El hombre sandwich
Leí un artículo en este mismo diario y me vino a la memoria el loquito aquel que vimos en las calles antofagastinas en la década del 50. Hablo del recordado "Rey de los Pavos", precursor tal vez del que hace unos años fue otro "rey", pero en el cine chileno. Este último -Boris Quercia- es el "rey de los huevos grandes", sin dudas. Y hasta luce su merecida corona.
El "Rey de los pavos", loquito abusado en su dignidad por un plato de comida, servía como "hombre sándwich", promoviendo un conocido restorán y una "quinta de recreo". Le pintaban la cara de rojo y se las endilgaba a caminar a boca cerrada. Salía al encuentro de los clientes, ofreciendo "tallarines con asado" en el panel de su pecho. Y "congrio a la orden", en el cartel de su espalda. Pero, quienes le conocían, le permitían ganarse unos cobres extras. Con especial e hilarante acento, entonaba "La donna e móbile/cual pluma al vento", con lo que se hacía acreedor de los pesos necesarios para el recuperador "cuartillo", mosto que le devolvía el pulso y alegraba sus momentos.
En Copiapó, conocí otro personaje de similares perfiles. Lo apodaban "El Máquina" y era -también- comunicador de masas, o sea "un hombre sándwich".
Coincido con lo leído. Por eso me sumo a la visión del articulista. Porque en nuestra ciudad hay muchos que lucen propaganda en su vestuario. Chaquetas, bluejeans, anteojos, poleras. Y lo hacen gratis, sin cobrar un peso siquiera.
Esa es la diferencia: los personajes de ayer que refiero más arriba -ambos un tanto deschavetados- tenían la cordura de cobrar por sus servicios, aunque fuera un modesto condumio. Los cuerdos de hoy lucen marcas por doquier, en el cuello, los puños, la cabeza. Donde el fabricante decida… Y estos cuerdos lo aceptan con un orgullo que raya en la soberbia.
Miro alrededor y veo "Reyes de los Pavos" por doquier.
Están convencidos que eso les da "status". Pero, son utilizados por la moda…
¿Lo sabrán, acaso?
Jaime Nelson Alvarado García