Tamara Miranda Varela
Miguel Yaksic es el director del Servicio Jesuita Migrante (SJM), organización que se ha posicionado a la cabeza de la defensa de los derechos de las miles de personas de otras nacionales que ingresan al país.
Se trata sin duda de una tarea compleja dada la naturaleza del tema, su dimensión humana y la precariedad regulatoria que existe, pues Chile en esta materia sólo cuenta con un decreto dictado en 1975, momento en que el país -por razones políticas, fundamentalmente- casi no recibía migrantes.
Durante una visita a la ciudad, Yaksic explicó la postura de la organización y analizó las falencias normativas que hoy hacen a Chile un país atrasado y poco amigable con los inmigrantes. Además dictó una clase magistral sobre el tema en la Universidad Católica del Norte, con el fin de mejorar la visión del inmigrante en la Región de Antofagasta.
"Hay cosas en que estamos atrasados y otras en las cuales debemos avanzar. Creo que en educación el tema va mejor", comentó el invitado.
¿Cómo ha cambiado la mirada de la migración en Antofagasta durante estos últimos años?
-No creo que haya cambiado mucho. Siento que Antofagasta es la ciudad de Chile donde la migración ha crecido de forma más rápida. A ello se suma el crecimiento de campamentos, la crisis del cobre, entre otras cosas que hacen que la migración, sobre todo la colombiana, no sea bien recibida porque se asocia a eso.
Los antofagastinos no se sienten cómodos con la migración colombiana. Hay un estigma que pesa sobre los afrodescendientes.
¿Por qué se da esto en Antofagasta y no en otras partes del país?
-En la Región Metropolitana vive el 65% de los migrantes. En Antofagasta no supera el 10%. Sin embargo, aquí hay una sensación que la migración es más grande y fuerte. Aquí se nota más la migración. La migración caribeña hace sentir amenazado a los antofagastinos. Sin embargo, hay otras personas que están trabajando por la inclusión, interculturalidad, entre otras cosas.
Llama la atención que solamente haya una molestia hacia los inmigrantes colombianos y no con otros extranjeros, como los bolivianos o peruanos que llevan mucho más tiempo en Chile...
-La última encuesta Casen demuestra que en Antofagasta hay más migración colombiana desplazando a peruanos y bolivianos.
Congreso
¿Cómo evalúa el SJM el trabajo de los parlamentarios en temas migratorios?
-La Casen 2015, que mide la pobreza multidimensional, demuestra que un migrante tiene la escolaridad 12,5 años y un chileno 10,8 años. Es decir, están más escolarizados. Sin embargo un migrante exhibe casi 3 puntos más de pobreza multidimensional. La pregunta es por qué ocurre esto.
Y es porque la política chilena hace que el proceso de inclusión social y laboral sea engorroso. Entonces, en vez de favorecerlo lo va excluyendo. Tenemos una ley muy antigua.
La Ley Migratoria, que en realidad es un decreto de 1975, ve al extranjero como una amenaza y no como un aporte a la sociedad...
-Exactamente. He ahí la importancia de adecuarla a los tiempos. Sin embargo, puede ser peor de lo que tenemos. Hay que adecuarla teniendo en cuenta cuatro cosas muy importantes. Primero es la incondicionalidad de los derechos por ser personas y no sólo por tener carnet, rut o visa. Lo segundo es entender la naturaleza de la migración. Además debe haber un sistema sancionatorio que sea justo. Y por último, es necesario crear una institucionalidad empoderada capaz de organizar al Estado para abordar la migración.
¿Las propuestas legislativas que se conocen incorporan algunos de estos elementos?
-Sí, pero no todos. Creo que deben incorporar los cuatro.
Hay parlamentarios en Antofagasta que han liderado el reclamo por una nueva ley migratoria, como la diputada Paulina Núñez y el senador Alejandro Guillier. ¿Cómo evalúa este trabajo?
-Ambos han manifestado mucho interés en una reforma. Nos hemos encontrado varias veces. Pero creo que debemos sacar de la discusión la delincuencia o el aporte de los migrantes y avanzar hacia una ley que favorezca la inclusión laboral. Yo creo que a veces los parlamentarios tienen un poco de temor. Hay que entender la naturaleza de la migración. No hay que convertir en un tiempo electoral a los migrantes en el campo de batalla de las aspiraciones políticas.
En Antofagasta se produjo una situación singular. La Intendencia expulsó del país a tres jóvenes peruanos por tener en su poder material que fue tildado de anarquista. ¿Eso también muestra lo atrasada que está la ley?
-No conozco el caso particular. Pero en Chile se producen expulsiones administrativas sin debido proceso, no hay derecho a la defensa y tampoco presunción de inocencia. Eso es muy grave.
"La Casen 2015 demuestra que un migrante tiene la escolaridad 12,5 años y un chileno 10,8 años. Es decir, están más escolarizados. Sin embargo un migrante exhibe casi 3 puntos más de pobreza multidimensional que los chilenos"."