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Costos económicos por la mala salud

Chile es el país con más sobrepeso de Latinoamérica delata también un estudio de la OMS. El asunto es delicado a todas las edades, pero en especial las tempranas. Según la Cepal, existen entre 4,5 millones de personas de entre los 20 y los 64 años de edad que presentan sobrepeso, mientras que hay alrededor de 3 millones que tienen obesidad en Chile.
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Los problemas relacionados con el exceso de peso, no tienen que ver solamente con cuestiones estéticas, sino que principalmente con la salud e incluso, con la productividad, como lo han estado revelando investigaciones recientes.

Por ejemplo, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) estima que en nuestro país, se pierden 1,5 millones de días al año debido a las enfermedades y trastornos que están asociados al exceso de peso y a la obesidad.

Andrés Fernández, oficial de Asuntos Sociales de la División de Desarrollo Social de la Cepal, dijo que "hay una pérdida de productividad debido al ausentismo laboral. Esto se explica por los requerimientos de atención en salud de las enfermedades asociadas al sobrepeso y la obesidad, en especial la hipertensión y la diabetes".

Los costos que tiene el exceso de peso para las personas van desde los personales hasta los productivos. El ausentismo debido a males vinculados a las enfermedades que se vinculan a esta condición generó costos de productividad por unos 33 millones de dólares en 2014.

Según la misma Cepal, existen entre 4,5 millones de personas de entre los 20 y los 64 años de edad que presentan sobrepeso, mientras que hay alrededor de 3 millones que tienen obesidad en nuestro país. De acuerdo a datos del INE correspondientes al trimestre móvil febrero-abril de 2017, el 69% de los 10,8 millones de chilenos y chilenas que están entre dicho rango de edad se encuentra en alguna de estas condiciones.

Estos datos hablan de la importancia de cuidar la alimentación y los estilos de vida. Cuando se lleva una vida poco saludable, se termina impactando en la productividad laboral y en el rendimiento que se espera de una persona sana, con los consecuentes efectos personales y familiares que significa enfrentar las secuelas de las enfermedades relacionadas con la obesidad y el sobrepeso.

Es algo respecto a lo cual el Estado ha puesto atención a través de distintos planes y programas, ya sea sanitarios o sociales. Sin embargo, la última palabra siempre estará en cada una de las personas.

Despolitización

"Hoy la desconfianza con el discurso populista provoca que la gente esté desinteresada de los políticos".
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Aunque las primarias pasadas sólo hayan motivado a casi dos millones de personas de todo el país, es decir, solamente el 13 por ciento del padrón electoral total, la conducta electoral causó asombro y sorpresa para muchos.

Cada vez resulta más difícil pronosticar el comportamiento electoral, así lo hemos visto no sólo en las primarias nacionales, sino que en todo el mundo. Con esto no quiero tocar ninguna proyección presidencial ni encuestas en específico, solamente indicar que estas conductas no siempre pueden ser medidas.

En las elecciones municipales, a nivel comunal, la prensa informaba (con base a datos cuantitativos) la preferencia por un candidato, pero el hecho fue otro y quien más que yo puedo dar fe hoy de eso.

Aún estamos a tiempo de pensar: ¿qué quieren los chilenos? y sobre todo ¿qué quiero para mi país?

Hoy la desconfianza con el discurso populista y las acciones corruptas de algunos partidos políticos provoca que la gente esté desinteresada de los políticos. Aunque al parecer aún queda un poco de conciencia de que la política, el ejercicio sano de gobernar, sí impacta en el bienestar de una ciudad y muy directamente en la vida familiar.

Somos testigos de la desconfianza a los parlamentarios, personeros de gobierno, se siente el descredito y cuestionamiento a las coaliciones políticas, lo cual por cierto las debilita. Al final todo esto, no atraen el interés para votar.

El concepto del "quien salga no me importa" se puede entender porque suele suceder que "nadie te representa" o "voten por el mal menor", aunque yo creo que va más allá del candidato o la persona, este desencanto es dirigido hacia los partidos políticos.

En toda esta pesadumbre aparecen caras nuevas que representan otros paradigmas.

Se refuerzan también los independientes que son aceptados como "políticos" pero no como "políticos partidistas", quienes pueden ejercer la política dialogando con todos.

El tema es transformar esta motivación en voto duro, es un gran desafío, pero lo esperanzador es que se abren horizontes y la papeleta no se llena con los mismos de siempre. Esto diversifica el debate, la reflexión y despiertan otros intereses ciudadanos.

Lo que no puede suceder es que todo sea despolitizado, una comunidad despolitizada puede ser hasta peligrosa ya que simplemente las personas no se interesa en las propuestas ni en los asuntos públicos y al final siguen dominando los mismos.

Karen Rojo Venegas

Alcaldesa de Antofagasta

El arte y la contra-cultura

"El valor de buena parte de lo que hoy pasa por arte moderno suele medirse no tanto por criterios estéticos, sino más bien por conceptos económicos".
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Se acercan las vacaciones de invierno y uno se pregunta si sería mucho pedirle a los jóvenes que leyeran un buen libro durante esas tres semanas, o que buscaran formas de esparcimiento que tuvieran alguna relación con lo artístico. Ellos son nuestro futuro, y deberían ser por lo tanto los llamados a cambiar la percepción que se tiene hoy del arte en general, donde el genio artístico occidental -en la literatura, la música, la pintura o las artes escénicas -, se encuentra seriamente alterado.

En verdad, el valor de buena parte de lo que hoy pasa por "arte moderno" suele medirse no tanto por criterios estéticos o espirituales, sino más bien por conceptos económicos, ya que de lo que se trata es de una auténtica industria del arte, con lo que dicho arte se convierte en una mercadería más que debe ser manipulada, moldeada, publicitada y comercializada. Esta situación se ve potenciada a su máxima expresión con el cine debido a la preponderancia de los medios tecnológicos modernos, utilizados para producir películas, videos y series de televisión. En algunos lugares, como Hollywood, se invierten cientos de millones de dólares para lanzar a la fama universal a estrellas, directores y demás personajes necesarios para lograr películas de máxima taquilla, pero que en su mayoría carecen de mensajes positivos. Pareciera que éstas deben necesariamente poner énfasis en temas violentos, perversos, pornográficos o banales, con mensajes y técnicas psicológicas muy bien aplicadas para generar determinados patrones de conducta que van socavando la fuerza de voluntad de las personas, sobre todo de los más jóvenes, a través de un nihilismo cultural que pretende crear una moral de esclavos, o en el mejor de los casos, de adictos.

A menudo se escucha decir - como parte de una bien orquestada campaña publicitaria, tanto nacional como planetaria -, que si la mayoría de los programas de televisión, películas, videos y música están llenos de violencia, sexo y chabacanería, ello se debe a que eso es lo que la gente pide pues refleja la ambigüedad y problemática de la vida moderna. Sin embargo, es muy probable que ello no sea así, ya que al ser "bombardeado" el público en forma masiva, intensa y continua con esta anticultura de efecto desmoralizador y perverso, no es sorprendente que ese mismo público, educado de esta manera, luego termine pidiendo precisamente aquello que resulta desmoralizador y perverso. Qué importante sería inculcarle a la juventud chilena, y a los no tan jóvenes, el valor de la literatura clásica, la pintura, o la música eterna de Beethoven.

Muchos libros modernos de ficción o ensayos, tras agotar sus posibilidades económicas suelen pasar, en la casi totalidad de los casos, al más completo olvido por su falta de valores permanentes. Son muy pocos los que lograrían colocarse al lado de un Poe, un Nietzsche o un Kafka, cuyas obras rara vez cosecharon rápidos éxitos ni generaron las ganancias que hoy permitirían catalogarlas de "best sellers"; sin embargo, perduran por su grandeza.

José Miguel Serrano

Economista Universidad de Columbia