un total de 22 jujeños a través de una caravana de camionetas, abrieron una nueva ruta entre el norte argentino y Antofagasta, pasando por Zapaleri a San Pedro de Atacama, evitando así la vía Huaytiquina, en un afán de lograr mayores acercamientos a nivel comercial y cultural entre las provincias vecinas.

10 años | 19 de septiembre de 2007

Alemania indemnizará a los trabajadores de guetos

El Gobierno alemán acordó conceder una indemnización de 2.000 euros a las personas que trabajaron en los guetos judíos creados por los nazis durante el Tercer Reich. "El pago acordado no es una compensación por haber sido internado en un gueto, es un gesto humanitario", explicó el portavoz gubernamental, Ulrico Wilhelm.

La derecha chilena sólo gobernó una vez en el siglo XX. Hoy está a las puertas de hacerlo por segunda vez en menos de 20 años. Sin embargo, para que su proyecto tenga consistencia duradera, debe ostentar un respaldo mayoritario efectivo. Al parecer, lo tiene su candidato; pero una de las razones es el poco apoyo que concitan la Nueva Mayoría y el gobierno.

Si la derecha quiere dejar de ser una alternativa sólo de reacción y perdurar en el tiempo, tiene que ofrecer un programa de acuerdo a la realidad actual del país y proporcional a eso, es imperativo que renueve su espíritu de punta a punta. ¿Es importante una derecha sólida, moderna e innovadora para el país? Por cierto, como lo fue la izquierda concertacionista. Pero, para ello, ésta tuvo que abandonar su pasado revolucionario y de violencia e interpretar con eficacia el signo de los tiempos.

¿Qué tiene en su alma la derecha; qué ha perdido; qué elementos nunca ha poseído; qué debe abandonar para construir una auténtica alternativa de poder y de conducción del Estado? Nadie discute que su fortaleza es la capacidad de manejo de la economía en pos del crecimiento y eso supone gestión efectiva. La derecha tiene que incorporar a su alma el sentir auténtico por el otro y no mirar con condescendencia o desdén al prójimo.

La derecha tiene que construir una doctrina de ideas y abandonar la trampa de los principios que a veces raya el fundamentalismo. Y allí tiene que incorporar la dimensión social que incluye los derechos de los trabajadores y la fuerza laboral; retomar esa práctica que alguna vez tuvo y la llevó a liderar las fuerzas políticas, la formación de jóvenes de todos los niveles sociales. Los valores cívicos pasan primero por la inteligencia; la Derecha debe entender que las humanidades y el arte en todas sus dimensiones son esenciales para el desarrollo humano, al igual que el deporte.

Y, por último, la derecha no puede abandonar lo que ella misma ayudó a construir, esa entelequia verdadera que llamamos clase media. Este sector ciudadano, que es la inmensa mayoría del país, vive una dramática paradoja; aparentemente no vive en la pobreza, pero está lleno de deudas, inseguridades y angustia por su familia, que impiden su real desarrollo. El peso de un sueño puede ser más poderoso incluso que el de la Historia. Alguna vez lo entendió la Izquierda Democrática y la DC y el beneficio ha sido para todos los ciudadanos. Hoy es el desafío de la derecha chilena y ese bien posible no sólo será para ella, sino para todo el país.

Salvador Lanas Hidalgo

Director Académico Escuela de Liderazgo USS

El rostro de Antofagasta ha cambiado en forma radical durante la última década. Al fuerte desarrollo inmobiliario, se suma un interesante y silencioso trabajo asociado a la cultura, como es el caso de la irrupción de los murales, mosaicos y proyectos sociales relacionados con pintar barrios y poblaciones.

Así, la ciudad va moldeando una nueva fisonomía gracias a nuevas tonalidades y el arte, dando una imagen más amigable y entregando vida a diferentes sectores que estaban tradicionalmente deprimidos o postergados.

Sólo en el caso de los murales, las creaciones son numerosas y de enormes proporciones, marcando un antes y después en estos espacios. La Casa Gibbs, el Pasaje Abaroa, el entorno de Teatro Municipal, un tramo de la avenida Circunvalación, las murallas del Puerto, los "rostros de niños" en calle 21 de Mayo y el trabajo en el "Paseo de la Tolerancia", son algunos lugares que están a disposición de todos los antofagastinos para ver y contemplar.

Y el impacto es innegable. Estas creaciones pintan de color el desierto, mejoran el estado anímico de los habitantes y además son una enorme galería de arte abierta para el público, que reconoce el trabajo y calidad de estas obras. Razón más que suficiente para cuidar estos espacios.

Similar situación ocurre con los mosaicos distribuidos a lo largo y ancho de la ciudad, recuperando murallas y entregando de paso una mejor calidad de vida a los habitantes. Todo ello en un delicado trabajo que tiene una serie de mensajes para la comunidad.

Y a esto se suman interesantes proyectos sociales en el sector norte, donde los vecinos asumieron el desafío de pintar las fachadas de sus casas siguiendo este ejemplo, dando un plus adicional a sus barrios y potenciando entre ellos la asociatividad. Ellos mismos reconocen que estos colores fuertes cambian en forma positiva su estado de ánimo y la forma de ver su entorno.

Pero aún hay mucho más por expresar y hacer. Antofagasta está cambiando de color gracias al arte y la cultura.