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Mauricio Redolés, el poeta que canta por añadidura

Repuesto de un ataque cerebrovascular, el poeta y músico lanzó hace poco "El estilo de mis matemáticas", una antología que respalda más de cuatro décadas de trabajo. A fines de este año, presentará un nuevo libro.
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Esparcidos en media docena de libros difíciles de encontrar, la reunión de los poemas de Mauricio Redolés en un solo tomo es un feliz hallazgo. Faltaba un libro que compendiara su abigarrado universo poético, ese que incluye las preguntas y respuestas que dejó el finado Gaete o los suaves modos que exhiben unas apacibles nutrias, un mundo que ofrece los versos de un enamorado subteniente y las maternales encomiendas amarradas con cáñamo del exilio londinense que le tocó vivir a los 20 años.

La edición, selección y prólogo del presente volumen, titulado "El estilo de mis matemáticas" (Lumen), la realizó el poeta Yanko González, responsabilidad que se remonta a noviembre de 2011, cuando en un bar porteño acordó con el autor llevar a cabo una especie de refundación de la antología que publicó el año 2000.

Huyendo del mero arqueo o sumatoria de poemas, el prologuista confía en que este trabajo venga a "reparar algunas secuelas de la omisión de su autoría en la ciudad letrada". Sobre la contribución crítica que sumó González, Redolés brevemente comenta que "el aporte de Yanko es lo que tienen que buscar los amables lectores y las amables lectoras".

En 1987, hace ya tres décadas, Redolés escribió "Bello Barrio", un poema donde nos habla de un lugar feliz donde nadie discrimina y nos invita, una y otra vez, a "vivir esta fragilidad peligrosa de corromperse" que enfrentamos "cuando somos débiles, poco ángeles, suciamente lejanos del ser humano", explica el poeta y músico, ya respuesto del ataque cerebrovascular que sufrió en agosto del año pasado.

-El infarto modificó tus desplazamientos y resintió tu salud. ¿Qué te provocó la cercanía con la muerte y sentirte vulnerable?

-Nada, sólo es parte de la vida recibir una patada de Dios.

-¿Cuál ha sido, a lo largo de tu vida, tu lazo sentimental e intelectual con Carlos Pezoa Véliz?

-Un lazo mayúsculo que se extiende desde que era niño -tenía nueve años y leí "Tarde en el hospital" y sentí por primera vez en mi vida que había leído algo que se llamaba "poema"- hasta cuando a los 32 años musicalicé el poema "Nada".

Desde siempre, Redolés ha sido de los pocos artistas que se presentan en recintos carcelarios y hacen talleres con los reclusos. También fue en una cárcel, en la de Valparaíso, donde primero esgrimió una guitarra y cantó.

-Cuéntame algo que te haya enseñado tu público carcelario.

-Leer, leer, leer.

-¿Qué aconsejas a tus talleristas?

-No preguntar nunca a los autores qué quisieron decir cuando escribieron tal o cual cosa, no explicar nunca a los lectores qué quisieron decir cuando escribieron esto o esto otro, usar el cerebro con respeto por los demás y mostrar resultados.

-¿Sigues considerándote un poeta que canta por añadidura?

-Sí.

-¿Por qué dejaste en manos de Yanko González la edición de "El estilo de mis matemáticas"

-Por una conversación en un bar de Valparaíso en la avenida Brasil en noviembre del 2011.

-¿Por qué sacaron del nombre "Estar de la poesía", parte del título de la antología original?

-El nombre "Estar de la Poesía" corresponde a otro estado de la situación poética del caballero.

-Casi al final de su introducción, González alude a "la indocilidad de Mauricio". ¿Qué piensas de eso? ¿Eres indócil con lo que se te señala: "Someter su obra a un canon interno"?

-Creo que hay cierta indocilidad en quien busca por sobre todo la libertad en la creación.

Me acuerdo

Aunque ha vivido la mayor parte de sus 64 años en el Barrio Yungay de Santiago, Mauricio Redolés nació en Los Andes y allí permaneció hasta los cinco años: "Tengo recuerdos muy bellos de Los Andes. De una vida placentera, llena de sol y del ruido del río Aconcagua. Recuerdo la fragancia de la Plaza de Armas y un restaurante al que iban a comer mis padres en una galería comercial que quedaba frente a la plaza. El restaurant se llamaba Mi reina".

-¿Qué recuerdas de las clases de Agustín Squella cuando estudiabas Derecho en Valparaíso?

-Agustín Squella era brillante como profesor. Nunca olvidaré la Teoría Pura del Derecho de Hans Kelsen.

-¿Por qué quisiste estudiar Derecho?

-Porque en Chile había una revolución y había que formular una nueva institucionalidad jurídica. Había llegado casi de casualidad a Valparaíso desde Santiago, huyendo del frío y del smog. Y a los 18 años juraba que nunca más en mi vida me movería de esa bella ciudad. Pero en esa ciudad fui torturado y encarcelado a los 20 años, y condenado a ausentarme de mi país. Mi amor por Valparaíso es un amor que me ha hecho sufrir. Amor masoca, amor sudamericano. Hace poco me enteré que la Armada demolió la Academia de Guerra Naval, lugar donde estuve preso y fui torturado en 1973. Ojalá no demuelan el Cuartel Silva Palma, donde también estuve preso. Con la demolición de la Academia de Guerra Naval a lo mejor la ciudad quiere borrar sus cicatrices para ser más bella. Pero no me interesa la belleza falsa, sin cicatrices.

-¿Cómo va la escritura de tus memorias? ¿Ya le tienes el nombre?

-Más que "memorias", lo que estoy escribiendo para Random House son pequeños destellos, a lo Georges Perec en "Me Acuerdo". Me cuesta llamarlo "memorias" como tal. Aunque toda la escritura se basa en memorias, ya sean reales o ficcionadas. Creo que el título es "Algo Nuevo Anterior" o A.N.A. por sus iniciales en español.

-¿Cómo ha sido este ejercitar y afinar la memoria?

-Según un amigo, desde que empecé a escribir estos destellos estoy en "modo memoria". ¿Qué es el "modo memoria"? Es más que el estado natural de recordar permanentemente cosas, que tenemos todos los humanos. Para mí el "modo memoria" sería agarrar los filamentos más pequeños que nos llevan a las hebras de un recuerdo "X", que está escondido, agazapado, esperándonos en la memoria. Recuerdo que puede ser agradable o desagradable, querido o deleznable, aborrecible o amable, pero siempre necesario, porque es parte de lo que somos.

-¿Qué te pasa con el olvido? ¿No es a veces necesario?

-Hay un cuento chino basado en el Tao Te King, que leí alguna vez en una edición inglesa y que expresa la necesidad del olvido. El cuento dice que un hombre empieza a perder la memoria, su familia alarmada llama a un hechicero para que le ayude a recuperarla. Poco a poco el hombre comienza a recobrar la memoria. Al recuperarla completamente, realiza un acto impensado para todo el mundo: mata al hechicero. Creo que la memoria es necesaria y para que exista, tiene que existir también el olvido. Si no existiera el olvido y pudiéramos recordarlo todo, me temo que esa totalidad haría desaparecer la misma memoria.

Sociología y exilio

Redolés estuvo toda una década exiliado en Inglaterra. Allí estudió Sociología, porque le interesaba la sociedad como un objeto, con sus dinámicas, códigos y divisiones. "Estudié en The City University, en Londres, donde obtuve un grado de Bachelor of Science With Honours in Sociology. Esta formación me ha ayudado en múltiples trabajos. Y donde más sentí que me ayudaba fue cuando hice talleres de literatura en diferentes centros penitenciarios en Santiago y Valparaíso. En dos ocasiones me han dicho que escribo poemas en que se nota mi formación de sociólogo. Uno fue mi maestro y tutor de la carrera en Londres, el profesor John Cowly, la otra persona fue la hija del fundador de la carrera de sociología en la Universidad Católica de Santiago, Pía Urzúa quien me dijo: "Tus poemas y canciones son insoportablemente sociológicas".

-¿Has vuelto en sueños a los años del destierro?

-Cuando recién regresé a Chile, frecuentemente volvía en sueños a los años del destierro. Luego de esa etapa, empecé a soñar con una ciudad inexistente que era una mezcla de ciudades de Europa y de Santiago, y tal vez retazos de Valparaíso y Concepción. También, a veces, he soñado con una ciudad que no conozco en la realidad, pero en los sueños me manejo por ella como pez en el agua; por ejemplo: sé dónde hay un buen restaurante y qué hubo antes en ese mismo local.

-¿De qué te baja nostalgia?

-Hace años vi en el cable "Prime suspect", una serie de televisión con Helen Mirren que transcurría en el Londres de los 80. Ella hacía el papel de una detective cincuentona y alcohólica. Creo que es el momento que me generó más nostalgia de mi vida en esa ciudad. Creo que hay una confusión cuando me baja la nostalgia, confusión entre estar en Londres o tener nuevamente treinta años.

-¿Cuáles fueron tus exiliados chilenos inolvidables?

-Por lejos el chileno exiliado inolvidable fue José Manuel Valle Olivares, el "Pepe Valle" o "El Macabro". Primero fuimos compañeros de celda en la vieja cárcel de Valparaíso. Luego me moví con organizaciones solidarias para conseguirle una visa de refugiado político. Así llegó el "Pepe Valle" a Londres, allá por el 78. Con él sólo se tenían grandes conversaciones, ya fuera sobre ovnis, formación de grupos guerrilleros o conversaciones con fantasmas. Hace poco falleció y en el cementerio de Concón pude cantar a gritos una canción de las FARC que él me enseñó en la cárcel. Yo lo encontraba un personaje absolutamente garcíamarquiano y parodiando los "Cien años de soledad" durante años le estuve diciendo "el Coronel José Manuel Valle Olivares emprendió 32 levantamientos armados y los perdió todos". Eso lo hacía reír a gritos.

La música

Mauricio Redolés cuenta que muy luego publicará un nuevo disco que está produciendo junto a Daniel Guerrero, integrante del dúo "La Sociedad". Adelanta que entre otras sorpresas la placa traerá una canción que escribió junto al autor de "Nada quedará".

-¿Qué música has estado escuchando?

-He estado escuchando las musicalizaciones de poetas españoles de Paco Ibáñez. Mi favorita -que canté a capela en la presentación de "El estilo de mis matemáticas" en abril pasado- es "La poesía es un arma cargada de futuro", poema del poeta vasco Gabriel Celaya. También me gusta escuchar "Grándola, Vila Morena" de José Alfonso y también no me canso de escuchar "Stalin wasn´t stalling" de Bill Johnson, en la versión del ex-Soft Machine Robert Wyatt.

-Los rockeros están envejeciendo y muriendo. ¿Estarán naciendo nuevos rockeros?

-Si, entre los nuevos me gustan Sebastián Redolés, Gabriela Cáceres, Carla Stuardo, Sophie Rojo, Flopy Redolés y Tacurí Tricot. Y pisándoles los talones a todos ellos el futuro baterista de muchos proyectos de su padre y de su abuelo, el aún guagua Tomás Liwen Redolés Salvo.

-¿En qué medida valoras tus premios Altazor?

-Los premios Altazor los valoro en la medida que me los entregaron mis propios pares. No la industria musical ni los periodistas.

-¿Ves televisión, alguna serie o programa, los noticieros?

-Veo televisión, me gusta la columna de la doctora Cordero en "Síganme los buenos". Me gusta el 50% de la doctora Cordero. El 50% revolucionario. el otro 50% es demasiado demócrata cristiano de derecha.

-¿Has visto o supiste de la teleserie "La colombiana" y su despliegue de Barrio Yungay?

-No la he visto ni me interesa.


"El estilo


de mis matemáticas"

Mauricio Redolés

Editorial Lumen

266 páginas

$15.000


Entre Pudahuel


y Cerro Moreno

"Estrecha tú mi mano y dime

amigos como antes

mas que dices

amigos no."

Rita Pavone, cito de memoria.

No me llames más si aún sigues con él

porque o si no pasa lo que pasó la penúltima vez que nos vimos

cuando almorzamos y mi tenedor apartaba

metódicamente pelotitas de grasa y tu fingías reír

yo sentía mis piernas frías y nos sentimos muy nerviosos y no

hablamos nada

importante nada superficial tampoco no

hablamos nada y tal vez

lo único relevante de la penúltima vez fue que te regalé un kino

y tú me dijiste que si ganabas

me ibas a hacer un altar en tu casa

y yo pensé en la velita.

pero eso fue al comienzo cuando te dije

no entremos a este local y tu dijiste es barato y la comida sana

yo busquemos otro

y tú no entremos a este no más

te dije eres tozuda por tu ascendente tauro

me respondiste como mula

y yo pensé en el burro

después llegó alfredo y se sentó con nosotros

la nada aumentó y la mesa chorreaba cascadas de nada del mantel al piso

cuando él se fue me dijiste

apúrate tómate el té luego

te contesté eres muy maternal

y te refregaste la cara con las dos manos diciendo

sí sí soy terrible

te fuiste

me tomé el té caliente con un golpe seco

fuimos un fracaso total

como buenos géminis

aire que pasa y no pasaba nada

aire en el aire, y géminis, dónde estuvo?

te llamé horas después

para decirte

que no quería verte más.

arreglamos devoluciones diversas

libros casetes una luca etcétera

al día siguiente en la mañana te llamé

para preguntarte cómo estabas

y nos fuimos a Valparaíso

Valparaíso fue otro arrepentimiento

esta vez tuyo

Además hay otra persona que no tiene nada que ver con nosotros

pero que le afecta esta nada

dirás cómo que nada que ver

si él es mi hombre?

claro tuyo pero no mío

por eso te digo

nada que ver con nosotros

con lo que no ha pasado entre tú y yo

y él debe sentirse mal y eso también me duele.

Pero tú me gustas tanto como para que no podamos ser nunca amigos

amigos no como dice Rita Pavone

porque cuando uno se hace amigo de las mujeres que desea

esas mujeres se transforman después en cadáveres

buena onda

y yo no quiero esa suerte para ti

sino sólo la muerte que te habrá de llegar

cuando gastes las seis vidas que te quedan gata

larga vida amor no mío larga carretera.

Por Amelia Carvallo