Uno de los síntomas inequívocos de los problemas del actual gobierno es la potente carrera presidencial ya desatada en el país. A no dudar, una situación bastante impensada e incómoda.
Sebastián Piñera, Alejandro Guillier, Ricardo Lagos, José Miguel Insulza, Manuel José Ossandón, Felipe Kast, Carolina Goic y Marco Enríquez- Ominami, son los nombres barajados hasta hoy e indudablemente no serán los únicos con el correr de los meses.
Lo negativo del fenómeno es que esta carrera contamina el debate nacional y repercute negativamente en la administración de la Presidenta Michelle Bachelet, a quien le queda más de un año en el cargo.
En efecto, esto aparece como una mala noticia, considerando que a casi un año y medio de dejar el cargo, el gobierno se puede jugar por decisiones más electorales que las urgentes para el país.
Siguen pendientes los avances en materia migratoria y gobiernos regionales, empleo, crecimiento, materias muy sensibles en nuestra Región de Antofagasta.
Pero en un plano más general, bien puede decirse que las complicaciones de la administración actual aceleraron la competencia, tanto en el bloque Chile Vamos, como en los propios allegados a la Nueva Mayoría. Ni hablar de lo que ocurrirá con los candidatos ajenos a estas coaliciones.
No cabe duda que la incomodidad o juicio crítico del gobierno aceleró esta realidad, poco aconsejable, porque un año de gestión es demasiado tiempo en política.
¿Qué se jugará, entonces en los comicios de 2017?
Tendremos una discusión respecto al continuismo de las políticas actuales, un cambio de timón, o una transformación mucho más profunda. El abanico será sencillamente amplio. Sin dudas.
Muy seguramente, los interesados en la Presidencia manifestarán y ahondarán en esas definiciones, en el objetivo de ganar los votos necesarios.
Sin embargo, y quizás es lo más interesante, observaremos si la discusión nos lleva a un punto de inflexión respecto a lo que es hoy la Nueva Mayoría y el gobierno.
El futuro trae muchas interrogantes.