Río Loa, el gran empampado
En 1959, uno de mis años calameños, leí dos pequeñas prosas poéticas de Andrés Sabella: "Río Loa" y "Chuquicamata". Me gustaron entonces. Al releerlas hoy, he vuelto a detenerme para pensar.
En la obra de Sabella, no son tantas las páginas para estas localidades. Con título "Río Loa" recuerdo una prosa distinta en "Chile, fértil provincia…" y "Los calameños", en una Linterna de Papel de 1981. ¿Existen otras?, no lo sé.
Una constante en las creaciones poéticas de Sabella es la fusión de realidad y leyenda, con sorprendentes y valiosos resultados. "Río Loa" nos lleva a una calurosa mediatarde escolar. El maestro intentaba enseñar geografía: "Es un río…" Mientras tanto, un pequeño discípulo, fantaseaba: "Y hundíame en la quieta linfa del mapa…" convencido de que "Mirábale yo su herradura de agua." En ese mundo de pura imaginación, con persistencia, aún quedó rondando un interrogante: "¿Es un río…?".
La clase concluyó: todos algo supieron del "Río de Loa" (así aparece, en 1598 en el mapa de Olivier van Noort). Pero la auténtica Poesía que reina más allá de los colegios y que, con un chispazo, explica el Universo, no olvidó a ese pequeño soñador. Éste, a los 47 años -recordando sus clases en el San Luis--, escribió: "Un día extraviado por las antiguas barbas de sus vegas, me dije: --No. No es un río. Y la vieja voz del mito resonó confirmadora. -No. No es río; es sólo un soldado perdido desde 1536, uno de los de Don Diego de Almagro que, habiéndose devorado un espejismo, quedóse, andando para siempre y sin llegar nunca".
En estos renglones está la verdad poética del Río Loa. Sabella siempre la supo: "Es un río" y en una metáfora, "herradura de agua" o, en mítica comparación, un antiguo soldado español… Pero, en simbólica esencia, el Río Loa es el "gran empampado", el primero que se quedó andando para siempre por el desierto nortino.
¿Y de "Chuquicamata", qué? Del antiguo "Chuqui", ya habrá ocasión de escribir algunos renglones. Es deuda.
Osvaldo Maya Cortés