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25 años de la Mano del Desierto, una pausa poética en el camino

IDENTIDAD. Su autor el escultor, Mario Irarrázabal, estuvo presente en la ceremonia de conmemoración.
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Redacción

"Esta mano no la hicieron los extraterrestres, no la hice yo tampoco. Esta mano la hicieron los antofagastinos, gente que con mucho amor por esta tierra quisieron hacer esto. Creo que esta escultura es un testimonio para nuestros hijos y nietos. Un testimonio de nuestra locura por hacer un mundo más amigable y mejor".

Con la presencia de su autor el escultor, Mario Irarrázabal, la Corporación Pro Antofagasta celebró los 25 años de la escultura Mano del Desierto.

Ubicada a 75 kilómetros al sur de Antofagasta, a un costado de la ruta 5 Panamericana, la famosa obra es parada obligada para quienes visitan la ciudad, transformándose en un importante atractivo turístico que por un cuarto de siglo a adornado el desierto de Atacama.

Significado

Según su autor, cada visitante a la Mano del Desierto puede darle su propia interpretación del significado de esta escultura. Algunos dicen que es la ciudad despidiéndose del viajero. Según otros, representa a las víctimas de la injusticia y la tortura durante la dictadura militar de 1973-1990.

"Esta escultura no tiene algún significado, eso se le da cada uno de quienes la ven", destacó el artista, quien agregó que su escultura podría de haber estado en otra zona de Chile, pero "la naciente PROA realizó esfuerzos por dejarla aquí, en la pampa".

El escultor Mario Irarrázabal ha realizado esculturas similares en las arenas de la playa Brava de Punta del Este (el monumento de la Mano de Punta del Este) en 1982, en el Parque de Juan Carlos I de Madrid, en Puerto Natales, y en Venecia.

La escultura, construida a base en hormigón armado, posee una altura de 11 metros. Fue inaugurada el 28 de marzo de 1992.

La conmemoración a la cual asistieron autoridades regionales y comunales, ejecutivos de empresas y socios estratégicos de PROA, "son parte importante de nuestro organismo", dijo Carlos Tarragó, presidente y fundador de la institución el cual -mencionó- este 2017 también cumple 25 años al servicio de la ciudad y de sus ciudadanas y ciudadanos.

"Fue una locura la realizada junto un grupo de amigos, cuando PROA aún ni existía, pero hoy está aquí, como un referente de Antofagasta", dijo Tarragó.