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Antropólogo iquiqueño ganó Concurso de Cuentos para escritores de la UCN

LETRAS. Marcelo González participó con relato sobre las víctimas del sicópata de Alto Hospicio.
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Daniel Contreras Palma

El desierto, la pampa, anécdotas, hechos, lugares, historias, personales y colectivas, fueron algunos de los temas elegidos por sus autores para participar en la XXI versión del Concurso de Cuentos para escritores entre las regiones de Arica y Parinacota y Coquimbo, organizado por la Universidad de Católica del Norte, a través de su Departamento de Extensión Cultural.

La instancia literaria que busca incentivar la creatividad y abrir espacios a los escritores del norte del país, realizó ayer la ceremonia de premiación donde se reconoció con el primer lugar del certamen al escritor iquiqueño Marcelo González (47) con su cuento "Desesperanza aprendida", relato en primera persona que retrata la historia de las víctimas del llamado sicopata de Alto Hospicio.

Marcelo González es antropólogo y pianista, avecindado desde hace 25 años en Iquique. Ha desarrollado su actividad desde la docencia y la investigación etnohistótrica, así como en el campo etnomusical.

González ha publicado ya siete libros (tanto en Chile, como en otros países latinoamericanos) relacionados con su profesión. Además es bombero voluntario.

Herencia

¿Cuándo nació su interés por escribir cuentos?

-En términos conscientes, escribir historias o ensayos, desde los 15 años. Como antropólogo, mi profesión tiene que ver mucho con la escritura. Mi primer ensayo para publicación lo hice hace 16 años.

¿Cómo se dio esta relación con la escritura? ¿A qué se debe?

-Tengo una necesidad de expresión que viene por parte una herencia familiar. Mi padre era amante de la historia y por lo tanto siempre estuvo ese apego de contar la historia, pero no desde el punto de vista académico oficial, sino que averiguar la pequeña historia que se esconde detrás de las personas que son las que nosotros creemos que fueron estos héroes.

Por otro lado, desde el punto de vista profesional la investigación etnomusical, que es mi campo, me llevo a caminar varias partes hasta que logré ese estado meditativo que me permitió ver algunas cosas que las tuve que plasmar por escrito.

¿Esta es su primera participación en un certamen literario?

-Esta es la segunda vez que participo en un concurso. El primero fue un certamen bastante limitado en Iquique donde obtuve mención honrosa. Esta es la primera vez que participo fuera de Iquique.

¿Qué lo motivo a participar en esta instancia literaria?

-Contar la historia que tenia que contar, que es una historia terrible. Es una historia que veo que lamentablemente se olvida, que es el caso de las niñas asesinadas por el sicópata de Alto Hospicio. Por distintas formas, es el caso de Laurita Zola que fue bastante cercano a mí por compartir con su hermano que al igual que yo es bombero. Veo que es un caso que se olvida y el olvido es parte de la injusticia.

¿Que tipo de investigación realizó para escribir el cuento?

-El contexto de la parte de exactitud y veracidad de la historia está dado por lo que son los archivos judiciales. La historia en si es bastante breve. La escribí en 40 minutos y se lee en 3 minutos. No necesita mayores precisiones históricas porque es la niña la que habla.

Entre los participantes del concurso literario hubo una gran convocatoria de jóvenes. ¿Cuál es su opinión respecto de las nuevas generaciones y su acercamiento con la escritura?

-Eso me da esperanza. La esperanza que las generaciones que vienen no van a ser generaciones silenciosas. Son generaciones que no solamente gritan o salen a la calle cubriendo su rostro. Aquí hay gente que está saliendo a rostro descubierto a gritar, a gritar de la manera más permanente que existe que es a través de las letras de molde, porque esa letra queda y no se la lleva el viento. Para mí es un gusto enorme compartir con estos jóvenes que obviamente van a seguir escribiendo.

Primer lugar "Desesperanza aprendida" Marcelo González Borie

"Tengo una necesidad de expresión que viene por parte una herencia familiar. Mi padre era amante de la historia y por lo tanto siempre estuvo ese apego de contar la historia"."