La migración como una oportunidad
"Los migrantes son un colectivo vulnerable. Por eso, es necesario darle una protección especial".
¿De qué sirve que se me ofrezca el mundo entero? Así se lamentaba el padre de Aylan Kurda, el niño sirio de solo tres años que estremeció al mundo con su imagen boca abajo, muerto en una playa de Turquía en el 2015 cuando huía de la guerra civil junto a su familia.
Es frente a este tipo de dramas que debemos preguntarnos: ¿estamos siendo capaces de enfrentar adecuadamente el creciente flujo migratorio que estamos viviendo como un país integrador o, por el contrario, vamos a terminar radicalizando nuestros prejuicios?
El debate entre los precandidatos presidenciales focalizó equivocadamente el tema, explotando los temores que estos procesos generan. Miedos que pueden ser el resultado de la intensificación de los flujos migratorios que han llevado a duplicar la cantidad de migrantes durante los últimos diez años, pasando de 212.935 a 410.988 personas en el año 2014. Más del 60% de ellos han llegado durante los últimos cinco años. Si proyectamos esa cifra, para el 2023 estaríamos alcanzando el millón de personas en esa condición.
Un informe de la Asociación de Municipalidades de Chile señala que no estamos preparados para enfrentar este fenómeno por falencias en la presencia de personal y de oficinas especializadas. De hecho, sólo en 23 municipios existe un departamento encargado del tema y es justamente en ellos donde se enfrentan las realidades diarias de esta población.
Los migrantes son un colectivo particularmente vulnerable. Por eso, es necesario darle una protección especial. Lo que no significa darle un trato más favorable que a los chilenos, sino que intentar generar las condiciones para que puedan tener acceso igualitario a prestaciones básicas.
Considerando la promesa del Gobierno de iniciar la tramitación de una nueva Ley de Migración, debemos tener en cuenta que la institucionalidad que requerimos es un marco normativo moderno y con un enfoque de derechos humanos. Porque, a pesar de lo desfasada de nuestra norma, los migrantes se encuentran regularmente integrados al mercado del trabajo y respetan las leyes chilenas.
Debemos buscar profundizar ese proceso en acceso a salud, trabajo, vivienda, educación, cultura y justicia, bajo el principio de la no discriminación de quienes han optado por hacer una nueva vida en nuestro país. Pero del mismo modo, como contrapartida, ellos deben integrarse a Chile con todo lo que significa, conociendo y respetando nuestras leyes, cultura, tradiciones, a nuestros héroes patrios. En fin, integrándose a nuestra historia, la que logra formar el alma de esta nación, en un proceso mutuo de enriquecimiento.
Rafael Rosell Aiquel
Decano Facultad de Derecho USS