¿Qué viene ahora?
Atacar una sola base aérea escasamente mutilará la Fuerza Aérea Siria y tampoco limitará la capacidad siria de usar las armas químicas que le queden. Pero ha enviado una importante señal a los amigos, críticos y enemigos de EE.UU. Un mensaje clave es que en la primera crisis real de su presidencia, el Presidente Trump escuchó a sus asesores expertos, fue flexible a la hora de cambiar su posición, eligió una opción proporcional, se comunicó efectivamente con Rusia para evitar pérdidas rusas y actuó rápidamente. No falló en actuar y tampoco sobreactuó; envió el mensaje que EE.UU. no sólo actúa para confrontar una amenaza localizada, sino que está dispuesto a hacerlo a pesar de la presión rusa.
El ataque no alterará por sí solo el curso de la guerra ni reducirá el nivel de sufrimiento general de los civiles. Pero puede sentar un precedente que prenvendrá que Assad use otra vez armas químicas y manda un mensaje más amplio en el sentido que EE.UU. hará frente a Rusia. También ha mostrado que EE.UU. utilizará la fuerza cuando sea necesario, algo que muchos Estados en Medio Oriente y fuera habían llegado a cuestionar. La acción de EE.UU. puede tener también un impacto en limitar el uso que Assad hace del terrorismo de Estado contra su propia gente. EE.UU. se ha focalizado demasiado en ISIS y en la violencia extremista a cargo de actores no estatales. El terrorismo de Estado a cargo de un secular autoritario como Assad no es mejor que el extremismo religioso violento por un actor no estatal.
El fracaso en actuar antes parece haber enviado el peor mensaje posible. Assad parece haber sentido que estaba lo suficientemente seguro con la ayuda rusa y, tras las declaraciones en las que EE.UU. parecía recular de la idea de sacarlo del poder, para usar incluso las peores formas de terror. Bajo estas condiciones, utilizar armas químicas como herramientas de terror tenía sentido desde el punto de vista de Assad.
El ataque ha dejado claro que Assad puede ser aún un objetivo político principal, que el uso de un arma de terror que Assad hace de la peor forma puede resultar en represalias más costosas que lo que vale el continuo uso de armas químicas. También ha dejado claro que ni EE.UU. ni el mundo ignorarán el sufrimiento de los civiles. Pero reaccionar a la muerte de menos de 100 sirios a causa de envenenamiento no es la solución a la siniestra realidad del conflicto. La ONU estima que media década de guerra civil ha resultado en la muerte o daño de cientos de miles de civiles a cargo del régimen de Assad y ha puesto a unos 13 millones de sirios en riesgo, incluidos millones de niños. Golpear en respuesta a ataques con armas químicas no impedirá que Siria utilice otras formas de terrorismo de Estado, lo que incluye violaciones a ceses al fuego y a acuerdos para retirar tropas. No envía un mensaje claro acerca del uso sirio de bombas barril contra civiles. No impedirá que Rusia siga apoyando a Assad con ataques aéreos que -arguyen- están dirigidos contra terroristas y extremistas, pero que en realidad golpean hospitales, mercados y otras áreas civiles, una forma de terrorismo de Estado de precisión menos visible que las bombas barril, pero no menos efectivo.
¿Qué viene? Una opción es dejar claro que cualquier uso de armas químicas conducirá a ataques de EE.UU. incluso más serios y ampliará la amenaza de tales represalias al uso de bombas barril y ataques aéreos en objetivos claramente civiles. EE.UU. puede trabajar más silenciosamente con sus aliados árabes para vincular el flujo de armas y dinero a los rebeldes a un incremento de ataques a civiles e incluso a restaurar completamente la demanda de que negociaciones deben sacar a Assad del poder.
Las saciones permanecen como un opción poderosa, particularmente si se dirigen hacia firmas en el exterior. Pueden ser particularmente fuertes si EE.UU. nombra y vincula los objetivos de las sanciones al sufrimiento de los civiles. Rusia puede haber cometido un error crítico al decir que EE.UU. es culpable de crímenes de guerra y diciendo que llevaría el tema al Consejo de Seguridad. Es la oportunidad perfecta para que EE.UU. documente cada uso de armas químicas y ataque a civiles. Mostrar que Assad ha usado el terrorismo de Estado una y otra vez es una forma crítica de comunicaciones estratégicas. También lo es proveer una cronología completa y documentación de la larga historia rusa de ataques aéreos contra objetivos relacionados con civiles, así como cuántas veces Rusia ha atacado rebeldes que no son extremistas.
Destruir completamente la Fuerza Aérea siria tiene peligros obvios, pero es una opción. El escalamiento instantáneo puede ser demasiado. El escalamiento como reacción a la provocación continuada es otra cosa y la lenta pero incremental implementación puede poner presión sobre Assad y Rusia. Afirmar que EE.UU. utilizará su guerra contra ISIS en el este de Siria para ayudar a los kurdos y los rebeldes árabes a crear zonas seguras hasta que Assad se vaya es otra opción con riesgos y oportunidades. El tamaño de tales zonas puede ser expandido para dividir Siria entre un este más amplio controlado por los rebeldes, aunque la fuerza de los extremistas en el mix de fuerzas rebeldes puede hacer esa opción demasiado peligrosa.
Anthony H. Cordesman