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Juan Carlos Dörr va en la mitad de una tetralogía épica

En resumen

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-¿Cuándo comenzó su interés por la ciencia y por qué escribe en un refugio en la montaña antes que en la ciudad?

-Escribo con bastante entusiasmo e inspiración en ambos lugares. El refugio de montaña, eso sí, me da algo más de tranquilidad en un entorno que se parece a aquel en el que sitúo parte de la acción. Desde hace muchos años que soy asiduo lector de libros de ciencia y artículos sobre temas de física y astronomía. Pero eso no es lo fundamental en "El Factor Q" y "El Enigma KBO". Busco crear una historia de aventuras y de descubrimientos en torno a un propósito épico: la búsqueda del Edén.

-Si se viera obligado a elegir, qué preferiría: ¿ser escritor, abogado o profesor?

-No me agradaría verme enfrentado a esa disyuntiva. Me gusta trabajar como abogado, siento vocación de pedagogo y, desde la otra vereda, me fascina escribir. Me cuesta ponerme en el lugar de tener que inclinarme por una de esas actividades. En todo caso, siento que la escritura es la que me llena más íntimamente. El mundo de las leyes no está alejado al de las letras. Son muchos los casos de abogados-escritores y creo que la gran mayoría de los que ejercen esta profesión encierra la inquietud de escribir.

-El libro es parte de una tetralogía: ¿ya pensó en todo el desarrollo de la saga?

-Ya tengo resuelta toda la trama. El libro tercero está en la editorial y el cuarto está listo hasta la mitad. Para poder escribir una historia con tantas aristas de todo tipo, para mí era fundamental tener una hoja de ruta clara. Hay, en todo caso, situaciones que van ocurriendo en la trama que aparecen en el instante en que estoy escribiendo; son sorpresas que me dejan perplejo, que ignoraba hasta enfrentarme a ese instante y que constituyen lo que más me gusta de escribir: poder sorprenderme al imaginar.

Juan Carlos Dörr es abogado, docente universitario, le apasiona la ciencia y escribe novelas.

3 preguntas

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"El Enigma KBO" (Planeta) es la segunda parte de una saga que acaba de publicar Juan Carlos Dörr, escritor, abogado y profesor de Derecho de la UC. Con elementos de contexto de la astronomía y de la física, Dörr articula una aventura en torno a la reconstrucción de los trozos de muchos mitos antiguos.

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Johnny Depp: el actor que se convirtió en muñeco

Su regreso como Jack Sparrow en "Los piratas del Caribe: La venganza de Salazar", estrenada esta semana en Chile, despierta una duda lógica: ¿qué le pasó a quien fuera uno de los actores más interesantes de Hollywood?
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Johnny Depp (53) pertenece a una casta de actores rebeldes que supieron escapar del estereotipo de galán que Hollywood tenía reservado para ellos; tipos rudos que siguieron el instinto dictado por sus propias oscuridades. Marlon Brando destruyó los encasillamientos engordando y vomitando diatribas contra la industria. John Barrymore se bebió hasta su galantería. Mickey Rourke evitó convertirse en el próximo Richard Gere recibiendo golpes implacables sobre un ring. Y Depp se ha ido refugiando cada vez más en el rock and roll que alguna vez fue su mayor vocación (su proyecto de vida era formar una banda y tocar).

Digamos que el cine se le cruzó como un accidente. Un día tuvo la mala idea de presentarse a un casting por necesidad y quedó ahí atascado, en el fango de las vanidades. La semana pasada reconoció que fue una mala decisión, que está arrepentido de haberse dedicado a la actuación.

A pesar de su incomodidad, Depp ha logrado entregarnos satisfacciones. Asumió el sarcasmo de John Waters en "Cry baby" (1990), replicando acaso su propia rebeldía adolescente desde el humor. Luego se volvió entrañable como un ser indefenso atrapado en la crueldad de los suburbios en "El joven manos de tijera" (1990), actuó bajo las órdenes de Emir Kusturica para "Sueños en Arizona" (1993), encabezó ese drama de alto vuelo titulado "¿A quién ama Gilbert Grape?" (1993) y protagonizó el western contemporáneo más fascinante de los últimos 50 años: "Dead man" (1995), de Jim Jarmusch.

"Ed Wood" (1994) merece mención aparte. En ella -una biopic sobre el que ha sido considerado como "el peor director de la historia"- replicó la artificialidad de las películas del homenajeado para armar un personaje de histrionismo sobrecargado que, pese a todo, permanece como uno de los perdedores más encantadores del cine reciente.

Esta ráfaga creativa, marcada por su resistencia a convertirse en galán y su tendencia a involucrarse en proyectos interesantes, ocurrió mientras fuera de las cámaras crecía su fama de rebelde con el corazón bien puesto. Eran años salvajes. Se enamoró de Winona Ryder y se tatuó su nombre para borrarlo años más tarde; vio a su amigo River Phoenix morir de una sobredosis afuera de su club, el Viper Room; experimentó los excesos en medio de la soledad de Los Angeles, esa ciudad que ha sido el calvario de muchos.

¿Fue el mejor actor de su generación? Es difícil determinarlo. Al igual que James Dean, el Depp de juventud está sobre el bien y el mal, porque su carisma es inmenso. Si a ratos parece un actor de pocas sutilezas es por la forma en que construye sus máscaras, extremando el esperpento, mezclando referentes inspiradores como cuando definió a Jack Sparrow ("Piratas del Caribe") a imagen y semejanza de Keith Richards. O como cuando acentuó las particularidades físicas de su amigo Hunter S. Thompson para la alucinada "Pánico y locura en Las Vegas" (1998). A Johnny nunca le interesó el realismo. Ha comulgado con el cine entendiéndolo como una realidad paralela.

Si hasta aquí esto parece un obituario es porque, de alguna manera, lo es. Algo le pasó a Depp en el paso hacia la madurez. Su desvarío juvenil se transformó en violencia de macho americano; su hastío de la industria mutó en derroche de rockstar (trascendió que gastaba más de dos millones de dólares al mes) y su carrera ha pasado a ser una seguidilla de malas películas y actuaciones estrafalarias. Depp se convirtió en un muñeco. No actúa si no hay disfraces ni maquillajes. Lo confirman "El llanero solitario" (2013), "En el bosque" (2014), "Mortdecai" (2015), "Alicia a través del espejo" (2016) y "Los piratas del Caribe: La venganza de Salazar", estrenada esta semana en Chile.

Ahora se anunció que protagonizará "El hombre invisible", gran paradoja para un actor que dejó de estar en el radar.

johnny depp protagoniza la quinta entrega de la saga "piratas del caribe".


en resumen

Javier Bardem y Kaya Scodelario actúan con Depp en "Los piratas del Caribe: La venganza de Salazar".

Por Andrés Nazarala R

disney/ap