Hermana Elsa, una gran educadora
A mediados de 1958, apenas llegada a la ciudad, Hermana Laura Elsa Abud Yáñez C.D.M. ya trabajaba para el Departamento de Radio-difusión del Obispado de Antofagasta. El hecho aparece en el libreto radial del "Primer Número, para la Pampa, del Boletín Oficial del Congreso Mariano, transmitido por Radio Coya de María Elena, Radio Pampa de Pedro de Valdivia y Toco de Tocopilla."
Fácil es imaginar la sorpresa y emoción de las familias pampinas que, atentas a la radio, escuchaban, por primera vez, este profético versículo de Isaías: "Se alegrarán el desierto y las estepas. Como un narciso, florecerá la soledad."
Era, sin duda una "buena nueva", y quedó claro al escuchar que "En este año en que el mundo entero renueva su confianza en la Madre de Dios, un llamado a la fe, un recuerdo de la Misericordia y el Amor de Dios, en este Año Mariano Universal, ¿cómo se iba a quedar atrás el Norte de Chile que tanta devoción tiene a la Virgen?"
Para la Iglesia "todo Congreso es una renovación social por el espíritu". Más allá de las "fuentes de vida que son los Sacramentos", la Iglesia requiere de obras de fe y el objetivo perseguido es "La renovación de la sociedad por la paz y la unión de la familia cristiana". De allí, su lema: "Familia que reza a María, permanece unida."
Los radio-escuchas no perdían palabras del libreto. El mensaje, cargado de valiosas informaciones, se había captado. Así son las cosas de la fe. Llegan con más facilidad cuando más se las necesita.
El marco para este cuadro de fe y devoción mariana, simplemente decía: "En Antofagasta, la noche avanza a paso largo sobre la ciudad. Las calles céntricas se han llenado de transeúntes. Unos meses más, y el mar y las montañas serán un inmenso eco de las voces del Norte cantando su amor a María. Y muy alto, y muy hondo, congregados en torno a la Madre, se oirá persistente el eco jubiloso de la Voz de la Pampa."
Hermana Elsa, la gran educadora, ya no está con nosotros, pero como nació un 25 de enero, es motivo más que suficiente para recordar sus palabras.
Osvaldo Maya