Danzas nortinas: el trote
Otra danza muy popular en el Norte de Chile es el Trote, conocido en la Patria Andina, como huayno. Se le ha agregado un apellido: el Trote Tarapaqueño. El trote o huayno, es un ritmo común a las dos regiones más importantes del mal llamado altiplano chileno. Es una danza de parejas sueltas en la que, trotando, realizan los bailarines una serie de figuras, algunas fijas, otras improvisadas al ritmo de una música muy pegajosa, originalmente sólo es interpretada por instrumentos vernaculares (quena, charango, zampoñas, mandolinas) y posteriormente con la inclusión de los bronces, interpretación aprendida por músicos regionales, en su paso por las bandas de los regimientos militares de la zona. Aunque el ritmo es común a todas las etnias andinas, la danza del trote es única y totalmente diferente de lo que se conoce en Bolivia y Perú.
El gran cultor y difusor de esta expresión artística, fue el Conjunto Folklórico de la Universidad del Norte bajo la dirección de Patricia Vergara Llanos y, posteriormente, de nuestro recordado Miguel Politis Jaramis. En la dirección musical, quien escribe estos pequeños recuerdos. Por la magnitud de su difusión y de su obra, el Conjunto puede ser considerado el más excelso difusor de estas tradiciones, pionero en la Ruta del Folklore del Norte Grande.
Una vez cubierta la etapa de investigación y difusión del folklore de Antofagasta y Tarapacá, el Conjunto comenzó una etapa de creación, en su Tambo Atacameño, cuando descubrió el tesoro poético del maestro y hermano, Andrés Sabella Gálvez. Entonces, no sólo la Cordillera iluminó nuestro horizonte musical, sino también, usando el ritmo del trote, nuestra Mamá Costina: "Duérmete mi güagüa, cabeza de erizo./ ¡Quién diantres deshizo tu sueño en el agua!" El ritmo cautivante del trote nortino, se transformó en el oro cobrizo de los cerros, cuando se llena de fuego el horizonte con la poesía ardiente y humana del poeta, un pirata que navegó todos los mares del planeta, provisto de una pluma de cormorán y la tinta de un pulpo color cielo.
José Miguel Aguirre Madariaga