Los hinchas de Club de Deportes Antofagasta jamás olvidarán una nublada tarde de otoño en donde un flaco medio irreverente, con la 9 en la espalda se mandó un verdadero golazo frente a Naval de Talcahuano y lo celebró arriba de la reja con una estrella en su polera. Es que ese delantero de pelo largo era la figura del equipo con apenas 23 años, y todos ya lo veían jugando en el extranjero.
Cristian José Molina Varela, "Burbuja" para los fanáticos, tenía un sueño de grandeza, de estadios europeos y torneos internacionales. Estuvo cerca, fue campeón de Chile con la "U", pero perdió su medalla y su futuro en el balompié.
Goleador de los años difíciles en el CDA, este atacante cuenta sus anécdotas, sus sueños frustrados, de cómo volvió al club por menos del sueldo mínimo y su experiencia en Indonesia.
"Sueños de niñez, pichangas de barrios. Cara sucia, sudor y barro", dice una conocida canción del grupo nacional Los Miserables. Letras con melodías propias para el "Burbuja", un goleador de fuste que pudo ser el gran valor de la ciudad, pero que los autogoles de la vida se lo impidieron.
Hoy, a los 38 años, mira con nostalgia aquellos años de gloria en un equipo vestido casi de harapos, sin dinero, solamente con la ilusión de llegar a Primera División, algo que muy pocos de sus compañeros lograron.
Comienzos
¿Por qué "Burbuja"?
-Siempre me han preguntado. Había un canal local que transmitía los partidos y un periodista de ahí siempre iba al estadio. Nosotros teníamos un grupo donde estaba Juan Pastenes, Sergio Salas, varios de los juveniles y hablábamos. Decíamos que éramos "Burbuja", "Bellota", las de Chicas Superpoderosas y este periodista lo tomó y lo dijo en televisión y quedé como "Burbuja".
¿Le molestó ese sobrenombre?
-No, siempre he sido una persona relajada en ese sentido.
¿Cómo llegó al CDA?
-Jugaba en el Audax Italiano, acá en la AFA. De ahí pasé a las cadetes, donde me puse una meta de estar a los 17 años en el primer equipo. Eso no pasó y me fui a Arica a pintar autos. Un día vine y me junto con Luis Varas, que era dirigente de la AFA y le digo que me retiré. Él me dice que estoy loco, que no podía retirarme a esa edad. Fuimos al Nacional de La Ligua y ahí pasamos al CDA con Ronny Cielo, que se lesionó y no pudo seguir, Eduardo Cusó, Miguel Erazo y Juan Pastenes.
¿Fue complejo el paso del fútbol amateur al profesional?
-Fue bastante complicado, ya que en esa época se comía lo que había. A veces pasaba hambre porque no habían sueldos altos. Yo ganaba $250 mil pintando autos, y en el CDA me pagaba $75 mil, pero decidí seguir porque quería jugar, ser profesional.
¿Cómo fue su ingreso al primer equipo?
-En 1998, el CDA estaba en su primer año en Segunda División, estaba Dagoberto Olivares como entrenador. Me hizo debutar contra Magallanes a mitad de año y volví a jugar recién seis meses más contra Fernández Vial. Ahí la comencé a reventar porque jugaba en el puesto que me gustaba, haciendo dupla con Gustavo Ferrer. Esa temporada jugué 4 partidos e hice 2 goles.
¿Qué pasó con Rogelio Delgado, ya que casi ni jugó?
-Él traía a su propia gente. Trajo como 16 jugadores y casi ni jugué. Me citó para un partido contra Ñublense, íbamos perdiendo 1-0 y entré. Empatamos e hice el 2-1, y al otro partido ni en las cómicas.
¿Misma situación con Luis Marcoleta?
-Pasó lo mismo. Los titulares eran Carlos Cáceres con Elías Soto, me dejó afuera todo el 2001.
Pero al año siguiente tuviste tu revancha…
-Hubo un momento en que me quiso echar, junto a Juan Pastenes y Sergio Salas. Que no nos necesitaba y los dirigentes lo evitaron. En el 2002, fueron tres campeonatos, en el primero nada. En el segundo me ponía poco. Como Marcoleta usa mucho la estadística, una vez analizó que todos los goles lo hacían jugadores de mitad de cancha para atrás, teniendo siete delanteros en el plantel y siendo yo el séptimo. Después de la charla me llamó a un lado y me dice que voy de titular. Con Paulo Pérez formamos una buena dupla y terminé ese campeonato con 14 goles en 15 partidos.
En el 2003 vino la consagración…
-Ahí asumió Mario Páez que me llamó al camarín y me dijo "Molina, tú y diez más pero te quiero al 100%". Empecé a marcar muchos goles. Ese año estuvimos muy cerca de clasificar a la Sudamericana. El problema pasó que el partido final debíamos jugarlo acá, pero los dirigentes aceptaron unos millones y se llevaron el partido de definición contra Universidad Católica a San Carlos de Apoquindo. Ese año hice 28 goles y fui goleador de Segunda División.
Campeón
¿Cómo surge la opción de Universidad de Chile?
-Jorge Barrera era mi representante. Me llamaron de muchos equipos de Primera División, pero él me decía que me aguantara, que venía algo importante. Un día me llama y me dice que me vaya a Santiago que estaba listo en la "U".
¿Fue difícil llegar a la "U" viniendo de la Segunda División"?
-Siempre he dicho que este fue uno de los grandes errores de mi carrera. Me fui a un equipo grande sin haber quemado las etapas de la Primera División. Víctor Hugo Castañeda era el entrenador, pero a una semana de que comience el campeonato lo despiden y llega Héctor Pinto. Fríamente él me dice que no me iba a considerar, porque no me conocía. De ahí pasé a un infierno ya que venía de jugar 44 partidos en un año y ese semestre sólo lo hice 40 minutos.
Pese a todo fue campeón en ese torneo…
-Uno puede ver las estadísticas de la "U" de ese año y sale que Cristian Molina fue campeón. Lamentablemente perdí mi medalla.
Extranjero
Después viene el paso por México…
-Para mí eso no cuenta, porque pasé solamente. Iba al Atlante, pero por un tema del draft mexicano no me pude quedar.
¿De qué forma llega a Indonesia?
-Jorge Barrera me preguntó si me atrevía ir a Indonesia y me fui. Allá llegue al Persib Bandung, uno de los equipos más importantes del país. Allá el fútbol es muy querido, hay mucho fanatismo y se juega con los estadios llenos, si había partidos que ponían gente hasta en la pista atlética. Incluso a ratos se jugaban partidos con lluvias torrenciales que sorprendía que los árbitros lo permitieran.
¿Fue difícil adaptarse?
-Lo más complejo es el idioma, porque cada ciudad tiene su modismo. Es una mezcla de indonesio e inglés. Lo bueno es que en el club había un paraguayo, Claudio Lizama y Alejandro Tobar. Me fue muy bien en esos dos años, en la primera temporada marqué 12 goles y en la segunda 6, pero me lesioné y me tuve que devolver a Chile.
¿Ganó dinero en Indonesia?
-Gané plata para lo que era Indonesia, pero no era tanto en comparación a Chile. Era increíble que allá te pagaban en una bolsa llena de billetes. Junté un poco de plata, volví al país para operarme y poder seguir.
En el Clausura del 2006 volvió a jugar por el CDA, ¿cómo surgió esa opción?
-Estaba entrenando sólo acá. El CDA necesitaba un delantero y me llamó Bernardo Rodríguez. Con vergüenza me dice que Osciel Guzmán me ofrecía volver pero por $100 mil. Pensé que era broma, pero como tenía plata guardada, acepté por amor al club. Jugué cinco partidos y anoté un gol.
¿Qué pasó después?
-Fui a La Serena y no jugué. Intenté en Santiago Morning, en Iquique sin éxito y decidí retirarme.
Retiro
¿A qué se ha dedicado después del retiro?
-Estuve trabajado en el área de la minería, además me radiqué en Santiago con mi familia.
¿Qué siente al saber que el hincha del CDA aún lo recuerda?
-Muy contento. Yo siento que me quedé con la espina de no haber terminado mi carrera en el CDA.
"Irme a la Universidad de Chile fue uno de los grandes errores de mi carrera. Pasé de jugar 44 partidos en un año a sólo 40 minutos en un semestre"."
"Uno puede ver las estadísticas de la 'U' de ese año (2004) y sale que Cristian Molina fue campeón. Lamentablemente perdí mi medalla"."