La influencia de las expectativas del profesor en sus estudiantes Última cuenta pública y ley migratoria Descentralización 2.0
Habiendo escuchado con atención lo que fue la última cuenta pública del gobierno de Michelle Bachelet, imposible no dar cuenta que, lamentablemente, la nueva ley migratoria sigue siendo una promesa incumplida de los últimos tres gobiernos.
Promesa, porque hay que recordar que al final de su primer gobierno, la Mandataria dejó un instructivo para la nueva ley migratoria, el cual fue desatendido por el gobierno anterior y nunca fue tramitando en el Congreso.
En esta oportunidad, la Mandataria tuvo sólo dos alusiones a los extranjeros. La primera, cuando estaba hablando sobre los avances en economía. Oportunidad donde reconoció el aporte de los inmigrantes en la industria del turismo y servicios y la segunda, cuando reconoció su aporte para hacer de Chile, un país menos segregado y abierto a la diversidad.
Es de esperar que a partir de los resultados del último censo, cuando se conozcan las cifras exactas de cuántos extranjeros habitan el territorio nacional, la necesidad de contar con una nueva ley migratoria se convierta en un imperativo, ya que hasta ahora, como mencioné más arriba, sigue siendo una promesa.
Compromiso que deberá cumplirse si se quiere un Chile más moderno, pues seguir pensando en los ciudadanos en términos del reconocimiento a sus derechos y deberes en un territorio políticamente delimitado, es eternizar estructuras homogenizantes, donde la multiculturalidad seguirá siendo asimilacionista.
Es decir, una sociedad que ve en la diversidad y la pluralidad como una amenaza y no un aporte real. La ley migratoria de 1975 plantea que la migración es una amenaza al Estado y la cultura y aún son muchos chilenos que lo siguen pensando de esta manera a una sociedad. En definitiva, una visión que le da la espalda a la realidad del mundo globalizado.
Es inevitable analizar los factores asociados a los aprendizajes. Distintos estudios avalan y destacan la importancia de la representación que los docentes tienen de los aprendizajes de sus alumnos. La autoestima, la motivación y la dinámica escolar, depende única y exclusivamente de lo que los profesores hagan y piensen de la forma que aprenden sus estudiantes. Las formas de pensar constituyen una variable en los modelos de calidad y de gestión de las escuelas, transformándose en algo clave y relevante.
Se ha demostrado mediante diversas investigaciones, que los profesores que tienen bajas expectativas acerca de la posibilidad que tiene de aprender un estudiante, tendrá prácticas y orientaciones de acción que no estimularán a los alumnos a obtener mejores logros, llevándolos a una especie de clasificación y perpetuando una condición constante de base inicial.
Desde otra mirada, se observa que los profesores que apoyan a sus estudiantes y creen que puedan tener un buen desempeño, logran alcanzar, por lo general, los objetivos propuestos. De esta manera, podemos evidenciar lo relevante que se suscita la labor motivante que debe poseer el docente. Así es como se transforma en un agente clave para el desarrollo de los estudiantes, siendo agente impulsor o también detractor de las habilidades que debe desarrollar cada uno de sus estudiantes.
De acuerdo a lo anterior, podríamos afirmar que el problema se reduce de una u otra forma a las expectativas y aspiraciones que los profesores tienen acerca del futuro de sus alumnos. Desde esta perspectiva rápidamente se llega a concluir que el problema se orienta en el pensamiento y en las actitudes que posee el docente como individuo y actor principal de agente de cambio, de ello se desprende que a partir de su propio convencimiento y motivación hacia los demás se podrán observar posibles cambios a situaciones que determinan al aprendizaje de cada uno de sus estudiantes.
Ahora bien, desde la perspectiva de las representaciones sociales el problema es más complejo en relación a como se observa el mundo educacional, puesto que la orientación que posee cada individuo/estudiante es particular, no se pueden dejar de lado los contexto al momento de enseñar, siendo esto tarea clave de cada uno de los docentes como orientadores del fin último que tiene la educación y que es provocar cambios favorables en la conducta de los alumnos; independiente de las expectativas que este tenga y de las potencialidades que presente cada uno de los educandos.
En efecto, el discurso y las prácticas de los profesores sobre los aprendizajes de sus alumnos se producen desde un sistema de referencia construido, en otras palabras, las expectativas y aspiraciones expresadas por los profesores forman parte de una teoría y representación social compartida y que se realiza en las interacciones cotidianas que los profesores tienen en su contexto escolar.
Durante mucho tiempo ha existido la idea de que Santiago es Chile. Una afirmación que para algunos es injusta pero para otros es una tremenda oportunidad de demostrar que las regiones componen elementos fundamentales en nuestro país y que están más presentes que nunca.
El actor que juega un rol protagónica en este posible cambio de mentalidad es el uso de internet. Actualmente, 84 de cada 100 chilenos tiene acceso a esta plataforma, según las últimas cifras de la Subsecretaría de Telecomunicaciones (Subtel). Un hecho que refleja un grado de avance en materias de conectividad, ante los 15,3 millones de conexiones que existen actualmente a lo largo de todo el territorio.
Estas cifras surgen como respuesta a satisfacer la necesidad de vencer ciertas desigualdades y disminuir la inequidad en temas de acceso a la información. Incluso, el Gobierno ha destinado recursos y esfuerzos para incentivar al mundo privado a participar de licitaciones que faciliten el acceso en zonas rurales, como ocurre actualmente en la zona austral del país, donde ya se han visto beneficiadas más de 1.281 localidades, según la Subtel.
En este contexto, las tecnologías de la información han rediseñado e implementado nuevos modelos de negocios, facilitando el nacimiento de mayores emprendimientos, que en su gran mayoría funcionan a través del e-commerce. Ambiente propicio para un país como el nuestro donde el 2016 logró liderar las ventas a nivel latinoamericano alcanzando los US$ 2.800 millones de dólares, según la Cámara de Comercio de Santiago.
Sin duda el consumo digital se fue en alza cuando el uso del internet se trasladó a los smartphone, donde hoy los chilenos no escatiman en pasar más de 13 horas a la semana conectados a este dispositivo, según cifras que reveló el estudio de IMS (Investigación de Mercados & Sociedad). Una cifra que ratifica que lo tradicional está migrando a estas nuevas plataformas y que la distancia en el acceso, uso y apropiación de las tecnologías tanto a nivel geográfico como socioeconómico, está prácticamente al alcance de la mano.
En materia digital, Chile se ha convertido en un país proactivo y descentralizado, específicamente en relación al uso de tecnología en sus distintos sistemas, con el fin de unificarlo, trabajar por la democratización del conocimiento y reducir la brecha digital que puede separar o diferenciar al individuo de Arica con el del extremo sur del país. En definitiva, internet es parte de un elemento esencial en la infraestructura de los países a nivel global y en un factor de producción en casi cualquier actividad económica moderna.
Rolando Molina Martínez
Dr. En Ciencias de la
Educación
Juan Elías
Gerente general
de Yapo.cl
Dr. Luis Horacio Franco Experto en temas
migratorios Unab