La presencia de distintos puestos de venta de comida en la calle es una de las cosas que últimamente llama la atención en la capital regional. El fenómeno es apreciable en las últimas semanas, muy seguramente por un efecto económico y cierto relajo de las autoridades que permiten la ocurrencia de tales ilegalidades evidentes.
Así las cosas, hoy en Antofagasta es apreciable observar la venta de pan, sushi, carne, jugos y postres de distinto tipo en las aceras y en condiciones de salud evidentemente deficientes. Se trata de una situación que involucra riesgos sanitarios para las personas, toda vez que no existen las condiciones mínimas de higiene para ello. Tampoco hay certeza de la procedencia de los alimentos.
Es por esto que las autoridades de Salud han insistido en su llamado a no adquirir comida en estas alternativas. El asunto se hace más complejo cuando ya se han confirmado 52 casos de hepatitis A en la comuna durante lo que va del año, cuestión que hizo que Lila Vergara, seremi de Salud, manifestara que estamos en presencia de un brote.
El pediatra Antonio Cárdenas confirmó que desde hace cuatro semanas comenzaron a notar un aumento de esta patología en menores de etapa escolar.
La hepatitis A es, precisamente, la que se explica, entre otras cosas, por el consumo de alimentos en lugares no autorizados, con malas prácticas alimentarias, como el caso de los carros de comida no autorizados por la autoridad pertinente.
El virus de la hepatitis A se encuentra sobre todo en las heces y la sangre de una persona infectada.
Así las cosas, el llamado a la ciudadanía debe ser categórico: la ingesta de productos callejeros implica riesgos evidentes, toda vez que no están garantizadas las condiciones mínimas. Por otro lado, la autoridad debe ser más severa a la hora de pesquisar y sancionar a quienes hoy están vendiendo alimentos en pleno centro de la ciudad.
El aumento del desempleo no puede ser, bajo ninguna circunstancia, una atenuante para poner en peligro la salud de las personas, como en este tipo de casos.