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"LA ESPERANZA ESTÁ EN ORIENTE Y EL ORIENTE ES DIOS"

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La visión estética desde el artista hacia la naturaleza es soporte para una especie de proteccionismo recreativo de la realidad, pero el artista también puede sentirse llamado por otras realidades más sutiles y, por ende, casi inefables. Es el momento en que los artistas entregan el testimonio de su propia riqueza interior con temáticas de inherente trascendencia. En esta dimensión creativa la literatura de "Ivo Serge" exhibe los más ricos filones, aportando sus obras más significativas. Son estas composiciones las que conforman el universo poético más conocido, pues son expresiones literarias del artista que intenta traspasar a sus versos su propia intimidad.

"Ivo Serge" buscó afanosamente este nivel creativo en procura de una expresión literaria que llegara a todos sus lectores, con el secreto anhelo de dar con el ideal de todo poeta: reflejar su alma en la transparencia de sus creaciones:

"!Oh, la gloria de amar y de vivir/ como yo vivo¡ En todos los senderos /

voy dejando una lluvia de luceros/ porque soy feliz…"

La poesía espiritual que centró los esfuerzos de "Ivo Serge" es poesía de bondad inefable que anida ternura y comprensión, tal cual si cada poema fuese una pequeña gran lección de humanidad. En ella la estética se liga a la ética, para que por sus connotaciones, los hombres no se dejen avasallar por pasiones efímeras y, en cambio, aspiren a hechos trascendentes. Al final, la eterna gloria de Dios, pero para llegar a ella es menester, la justa valoración, incluso de minúsculos detalles que, aunándose contribuyen para que cada cual lleve a buen término su proyecto de vida:

"Nada tengo, mi Dios, para ofrecerte./ Crucé la senda como Tú lo hiciste,/ sirviendo al pobre, consolando al triste/ y al débil defendiendo del más fuerte./

Y ahora ya, a los lindes de la muerte,/ decidido y alegre hasta a Ti vengo./ Con nada cuento, pero a Ti te tengo./ ¿Cabe dicha mayor y mejor suerte?/

Hallé en tus llagas un feliz retiro/ y allá en tu corazón - que tanto admiro- / el refugio soñado a mi desvelo./

Y yo, que tuve en mi vida poco y nada,/ al llegar al final de la jornada,/ lo tendré todo junto a Ti en el cielo." (Mea culpa. Nada tengo, mi Dios).

La poesía espiritual de "Ivo Serge" es, a la postre, un gran canto de amor a la vida que, a influjos de la muerte se transforma en una guía para bien morir, sen la certeza que, superado ese límite biológico, está una nueva y verdadera vida trascendente al amparo de un ser superior.

Nacer, vivir, amar, morir, pero el enigma del momento definitivo persistirá, porque:

"¿Será en el atardecer o en la noche hermosa?/ ¿O al romper su capullo azul el alba/ en la que Venus fulge -abierta rosa-/ prendida al corazón de un cielo malva." (Rosas. No sé.

La búsqueda iniciada por "Ivo Serge" en los años 30 ha llegado a su fin. De ella ha surgido su poesía espiritual que vale como la modalidad creativa fundamental en medio de su variada y extensa producción literaria.

Se ha cumplido, una vez más, el anhelo de los verdaderos artistas de permanecer en el recuerdo de sus seguidores.

(De LA MÚSICA DEL SILENCIO, 1997, PP.70-76).

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