Entre el Mar y el Viento
Feliz aquel niño que, imaginativo, alguna vez, se aferró a una idea o plan que le pareció muy halagüeño o bueno y que, finalmente, resultó irrealizable. Ese niño, sin saberlo, fue un buen utopista. La felicidad relumbra al aproximarse a la utopía. Andrés Sabella amaba la utopía. ¡Habrá algo más utópico que estos versos?: "De un país de niños / yo soy el monarca (…) Mi gobierno es fino: / Dios me dio las Tablas (…) ¿Queréis conocerlo? / Se encuentra mi reino / entre el Mar y el Viento". Poesía-política-justicia-teología-fantasía y mucho más hay en ese país de niños que es utópico reino al que llegaremos ese día en que Mar y Viento dejen de moverse. ¡Imposible, dirá alguno! ¡Sí! Pero, ¡qué bien hace imaginarlo!
Sabella vivió en ese límite de la realidad donde las cosas que son, pasan a ser algo más, revelando secretos encantos. Para su mirada, la del niño eterno que le hacía ser, las cosas de su realidad no se agotaban en su conceptualización. En ellas siempre apreciaba secretas significaciones. Éstas, captadas en su dimensión utópica, no sólo atraían, por su novedad, sino que se transformaban en núcleos de reflexiones formativas. Aquí y ahora, en un mundo sin paz, él nos la ofrece como: "Ventura de niños (…) Ríe Jesucristo,/ pintando los frutos/ con los niños puros./ Es mi reino claro / el niño es un árbol / de otro Paraíso".
"Utopía", obra maestra del humanista y literato inglés Tomás Moro, escrita hace, exactamente, 500 años fue una de sus lecturas favoritas. Los versos aquí citados, pertenecen a la serie de seis sonetos de Arte Menor que él dedica "A sir Thomas More, Santo" en ese libro magnífico que es "Cetro de bufón"(1984). Libro donde reina la utopía y que en uno de sus epígrafes, firmado por Öscar Wilde. Dice: "Un mapamundi en que no figurase la Utopía no valdría la pe0na de ser mirado".
¿Habrá algo más utópico que esta idea de Sabella?: "Yo vivo… para un tiempo que no sea propiedad de la muerte".
Osvaldo Maya C.