"Duelo en los cestos"
periodista
deportivo
Sus cenizas viajarán por las aguas del Calle Calle. Es la decisión familiar en respuesta a su identificación con Valdivia, ciudad que le acogió con la calidez y el afecto sureños a mediados de los 60 cuando optó por entregar su bagaje cesteril al baloncesto local en pos de su recuperación.
Y la unión de Eddy Bermúdez Coward con la capital de los ríos fue rápida y plena. Sacudió al basquetbol de su letargo, provocando una verdadera movilización en torno a la actividad que desembocó en elevarlo rápidamente al primer plano nacional y en la aparición de un contingente de figuras que coparon plazas en la selección chilena.
Una contribución que medio siglo después los valdivianos valoran y agradecen.
Eddy había llegado a Palestino como refuerzo para el campeonato santiaguino en 1959. Su carrera lo convirtió en primer actor en los campeonatos de Costa Rica, su patria, y en Panamá.
Más, su habilidad con el balón -era un verdadero malabarista- lo impulsaron a tentar suerte con los Globetrotters aunque sin éxito. En nuestro medio defendió después a la entonces Universidad Técnica del Estado, siempre en la capital, para peregrinar tras su paso valdiviano, por Huachipato, Chillán, Osorno y Puerto Varas, ya como técnico.
En todas partes, dejó la impronta de su devoción cesteril que quedaba reflejada en asistencias crecidas a los gimnasios, en espectáculos que rompían las rutinas competitivas y en el surgimiento de valores con proyección.
Alejado de las canchas, optó por seguir unido al basquetbol como agente comercial de diversos productos relacionados con el deporte de toda su vida, si bien su salud se fue debilitando paulatinamente. En el día final del pretérito mayo, a los 83 años, Eddy dejó a su segunda patria. Sus cenizas recorrerán el Calle Calle. No podían tener otro destino.
Tito
Norte