No es suficiente
Que el campeonato chileno tenga regularmente varios equipos peleando casi hasta el final por el título, bien puede hacerlo entretenido, pero eso no significa que sea una competencia de alto nivel. Durante años los campeones, bicampeones, supercampeones y ganadores de liguilla, simplemente han "dado bote" en el ámbito sudamericano donde siempre dominan argentinos, brasileños y paraguayos. Incluso los colombianos han vuelto a la elite continental, casi como en los mejores años del narco-fútbol. Solamente la 'U' y la UC fueron la excepción entre 2010 y 2012, tanto en Copa Libertadores como en Sudamericana. Pero estamos hablando ya de hace cinco años atrás. Todo lo que ha sucedido desde entonces son fracasos.
Varios hemos alegado por años la responsabilidad de dirigentes y representantes, a quienes sólo les ha importado intentar obtener resultados y dinero rápidos, cuando todos sabemos que cuando las cosas se hacen de manera seria, la instantaneidad no existe. Menos con las pésimas elecciones de técnicos y pseudorefuerzos, que muchas veces sólo son contratados por ser argentinos o uruguayos, sin demostrar una superioridad comparativa real. Hay planteles que duran apenas seis meses y las formaciones no alcanzan a fijarse ni en la memoria ni en la cancha. Los técnicos pasan desfilando uno tras otro y así no hay proyecto ni estilo de juego que se consolide. Y cuando ganan dinero con un traspaso, no les importa reinvertir en fortalecer el plantel que se acaba de despotenciar, ni siquiera pensando en copas internacionales. Otros clubes más humildes simplemente no pueden, como Cobresal, Iquique o Palestino.
Si aparece una estrella joven, no pidamos que madure en el club. En cuanto se puede vender, se vende. Así hemos perdido tantos talentos, que se han ido apresuradamente a Europa solamente para calentar banca, ir de club en club y terminar en ligas menores. Mención aparte para la contratación de jugadores que llegan pasados los 30 años, que aún así son enorme aporte a nivel local, pero sin embargo no pueden marcar diferencia internacional.
El fútbol chileno es simplemente pobre. En dinero, en proyectos, en planificación, en resultados, en la precariedad laboral de muchos futbolistas. La única señal de esperanza que el consejo de presidentes ha dado es la aprobación del regreso de los campeonatos largos y el límite de extranjeros a cuatro en 2018. Como era antes, cuando era normal que los equipos chilenos llegaran al menos hasta cuartos de final en una Libertadores.
Cecilia Lagos