Personajes de la costa
Las ciudades costeras y la inmensidad del océano, traducen, para muchos personajes literarios, un secreto anhelo de aventuras como el captado por Salvador Reyes en "Las banderas del puerto" y que transformaba, a la "Calle de los Cónsules", así mentada por el protagonista del cuento y hasta hoy conocida en Antofagasta con el nombre de "Washington".
En el ámbito costero la galería personajes se reduce, porque junto a los pampinos que allí se avecinan, tienen cabida, entre otros, los más comunes: changos, pescadores y contrabandistas de pequeñas caletas. Estos, sin exhibir una dimensión análoga a la de los hombres del salitre, tienen una relación menos dramática con el ambiente.
Changos y pescadores dan continuidad a las faenas que caracterizan, desde siempre el hábitat costero. Para Eulogio Gutiérrez, el chango representa un símbolo de estas tierras, aunque para el momento en que formula sus apreciaciones, éste ya aparece vencido por la temporalidad. "El cerro de los Yales", de Byron Gigoux James, aporta un poético homenaje para estos primitivos y pacíficos habitantes que, en remotos días, fueron testigos de los desplazamientos incaicos por tierras nortinas. La odisea de estos hombres, por lo general evocados para los efectos de la literatura, se insinúa en pasajes de varias creaciones regionales; en ellas es habitual hacerlos aparecer "viviendo como moluscos adheridos a las playas del mar" (E. Gutiérrez).
Como una adquisición reciente de esta literatura y sobre la base de una nueva concepción de vida y bienestar porteños, aparece el contrabandista; su vida azarosa le presta un cierto encanto a su tarea habitual, siempre al borde del delito. Su actividad es disimulada con las tareas pesqueras. Más de un título hay donde sus aventuras, son el soporte para la acomodadas visiones de mundo que atraen por un tenue encanto que es propio, o se le supone a un modo de vida que al violar ciertas normas proyecto al ámbito de las acciones delictivas.
Osvaldo Maya C.