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Eduardo Fabregat escribió la biografía del músico

El alma de Vicentico convertida en libro

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-¿Qué encontró hurgando en el vida de Vicentico?

-Me encontré ante todo con un artista que trabaja en total libertad, que en toda su carrera (dentro y fuera de los Cadillacs) ha seguido únicamente su instinto, sus ganas y su pasión. Un músico que, aún trabajando dentro del mainstream y en una discográfica multinacional, define sus propias reglas. Un tipo honesto, que se guía por aquello que le dicta la mente y el corazón antes que por el cálculo de marketing. Y, por fuera de su carrera musical, un gran actor, que debería ser convocado otra vez al cine.


En resumen

-¿Qué tiene él que se mantiene vigente año tras año?

-Es, sobre todo, un gran hacedor de canciones, que puede revisitar tópicos, si se quiere trillados dentro de la música popular, y siempre darles su impronta. Manejarse por fuera de los prejuicios que aquejan a la escena rock le permite conectar con un público muy amplio: en un show de Vicentico uno ve niños de 10 años y señoras de 60, y a todos les "dice" algo. Se maneja con soltura en los ritmos centroamericanos y en la canción rock, y cuando hace versiones de artistas supuestamente "ajenos" como Xuxa, ABBA o Roberto Carlos, se entrega a ellas con pasión.

-¿Cómo sus canciones influyen políticamente en Sudamérica?

-Vicentico no es un tipo que se proponga deliberadamente tener un discurso político, pero en sus canciones está presente la sensibilidad de un artista que no es ajeno a lo que lo rodea. Canciones como "Se despierta la ciudad", "Las armas" o su versión de "Tiburón" (Rubén Blades) hablan de temas presentes las sociedades de América. Eso lo hace un hombre que atraviesa fronteras. Sin olvidar tantos himnos de los Cadillacs que, a pesar de haber sido compuestos por su amigo Flavio, cobran un impacto trascendente a través de su voz.

Eduardo fabregat se sumergió en la historia de vicentico más allá de los cadillacs.

3 preguntas

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"Vicentico" (Ediciones B) acaba de lanzarse en Chile y es la historia más allá de la música de Gabriel Fernández Capello, el nombre real del líder de Los Fabulosos Cadillacs. Es el primer libro de Eduardo Fabregat, editor en "Página/12" y uno de los periodistas especializados más importantes de Argentina.

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ANDREA MAX

Los tipos duros no bailan: el regreso de Jeff Bridges

A los 67 años de edad, el hombre recordado por "The Dude" en "El gran Lebowski", vuelve a ser nominado a un Oscar por su actuación en "Nada que perder", película policial que llegará a salas chilenas el 9 de febrero.
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Jeff Bridges está por sobre el bien y el mal. Último sobreviviente de un linaje de tipos duros, lleva la marca de los galanes que no sirvieron para romper corazones ni besar a la chica en la escena final. Como Marlon Brando o Mickey Rourke.

No es que haya fracasado en el mercado de los suspiros -podríamos decir que enfrentó ese rol desde la inolvidable "La última película" (1971) hasta "El amor tiene dos caras" (1996)-, sino que en algún momento se desvió hacia el reino de los antihéroes, cruzando hacia el otro lado de la frontera a fuerza de gordura y actitud. "El gran Lebowski" fue probablemente la película que marcó un antes y un después en su carrera. Bridges le dio a la decadencia la belleza que merece.

En "Tideland" (2005) se murió de una sobredosis en la mitad de metraje, en "True grit" (2010) -ese impecable remake de los Hermanos Coen- encarnó a un caza recompensas borracho y perdido en el Lejano Oeste y en "Corazón rebelde" (2009) se puso en la piel de un cantante country que vivió momentos mejores. Por esta última actuación obtuvo un Oscar. El único que ha recogido a pesar de que, hasta la última edición de los premios, había sido nominado seis veces.

Pero esta semana se anunció su séptima presencia en las caprichosas listas de la Academia. Se ganó un lugar en la categoría de mejor actor de Reparto por "Nada que perder", película del escocés David Mackenzie (guionista de "Sicario") en la que Bridges interpreta a un veterano de los Texas Rangers, cuerpo especial de agentes que sigue funcionando, desde su creación en el año 1835.

Es la justicia vetusta en su máxima expresión, encabezada por uno de esos personajes ambiguos que Bridges sabe componer a la perfección: el cazador uniformado de dos hermanos que se dedican a robar bancos para salvar la granja familiar. Bajo la mirada de Mackenzie, el gato y los ratones circulan por la soledad inmensa de la América profunda.

Bridges construyó su personaje junto a Parnell McNamara, uno de esos sheriffs viejos y malhumorados que usan sombreros y no esconden su marcado acento texano. El actor quiso copiar sus movimientos, gestos y formas de expresarse para no caer en la caricaturización. Bridges es un actor con talento y códigos.

"Nada que perder" cuenta, además, con otras tres nominaciones: mejor película, mejor guión original y mejor edición. Se estrenará en cines chilenos el 9 de febrero.

Todos se enfrentarán, sin embargo, a "La La Land", el capricho de esta temporada de premios. Uno de esos productos que aparecen de tanto en tanto para alimentar el gran ego de Hollywood. Qué gane lo mejor.

bridges interpreta en "nada que perder" a un agente que persigue a dos ladrones de bancos.

El director David Mackenzie.


en resumen

Jeff Bridges, con más de 40 películas en la piel, cuenta con tres nuevos proyectos en carpeta: "The only living boy in New York" , "Granite Mountain" y "Kingsman: el círculo dorado".

Por Andrés Nazarala R

NADA QUE PERDER