Cáncer: los desafíos de salvar una vida
"Para muchas familias de Antofagasta es muy difícil asociar si se trata realmente de factores genéticos o ambientales".
Al 2020 se estima que el cáncer será la primera causa de muerte en Chile, según el Instituto Oncológico FALP, no obstante en nuestra región de Antofagasta el año 2010 esta lamentable enfermedad ya ocupaba el primer lugar.
"¡Entonces, me iré al Cielo y jugaré hasta que llegues! ¿Vendrás, no?", decía, en un artículo el desgarrador testimonio de un niño estadounidense de tan sólo cuatro años a su madre, días antes de fallecer.
Lo triste y cierto es que esta realidad en Chile se representa con 500 casos de cáncer infantil al año.
Es relevante contar con más especialistas con un una sólida formación para sospechar desde temprana edad potenciales sospechas para realizar así una oportuna derivación a centros especializados en tratamientos. Es decir, lo que se pueda hacer, es salvar la vida de un futuro adulto.
En el caso de Antofagasta y debido a la histórica exposición a agentes contaminantes y mineros, para muchas familias es muy difícil asociar si se trata realmente de factores genéticos o ambientales.
Podemos citar como principales ejemplos los casos de quienes, durante su niñez, estuvieron expuestos en la década del 80 al suministro de agua potable con arsénico y aún heredan uno de los tres posibles cánceres (broncopulmonar, vejiga urinaria y piel) causados por dicho metal.
Lamentablemente, la realidad de quienes padecen cáncer se endurece más por el acceso al diagnóstico y tratamiento. Nuestro país cuenta con el Plan Auge-Ges que incluye 13 tipos de cáncer, sin embargo según el estudio "Tendencia de la mortalidad por cáncer en Chile según diferencias por nivel educacional, 2000-2010", arroja que "una persona con cáncer de un nivel educacional menor y por tanto un nivel de recursos menor tiene mucho más riesgo de morirse".
Entonces, los pacientes se someten a una doble dolencia: los efectos de la enfermedad y los altos costos para solventar una larga recuperación, que en muchos casos termina con la muerte.
Espero que este año de diversas ofertas programáticas presidenciales, se incluya la instalación de una política pública integral con lupa regional que responda, tanto en términos ambientales, de especialistas, recursos económicos y seguimiento a los múltiples focos de cáncer en la región. La salud de los ciudadanos debe ser prioridad y más aún la prevención, lo que sería más efectivo si viviéramos realmente en un ambiente libre y sin contaminación, por ser una necesidad y por ser nuestro derecho.
Karen Rojo Venegas
Alcaldesa de Antofagasta