Tales preguntas no tienen más que una respuesta; no vale la pena formularla. Es muy triste y se comprende.
A el decir de Maeterlinck, los bosques son el alma de las tierras. La leyenda atribuye capital importancia a la vegetación. Flora y fauna son expresiones provenientes de dos dioses mitológicos: Flora y Fauno, ambos salidos de las florestas prehistóricas. La mitología china, la japonesa, la hindú, la egipcia, la griega y la germánica se originaron en el misterio poético de las florestas. Nuestra historia comienza en el Bío Bío y en las selvas de Arauco; la germánica se proyectó desde el Rin y sus bosques; la francesa se inicia en los druidas y deidades silvestres. Juana de Arco escuchó las voces divinas en los bosques encantados de Domrémy, como antes de ella Genoveva se inspirara bajo los doseles frondosos de Nanterre. Parece que los espíritus humanos privilegiados buscaron bajo el silencio augusto de los bosques la fuerza necesaria para producir esos movimientos de hipnosis colectivos que son inseparables del éxito de sus doctrinas (...)" * De "El amor al fuego y una novela brasileña".
El incendio en el puerto
19 de febrero de 1936.
(...) "Cuando escribí sobre el siniestro del garage de una firma comercial de Santiago, un anónimo me puse en guardia: 'No sea ingenuo', me decía. "No ve que el negocio de los incendios aparece ligado con el enorme auge de las compañías de seguros? A ellas les conviene pagar y aumentar el volumen de asegurados'.
No creo, ni lo desmiento tampoco; lo cierto es que miles de personas viven directa e indirectamente de las compañías de seguros. Respecto a la tragedia que aflige al puerto, solamente podemos hacer algunas advertencias.
Hay muchas casas de pensión -y muchos hoteles baratos- que son verdaderas trampas para los pasajeros. La concurrencia escapa difícilmente en caso de incendio o de terremoto. En hoteles y pensiones de segundo orden la puerta de calle queda cerrada con candado. Comprendemos las necesidades de precaución de parte de los dueños de esos negocios; no obstante recordaremos que podrían obtenerse iguales resultados de seguridad pagando a un "nochero", que equivale a los conserjes, de Francia, o a los serenos, de España. Las escaleras de seguridad han de ser de material sólido y lo suficientemente espaciosas. Entiendo que en algunas construcciones modernas funcionan solamente ascensores, lo cual implica un peligro constante (...)".
Incendio en el puerto 2
(Extracto de "Valparaíso", Ediciones UDP, Año 2015)
(...) - Se está incendiando la oficina de mi padre. ¡Corran! Él está adentro. En la ventana central del tercer piso...
No alcanzó a explicar más. Stepton echó a correr a la Avenda. La firma comercial Caro y Pagani estaba cerca de la Aduana, por el lado de la línea férrea. Dos minutos no habrían transcurrido cuando sonaron las campanas. Como enorme tablero de magia, la ciudad entró en movimiento. El estrépito de los percherones de la Tercera, de la Inglesa, de la Italiana y la Francesa hizo temblar los adoquines. El paseo de la plaza se desbarató, y ya todo el Puerto no fue sino un solo pensamiento: el incendio. Enjambres de chiquillos seguían tras de los bomberos o empujaban los gallos, gozosos, en la ansiedad de no perder detalle de la fiesta porteña. Hombres maduros, jóvenes, bursátiles, peluqueros, libreros pasaban quitándose las chaquetas, o enrollando en sus cuellos las toallas que sus esposas les pasaron a la carrera, junto con las llaves y las piolas. La frondosa nube de humo espeso, congestionada y roja en su centro, subía por el cielo para alborozo y pasmo de los flamígeros porteños. Por fin llegamos a la hoguera.
-¡Allá!- dijo Stepton a un voluntario- ¡Allá, en la ventana del centro! (...)
Joaquín Edwards Bello obtuvo el premio nacional de literatura en 1943. Murió el año 1968.
Joaquín Edwards Bello/ Ediciones UDP/ Tomo V/ 600 págs/$ 19.800.
"Crónicas Reunidas"
Por Joaquín Edwards Bello
5de diciembre de 1937. "Enormes extensiones de bosques arden en el sur, en ese sur que tanto atrae al turista durante el estío. Es una hoguera bárbara cuyas nubes espesas ocupan extensiones de varios kilómetros. Suponga el lector la extensión de esas humaredas que abarcan una distancia tan grande como de Santiago a Talca. Es un cataclismo. En las regiones cordilleranas del país vecino creyeron que se trataba de un eclipse de sol. ¿Por qué arden los bosques aquí y no al otro lado de Los Andes? ¿Por qué están agotados los guanacos aquí y no en la República Argentina?
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