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Antofagasta, luz y sombra

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En los primeros años del poblamiento de Antofagasta, el vértigo de la vida fue dejando atrás un rastro extraño, mezcla de leyenda y sudor amasado en vano: las ruinas de Huanchaca, el derrotero de Naranjo, la leyenda de "el Chichero", las historias de los veleros abandonados por la tripulación o el fantasma de la Gringa Brady que cobraba a libra esterlina cada marinero borracho que entregaba sobre la cubierta de los veleros próximos a zarpar.

Pero, al mismo tiempo, la brisa fresca de cada mañana nos traía algo nuevo; la Avenida Brasil, las obras del puerto, las grandes casas comerciales, los primeros ricachones, los pijes, los jaivones, las siúticas y los grandes personajes que ahora tuvieron importancia por otra cosa que por la minería. Todo se confundía en la azarosa mezcla de la ciudad.

Se hablaba de don Aníbal Echeverría y Reyes, o de don Antonio Pinto Durán o del Obispo Silva Lezaeta o del poeta Volney, todos ellos nombres respetables; y también se hablaba de "la Vuskovic" o de "Madame Filó" o "La Metro Ochenta", todos ellos nombres memorables. La vida era así: como una suave ola que llega hasta la playa y, también, como los desperdicios que la misma ola bota sobre la playa.

Antofagasta era un puerto de trabajo. Despertaba muy temprano cada mañana con el ajetreo de los trenes que no cesaban en todo el día; y seguían el ronroneo de las fábricas, de los cargadores del puerto, de los lancheros, de los estibadores, de los dependientes de tienda, de los ferroviarios y de todo el enjambre humano que pululaba calles arriba y cerros abajo en demanda del pan nuestro de cada día.

Y este fragor diario acentuó su carácter de pueblo trabajador, de campamento improvisado, de puerto cosmopolita y de lugar al cual se venía a estar unos años para regresar, después, al lugar de los sueños y vengarse de este destierro. Al cumplir su primer centenario volvió a ser una ciudad dinámica y que ya no se puede caminar ni se puede conocer a todos sus habitantes.

Mario Bahamonde

Bienvenidos a la magia del circo 'Las Águilas Humanas'

PRESENTACIONES. Más de 30 artistas dan vida a un espectáculo que celebra 100 años de historia y que estará un mes en Antofagasta.
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Su nombre lo dice todo desde hace 100 años. El circo "Las Águilas Humanas" mantiene intacta su tradición con los arriesgados saltos y acrobacias de sus trapecistas, pero también se ajusta a una constante evolución de su espectáculo.

El circo comenzó ayer su cartelera de presentaciones en Antofagasta que durará todo este mes, en lo que se denomina "El tour de los 100 años".

La puesta en escena está a cargo de 30 artistas en la pista y 65 personas a cargo de dar vida al espectáculo en general, siendo un circo netamente chileno y que ha recorrido Sudamérica.

El director general del circo, Amido Gasaui, aseguró que este espectáculo es el más antiguo de Chile y el tercero del mundo en actividad, lo que entrega un valor agregado al público.

Nuevas generaciones

Así, los antofagastinos pueden disfrutar de la inconfundible magia de los payasos, actos que han obtenidos premios internacionales, la presentación del "muchacho de los brazos de oro" y, por supuesto, los trapecistas colgantes y el temido "cruce de la muerte", en donde tres jóvenes se entrecruzan con los ojos cerrados.

Gasaui pertenece a la cuarta generación de los fundadores de esta tradición circense y ha viajado por todo Chile y el continente desde que tiene memoria.

"Yo nací en este circo. Crecí aquí y mis hijos también. Hasta mi pequeño nieto es parte de este mundo", señaló.

Admite que Antofagasta es una de las tres mejores plazas del país y que su público es exigente, de ahí la importancia de presentar un show de calidad y destinado a toda la familia, donde los niños son los grandes protagonistas, pero sin olvidar a los padres.

Funciones

La carpa del circo está ubicada en el Sitio Cero del Puerto (al costado del mall) y cuenta con la más moderna tecnología para la comodidad de los asistentes, quienes los fines de semana pueden disfrutar de tres funciones a las 16, 19 y 21 horas.

Es la centenaria magia del circo "Las Águilas Humanas".