Uber es una aplicación que facilita el encuentro entre oferta y demanda de recursos que están disponibles, como el automóvil. El concepto de compartir recursos se aplica hoy a huertos, hospedaje y otros. Los conductores de Uber trabajan con la aplicación y no para ella como se ha hecho creer y prohibirla escondería el problema de fondo: los efectos de un mercado laboral poco flexible, un bajo crecimiento económico y los costos que genera un exceso de regulación.
Los 25 mil conductores inscritos y en trámite en Uber son parte del creciente número de trabajadores por cuenta propia que se ven obligados a emprender. El ministro de Hacienda, responsable del empleo en Chile, se enfrenta al dilema de pasar de un 6,1% a 6,4% de desempleo de prohibirse la aplicación.
En términos de crecimiento, Uber aumenta en Chile gracias a un menor precio, mayor calidad y transparencia que el servicio de taxis quienes, además, se amparan en las tarifas fijadas por el Ministerio de Transporte para justificar un mayor cobro, dejando al gremio de taxistas como una "corporación" más que busca perpetuar los ingresos monopólicos obtenidos por Ley.
En términos de transparencia, las apetecidas licencias -placas de taxis- están expuestas a corromperse, en cambio en Uber la calificación que entregan los propios usuarios es lo que determina la preferencia de ellos.
Uber descubre los efectos del mercado laboral que en su in-flexibilidad castiga a mujeres y jóvenes, principalmente. El país necesita una reforma laboral que permita a jóvenes y mujeres trabajar sin sacrificar sus estudios o desarrollo familiar y personal. También, necesitamos con urgencia que se proteja y apoye el trabajo independiente, cualquiera que sea éste.
De haber trabajo, en términos de flexibilidad y calidad la cantidad de inscritos para operar con Uber podría ser menor. Junto a las condiciones para trabajar debe haber empleo -crecimiento económico- suficiente para absorber a los Uber-conductores. De haber trabajo la aplicación carecería de relevancia, es decir, si los taxistas quieren eliminar Uber, sólo deben pedirle al ministro de Hacienda que el país crezca.
Hay que agregar la necesidad de desregularizar mercados cuyos ingresos monopólicos favorecen a unos en desmedro de quienes no marchamos. La clase media es la principal perjudicada ante el desamparo de mercados mal regulados. ¿Por qué Uber es más barato? Si bien los taxis pagan patente, ésta se puede vender con el automóvil. Pueden gestionar sus impuestos como toda empresa, ¿y el reintegro de impuestos específicos?
Prohibir la aplicación sería postergar el debate de fondo, ya que no se puede detener el deseo y necesidad de trabajar -emprender- aunque el mercado lo impida.
Alejandro Maureira B.
Economista