La juguetería de Leo Sanhueza avanza por Latinoamérica
El escritor chileno presentó en Santiago su nuevo libro de poemas, "La juguetería de la naturaleza", respaldado por el premio Manuel Acuña que ganó el 2015. En esta entrevista habla de su obra y de la escena de las letras nacionales donde, asegura, "hay un gallinero gigantesco en el que nadie lee y todos escriben.
Un mandril girando en una caja de música, desde donde puede ver la habitación y el cielo, es la primera imagen del mecanismo perfecto de "La juguetería de la naturaleza" (Lumen), conjunto de poemas de Leonardo Sanhueza con el que obtuvo el premio Manuel Acuña 2015 del Estado de Coahuila, dotado de 100.000 dólares, el estímulo más alto entregado en el género en habla hispana, inimaginable en México para un libro, más en una provincia.
Es destacable en tanto la competencia internacional que significó, con cientos de trabajos recibidos, y un jurado binacional -presidido por el vate cubano José Kozer- que afirma que el libro "consigue un equilibrio entre la poesía y un lenguaje que la desdice o la pone en riesgo".
El libro fue presentado hace pocos días en Santiago y, junto con la distinción que lo acompaña, coloca en circulación en Latinoamérica a un autor que ha ganado los más prestigiosos premios en Chile y que cuenta con una vasta lista de publicaciones más allá de la poesía, como la novela, la biografía, los artículos periodísticos y columnas de opinión.
-¿Cómo ha percibido la reacción de los lectores mexicanos de su libro?
-No he tenido noticias sobre eso, salvo por comentarios de amigos y conocidos. O sea, puras flores. Parece funeral.
-Da la impresión de que para ser un "autor exportable" hay que medir el uso de la lengua nacional, pero usted incluye giros chilenos con cierta información que entendemos mejor nosotros; el libro se asume emitido desde acá. ¿Qué opina de esa neutralización del español?
-Bueno, yo no soy muy exportable que digamos. De hecho, mis otros libros parece que tienen orden de arraigo. De todos modos, pienso que hay un malentendido al respecto. No creo que sea muy relevante para la internacionalización de autores la disyuntiva entre los regionalismos y ese español neutro. Pienso, por ejemplo, en los narradores mexicanos, que tienen el "pinche cabrón" y los "hijos de la chingada" incluidos en el pasaporte. El verdadero problema es que un escritor prefiera una u otra opción pensando en gustarle a más gente o, lo que sería más cavernario, llegar a España, en vez de elegirla pensando en las necesidades de lo que escribe. Yo no tendría ni un drama en escribir en el castellano más neutro posible si lo necesitara para algún texto, pero hasta ahora no ha sido así, quizás porque casi todo lo que he escrito está conectado por ahí con la historia de Chile y con mis recuerdos.
-El libro tomó un tiempo en salir. ¿Está editado o es el mismo con que postuló al concurso?
-Es básicamente el mismo. La edición del libro consistió en cambiar el orden de algunos poemas, aceitar unas bisagras que estaban crujiendo por ahí y agregarle un par de poemas que se habían quedado rezagados.
-La figura de la juguetería capta algo anacrónico y también el sinsentido del mundo en la monotonía. Pese a los animales que pueblan el libro, ¿somos nosotros los prisioneros de esta juguetería?, ¿los animales representan a nosotros mismos?
-Puede ser. Y puede que no. Justamente me interesa esa zona en que se desarticulan las falsas certezas con que pensamos la realidad. Los lugares comunes acerca de lo natural y lo artificial, por ejemplo. Si las represas de los castores y los nidos de los pájaros son naturales, ¿por qué no lo son las centrales hidroeléctricas y las casas chubi? Ahí hay una inconsistencia, en cuyo centro está el problema del mal, entre otras cosas. Quizás por eso se me apareció la idea de juguetería, que como dices es un anacronismo, pero que también engendra toda clase de monstruos. Las jugueterías y los parques de diversiones son buenos escenarios para la alegría, pero también para el horror.
-Ha cultivado con éxito y precisión distintos géneros literarios y periodísticos. ¿Eso se le da de forma natural o el mismo tema le va dando la forma? ¿Los trabaja como proyectos separados?
-No sé, para mí es algo más o menos automático, porque nunca sé muy bien lo que estoy haciendo, así que no saco nada con ponerme a elegir. Lo que sí sé es que hay un factor indispensable de despelote inicial, de caos, sin el cual no sale nada. Después, ya se verá. Para mí los géneros literarios y el estilo no son herramientas fósiles, sino potencialmente diversas y mutantes.
-¿Cree en las diferencias de género literario? Porque no tiende a generar una prosa poética ni en sus columnas o artículos ni en "El hijo del presidente".
-Eso que se suele llamar prosa poética, por lo general, no creo que represente un cruce entre géneros literarios, sino más bien una ameba estilística, una cosa gelatinosa, fea, fácil, ridícula. Es como la chalabota de la literatura. Más me interesa la prosa que logra producir efectos líricos por la factura de sus imágenes o por su control del ritmo y la sonoridad. Manuel Rojas, por ejemplo. O Carlos Droguett. Creo que muchas veces se confunde lo "poético" con leseras que no dan ni para taller literario de Cema Chile, lo cual es muy nocivo, porque va dejando la sensación de que los escritores son como sacristanes de cierta moralina kitsch, siempre dispuestos a dar opiniones bonitas acerca de la paz, la belleza, el amor, el hombre común y cuanto cliché bienpensante se cruce en el camino.
-Usted escribe continuamente en la prensa de nuevos títulos y, por lo tanto, está actualizado de lo que se publica. ¿Cuál es su opinión del panorama literario chileno?
-Creo que ese panorama es felizmente diverso y activo, pero tiene una falta abismante de escritores que sean lectores competentes, lo que lo ha vuelto en paralelo una feria de simulacros. Es decir, junto a todo lo bueno que ha surgido en la literatura chilena de los últimos diez o quince años, hay un gallinero gigantesco en el que nadie lee y todos escriben. Quizás siempre ha sido así, pero ahora salta a la vista. Se me ocurre que algo tienen que ver los talleres literarios y la explosión de las editoriales independientes, que son espacios ideales para los tejemanejes de los traficantes de ilusiones. Pero quién sabe, tal vez me estoy pasando de rosca en mi diagnóstico.
Leonardo sanhueza cree que el panorama literario actual en chile es felizmente diverso y activo.
Leonardo Sanhueza
Sello Lumen
84 páginas
$9.000
"La
juguetería de la naturaleza"
Por Cristóbal Gaete
alfonzo gonzalez