Aumento del desempleo regional
La coyuntura debe obligarnos a pensar qué queremos hacer hacia el futuro. Nuestra zona debe diversificar su oferta productiva altamente concentrada en la minería. El decrecimiento en Comercio llegó a -18,6% con 10.430 ocupaciones perdidas; Construcción, con 3.230 plazas menos; Enseñanza que perdió 2.620 puestos de trabajo y Minería, con 2.140 trabajadores.
Nueve de cada 100 personas no tiene empleo en la Región. Se trata de la cifra más alta del país, una realidad distinta respecto de hace dos años, cuando la región exhibía pleno empleo y las ofertas de trabajo eran la característica más llamativa.
Así, por ejemplo, la capital regional y Calama se consolidaron como ciudades para trabajar, porque efectivamente la zona mostraba indicadores sobresalientes, merced a una inversión potente en minería.
Pero, como es propio en territorios que dependen en alto grado de un recurso natural, como el caso de la minería, las tendencias de alza y baja de la cesantía son muy marcadas. En el largo plazo, la Región de Antofagasta ha tenido períodos determinados por los extremos, en directa relación con el precio del cobre.
De esta forma, no es extraño que en el trimestre febrero-abril 2017 se registrara en nuestra región la mayor tasa de desempleo a nivel nacional con 9,1%, según el último informe del INE. Esto se explica por la baja de las plazas laborales en los sectores Comercio y Construcción, lo que refleja el momento de la economía post caída del precio del metal rojo.
Asimismo, los sectores económicos que más incidieron en la disminución de los Ocupados fueron Comercio, Construcción y Enseñanza.
Después de la Segunda Región, los mayores índices de desempleo corresponden a La Araucanía (8,4%), Valparaíso (7,8%) y Atacama (7,4%), mientras que Tarapacá, Coquimbo y la Región Metropolitana anotaron una tasa de 7,7%. El promedio nacional quedó en 6,7% para el tramo analizado.
El asunto es delicado, porque en lo inmediato el problema existe y poco puede hacerse, salvo medidas desde lo público. En el largo plazo, esta realidad reafirma la urgencia de que Antofagasta diversifique su economía. Que dos tercios de su PIB dependan de la minería es un problema. No se trata de marginar la principal actividad económica del país -en ningún caso-, pero sí de buscar y potenciar otras alternativas que por lo demás, existen: el turismo, la energía, la oferta de servicios, las universidades, entre otras.
La coyuntura debe obligarnos a pensar qué queremos hacer hacia el futuro.