Seamos prácticos
En el entretiempo pensaba hablar sobre el regalo que era jugar con tanta tranquilidad, ganando 3-0 antes de la media hora, frente a un rival que había ofrecido poco desafío y resistencia. Pero la belleza del fútbol es que todo lo que uno ve y piensa en un minuto, puede cambiar completamente al otro.
Si hay algo que celebro de Venezuela es que, a pesar del 3-0, jamás se desarmó. Por el contrario, en el segundo tiempo creció en fútbol, velocidad, presión y llegadas. Con apenas seis puntos al fondo de la tabla, no es que estén jugándose la clasificación… es pura dignidad deportiva. Venezuela no sólo descontó, sino que anotó otro que no fue validado porque la pelota después de rebotar adentro, volvió a la cancha y todo siguió como si nada. Nadie reclamó. Tampoco se pusieron a pegar. Siguieron intentando. Más admirable aún.
Hubo un momento, antes de la entrada de Jorge Valdivia, en el que Alexis se vistió del "10" que añoramos, entregando perfectos y profundos pases al pie de Vidal y Paredes generando al menos cinco ocasiones clarísimas en pocos minutos. Ninguna entró. Vargas también tuvo las suyas, pero parece que su frustración sólo lo aleja más del gol. Y eso, sin contar que Alexis le pidió a Vidal ejecutar el penal cobrado por infracción a Hernández y lo perdió. No es exagerado decir que Chile pudo haber ganado 6 ó 7 a cero. Y por cada gol perdido, Venezuela creaba más peligro, especialmente en la velocidad de su contragolpe. Chile se vio superado y no pudo más que resistir. ¡Si al final Pizzi terminó jugando con Carlos Carmona y Paulo Díaz! Eso lo resume todo.
Lo que uno trata de entender es por qué, justo en el momento en el que Alexis había tomado magistralmente el control creativo del ataque, Pizzi decide hacer entrar a Valdivia. Además no en lugar de un Vargas estéril en sus intentos, sino de Paredes que había anotado dos veces. Mi sensación es que pensó que, por ir ganando 3-0, había libertad suficiente para darle el gusto a los hinchas y a parte del periodismo. Lamentablemente, la apuesta no resultó y la claridad que el ataque había tenido, incluso con las ocasiones perdidas, realmente se diluyó.
Si uno lo piensa, es curioso estar hablando con frustración de una victoria 3-1 porque, después del 3-0, vimos real la posibilidad de arrasar a Venezuela y terminamos sufriendo. Pero seamos justos y prácticos: Después de Argentina, Chile estaba fuera del mundial y ahora volvió a clasificación directa en una tabla apretadísima, en la que aún gozamos de autodependencia y tranquilidad para pensar con ilusión en la próxima aventura: Copa Confederaciones.
Cecilia Lagos