Secciones

El Norte y las letras nacionales

E-mail Compartir

El Norte de Chile, sin apellidos de grande o chico, seco o verde, ha dado a las letras nacionales una sostenida presencia y en ellas, las voces femeninas no han quedado atrás. He expresado que frente a la creación gestada por manos de mujer, otro es el matiz que les impide ser consideradas en un lugar de relevancia, debido las más de las veces, a una sostenida discriminación no sólo en el plano intelectual.

Los extensos territorios de esta nortinidad vivencian sus pasos. Así, el imaginario colectivo y popular rememora a la taltalina "Camila la changa", a través de un poema de Rubén Villalón, según Lina Lemus López, Poetas taltalinos, 1997: "Montada en un burro, una changa cantaba epopeyas patrias que habían aprendido…".

O, las actividades de "Irene Vargas, la Abuela de la Revolución", narradas en Norte Grande (1944), de Andrés Sabella. El episodio dice relación con la matanza de "La Coruña" (1925). Su "trabajo" consistía en "ayudar a bien morir": "Dos manos arrugadas y maternales cierran los párpados de los muertos en esta masacre. Dos manos que siguen, infatigables, por el tiempo, en esta labor pequeña y grandiosa". El tema también lo trató en Semblanza del Norte Chileno (1955): "Irene Vargas, durante los días acres de La Matanza de "La Coruña", recorrió la Pampa de Tarapacá para "ayudar a bien morir" a los "federados", desafiando sospechas, balas y amenazas. La Abuela de la Revolución, Juana Barraza y Lucía Zajaya procedieron con igual entereza" (Cap. V. El pampino).

El revés, o lo ingrato de esta situación, se conoce como "El caso de Lucía Solano", estudiado por Patricia Rivera Ritter, "Expedientes eclesiásticos penales y civiles en Tarapacá durante el siglo 18 y comienzos del 19". Rev. de Cs. Sociales N° 9. U. A. Prat, Iquique, 1999: 153 y ss., que informa del destierro de esa mujer, desde el Pueblo de San Agustín de Huantajaya a la ciudad de San Marcos de Arica, por motivos de amistad ilícita y escándalo en la forma de vivir. Lo novedoso puede resultar a que apunta a un caso chileno, aunque los Anales del Cuzco (1600/1750), señalan aún más duras y frías experiencias, como éste de 1657: "Este año, doña Josefa Camargo, con un hermano suyo y dos criados, quitó la vida al rigor de azotes a una hermosa y delicada hija, porque supo que tenía amores ilícitos con un caballero de España" (M. Picón Salas, Atenea N° 95). Punta de Rieles

"(Yo creo que la vieja me salvó. En este país las mujeres salvan a los hombres. A veces los pierden, de todo hay en la viña del Señor)". Son las palabras iniciales de Manuel Rojas en Punta de Rieles (Obras completas, 1961:793). El tiempo de estos "salones" nortinos lo grafica Sabella (Semblanza…), con los versos "Yo tengo en Punta'e Rieles dos tontas pa'mi cariño: las dos tontas me son fieles… ¡pa'vaciarme los bolsillos".

H. Pumarino Soto, en El Loa, ayer y hoy (1978:195), indica que "El Ferrocarril había construido un ramal hasta las proximidades de la mina (Chuquicamata) y surgía Punta de Rieles, con su variedad de heterogéneo comercio… en los burdeles, el trago, el licor, corría a raudales, entre el rebullir de "las niñas". Por su parte, A. Álvarez V., en Geo-biografía de El Loa (148 y ss), indica para "El bravo Punta de Rieles" que fue "un poblado de un centenar de viviendas, hoteles…, cantinas, restaurantes, garitos, prostíbulos… pueblo tenebroso que atrajo a muchos tahúres, niñas de la noche (donde destacaba) el Saloon de la María Centenario y otros burdeles".

Revés

Cuando este recuerdo se verifica positivamente, consiste en nominar un espacio destinado a honrar el aporte cultural de ellas y así, existen salones comunales con el nombre de "Rosario Orrego", en Copiapó; "Chela Lira", en UC del Norte, Antofagasta; escuelas y liceos ("Marta Narea"), que llevan sus nombres, para lo que el país educacional nomina a éstos como "Gabriela Mistral", o salas de clases que vivifican su labor: "Lenka Franulic".

"Nicolasa"

En la misma línea, en este peregrinar literario, un día alcanzamos a leer en un añoso letrero el nombre de la hacienda "Nicolasa", que perpetuaba la memoria de doña Nicolasa Montt de Marambio, poeta de Freirina, 1857. Mario Bahamonde, en Presencia de la poesía nortina, en Ajorca, 1965:7, expresa que fue ella quien escribió y llegó a la fama lugareña con su poema "La Huérfana", largo monólogo dramático. Su obra inicial fue Regina (1879), y la continúa en el libro Páginas Íntimas, recopilación de sus cuentos, poemas, ensayos, artículos y traducciones que con anterioridad publicó, entre otros, en los diarios La Voz de Elqui o las revistas Misceláneas y Evolución, este último periódico nacional femenino que dirigió doña Sofía de Ferrari Rojas.

Mayores antecedentes los aportó Benigno Ávalos, en Panorama Espiritual de una Provincia, 1976, aunque fue premio G. Mistral, 1974, que nos dice que las damas pudientes de la época a pesar de recibir una educación incompleta, necesaria solo para desenvolverse en la sociedad, don Nicolasa, muy por el contrario, se entregó por entero "a los nobles afanes de la literatura".

De los Papeles de Sergio Gaytán M.

Miembro correspondiente,

Academia Chilena de la Lengua