La década de esplendor de la exfundición Playa Blanca
PATRIMONIO. Gigantesco complejo metalúrgico jugó un destacado rol en la primera etapa industrial de la ciudad. Con su llegada comenzó a operar el primer telégrafo, la luz eléctrica y el ferrocarril.
Llegó a tener una dotación de más de mil obreros, fue un megaproyecto minero consensuado entre los gobiernos de Chile y Bolivia donde, además, se implementaron avances como el telégrafo y la red eléctrica. Sin embargo, no duró ni la mitad de lo presupuestado.
Esa es parte de la historia del "Establecimiento Industrial de Playa Blanca", un potente complejo metalúrgico cuyo esqueleto hoy es conocido como Ruinas de Huanchaca y figura entre los patrimonios de Antofagasta.
Pese a que la actual estructura es reconocida por los habitantes de la ciudad dado que es escenario de múltiples actividades (como los conciertos de Navidad) y está ubicada en un vistoso sector, a un costado de la Universidad Católica del Norte (UCN) y frente al Casino Enjoy, su rico pasado sigue siendo poco conocido.
Incluso persiste la errónea idea de que el cúmulo de rocas formaron parte de un pucará (fortaleza) incaico, pero las ruinas son incluso más modernas que el Muelle Melbourne and Clarke (1872) y contemporáneas al Liceo de Hombres, Mario Bahamonde (1888).
Orígenes
La otrora fundición fue planificada para procesar la plata que era extraída desde una mina ubicada en Pulacayo, un cantón del departamento de Uyuni, en Bolivia.
La empresa a cargo del proyecto era la "Compañía Minera de Huanchaca", la cual se remonta a 1834 y contaba con capitales chilenos e ingleses.
Dicha compañía minera extraía plata desde Pulacayo y la enviaba hasta las costas del Pacífico por medio de caravanas de mulas o llamas, pero este método era costoso y poco rentable para la empresa.
"El traslado era sumamente costoso por las grandes distancias que había que recorrer, además de atravesar caminos que en la altiplanicie se hacían casi intransitables en la época de lluvias estivales. Todo este proceso de transporte recargaba considerablemente los gastos de la compañía Huanchaca", consta en el documento "El caso de la Compañía Huanchaca de Bolivia", del historiador Damir Galáz-Mandakovic.
¿La solución? El proceso de traslado de carga se industrializó mediante la construcción del ferrocarril, el cual fue uno de los principales proyectos que absorbió la mano de obra en la Antofagasta de la postguerra.
La creación del sistema ferroviario estuvo a cargo de capitales ingleses y partió en 1888, teniendo el nombre de Chili & Bolivia Railway Company.
Refinería
En medio de ese contexto se comienza a construir el "Establecimiento Industrial de Playa Blanca" en 1888, el cual estaba pensado como una mega refinería de plata que procesaría el mineral en las costas del Pacífico para abaratar costos.
Lo que hoy conocemos como Ruinas de Huanchaca no corresponde ni siquiera al 50% de lo que constituía la otrora usina. De esas imponentes instalaciones solo sobreviven los cimientos de una industria que abarcaba prácticamente todo el radio del sector sur de la ciudad.
Hay que considerar que las "ruinas" estaban dotadas de un sistema mecánico que robustecía las dimensiones del actual monumento, teniendo dos chimeneas 45 metros de altura, un campamento minero adyacente para los obreros y un sistema de comunicación telegráfica para conectar a la planta principal (las ruinas) con la sala de máquinas, ubicada en lo que hoy es la capilla militar.
Además, se implementaron dentro de la compañía las primeras instalaciones de luz eléctrica y, algo no menor, allí se habría implementado el primer sistema de turno de trabajadores para que la refinería funcionara día y noche.
La construcción de la obra gruesa partió en 1888 y para ello se extrajo material rocoso desde las canteras de lo que hoy constituye el "Rodeo".
Con este material se fabricaron los enormes bloques de piedra andesita que conforman la construcción.
Los trabajos concluyeron en 1892, año en el cual enciende sus potentes hornos y molinos de chancado para procesar la plata boliviana.
Corta vida
El proyecto entró en funcionamiento el 26 de febrero de 1893, recibiendo 200 toneladas diarias de material, con lo que se producían 3,85 toneladas de plata mensuales.
"Probablemente fue para su tiempo el proyecto minero más grande que hubo en la región, porque en esa época no existía ni Chuquicamata, Codelco ni Escondida. No había nada importante. La empresa en su momento era potente debido al aporte que dio a la naciente Antofagasta", explica el geólogo e impulsor del proyecto "Fundación Ruinas de Huanchaca, Guillermo Chong.
"Junto con la instalación de la refinería, se implementaron nuevas estructuras, como electricidad. Además se dio empleo a la mayor parte de los trabajadores que existían en ese tiempo, se instaló un campamento, agua, comunicación y se inició la construcción del puerto", destacó el académico de la UCN.
No obstante, la pujanza del proyecto y la inyección económica que dio a la comuna no alcanzó ni siquiera una década.
Múltiples factores (ver recuadro) condujeron al ocaso del proyecto Playa Blanca en 1902. Ya en la quiebra, se remataron todas sus estructuras y procesadoras y se donó su sala de máquinas al Ejército, el cual la habilitó como capilla.
Además, para las obras del molo del puerto, se utilizaron bloques extraídos de la exfundición. Desde 1974 las ruinas son Monumento Nacional.
"Patrimonializar las Ruinas de Huanchaca, es patrimonializar una vulnerabilidad y un fracaso minero. Tiene que ver con dar valor al desuso y a la extinción".
Damir Galáz-Mandakovic, historiador"
El ocaso de la fundición
La usina apagó sus hornos en 1902. Dentro de los factores para su quiebra estaba la desvalorización de la plata que producía, la cual con el pasar de los años dejó de presentar su alta pureza, además que la tecnología que empleaba fue superada por otras compañías. También tuvo mucho que ver en su fin el que la mina de Pulacayo, donde se extraída la mayoría del mineral que procesaba Huanchaca, se inundara al tocar una napa submarina. Debido a esto, ya no recibió el mineral adecuado para funcionar.