Desafíos de inclusión y calidad: una experiencia desde la universidad pública
En los años en que se rendía la Prueba de Aptitud Académica existían formas especiales de acceso a la educación superior: algunas para aquellos que eran trabajadores y otras para aquellos que tenían talento científico, deportivo o artístico. Un número importante de jóvenes postulaban a la universidad a través de esas modalidades en parte porque existía un sistema básico de ingreso especial, siempre en un número estable de postulaciones, aunque sin la articulación adecuada respecto de la inclusión. Así fue, en esos años, a principios de la década del noventa, cuando el país volvía de forma paulatina a cierta normalidad como sociedad.
Actualmente, y después de dos décadas, la tasa de estudiantes que acceden a la educación superior, se ha cuadriplicado, en relación a esos años y, donde las universidades, en el contexto de la PSU, han ido implementando diversas iniciativas y novedosas propuestas para acercarse al mundo de los liceos, colegios y escuelas con el objetivo de atraer a masas importantes de estudiantes a sus casas de estudios superiores.
Por esa razón, entonces, resultó particularmente importante la iniciativa que desarrolló recientemente la Universidad de Antofagasta a través del Programa de vinculación bidireccional con el medio educativo de la enseñanza media denominado REDES-UA. Este programa, que no es selectivo en su implementación, se desarrolló bajo el concepto del trabajo multidisciplinario de profesores de distintas áreas vinculando su accionar en la premisa de que los jóvenes pueden "ser mejores personas y mejores estudiantes" a través de diversos medios: ciencias, arte, liderazgo, disciplinas de lenguaje y matemática, idioma inglés.
Los dos objetivos centrales de esta iniciativa fueron entregar a los estudiantes una aproximación a una formación integral, acercándolos a la universidad de una manera gradual, y, por otra, preparar a un número de estudiantes de enseñanza media, de diversos establecimientos de la comuna, en temáticas como Taller de Inglés, Semillero de monitores en Ciencia, Taller de apoyo académico en Lenguaje y Matemática, Formación de Lideres a través de la musicoterapia, Teatro, Arte, Composición Musical y Danza Clásica durante el año académico 2016.
Estos talleres se sustentaron en principios pedagógicos que orientaron el desarrollo de la formación integral, propiciando un trabajo con los estudiantes a través de las competencias genéricas que expone la universidad. Dichos talleres tuvieron una cobertura de participación de 750 estudiantes, aproximadamente, y un hito clave de la propuesta estuvo en premiar a los estudiantes, que aprovecharon de mejor manera las opciones que les entregó la institución, con una beca del Centro de idiomas de la universidad.
Se sabe, por cierto, que las tareas universitarias de acceso a la educación superior no son fáciles, más todavía en las circunstancias en que se mueve el país y en el contexto de lo que significa ser una universidad pública, pero el foco de la tarea es continuar posicionándose en el incremento por la calidad educativa en la línea de un desarrollo humano sostenible y equitativo. Es reforzar el sentido social al tener una preocupación por el acceso a la educación superior, en todas sus formas, trabajando por el despliegue de las potencialidades de los jóvenes. Por ese motivo, la Universidad de Antofagasta ha levantado una propuesta organizando una serie de acciones que actualmente se han transformado en política institucional de la universidad con un claro eje de responsabilidad social.
Antofagasta es una región que lidera en ámbitos de inversión en sectores como la energía y la minería; sin embargo, también podemos posicionarnos en novedosos proyectos de educación, como el REDES-UA, que vinculan inclusión, equidad y calidad en el entendido de que es posible sustentar crecimiento con desarrollo educativo y servicios de bienestar. Una consecuencia de ello será la generación de lazos y redes con los diversos establecimientos educacionales, con las instituciones públicas y la universidad, abriendo en la segunda región nuevos horizontes educativos, dando importancia real a lo que significa trabajar por la docencia y asumiendo, por supuesto, que se requiere todavía una mayor coordinación con los actores regionales. Esos marcos referenciales darán los resguardos suficientes para desarrollar la participación en las comunidades educativas puesto que uno de los problemas educacionales más serios tiene que ver con la inclusión y la equidad. Del mismo modo, constituirán la tutela que compromete a trabajar por las demandas y necesidades de la movilidad social, la diversidad y la calidad educativa.
Doctor en Didáctica, Universidad de Antofagasta
Francisco Javier Villegas