"Equilibrio"
comentarista deportivo
¿enemigo del fútbol? La pregunta me la hacen en "El Café del Centro" durante mi fugaz paso por nuestra ciudad, la pasada semana.
La inquietud deriva de la entrevista que me realizó en estas páginas centenarias el colega Jonathan Villella días antes. Mi respuesta es negativa. "Solo soy partidario de un mayor equilibrio informativo en deportes", preciso.
Y es cierto. Porque habitualmente sigo el variado ajetreo futbolero en la pantalla. A la selección, al CDA, los principales choques europeos y hasta la suerte que corre el Curicó Unido de mi amigo Lucho Marcoleta.
Sin embargo, rechazo el predominio absoluto de la popular especialidad que nos satura con la transmisión de campeonatos de todo el orbe. Porque acato la globalización, pero soy partidario también de la "glocalización". Máxime cuando hasta se ha optado por reducir muchas veces la información solo a lo que acontece con los clubes más populares y lo que sucede en competiciones de otras latitudes, en desmedro de lo que pueden mostrar los equipos de regiones. Una política comunicacional discrimintoria inaceptable, aún respetando el imperio de la sintonía.
Agrego que también, junto al seguimiento de las magnas competiciones internacionales, me inquieta la suerte de los deportistas nacionales de otros deportes en su quehacer competitivo local y más allá de nuestras fronteras; las finales del básquetbol en la mal llamada Liga Nacional -ya que ha excluido al Norte sistemáticamente-; la cercanía de los Juegos Nacionales y Paranacionales en su tercera y segunda versión, respectivamente, y la trascendencia de las Escuelas Deportivas Integrales en la Política Nacional de Actividad física y Deporte 2016 - 2025.
Por eso, junto a las añoranzas de figuras y hechos que la frágil memoria ciudadana soslaya, tendremos temas de sobra para compartir con nuestros lectores en el retorno a esta.
Humberto Ahumada