La última Encuesta de Caracterización Socioeconómica Nacional (Casen) aplicada en 2015, da cuenta que el 11,1% de las familias antofagastinas vive en condición de hacinamiento, una cifra alta y sorprendente hasta cierto punto, ya que más bien es coherente con el déficit de viviendas que existe en la zona.
De hecho, nuestra región aparece como la segunda del país en el ranking -después de Tarapacá- con los peores índices en esta materia. A nivel nacional, la Casen mostró que las familias sin vivienda pasaron de 563 mil, en 1996; a 391 mil en 2015.
La capital regional y Calama, en efecto, padecen las complicaciones del boom económico provocado por la minería y una muy mala gestión del sector público con el suelo de su propiedad. Es decir, a la enorme demanda de los últimos años, se sumó la mínima construcción de viviendas, lo que ha repercutido en un déficit de unos 25 mil inmuebles y un evidente incremento del hacinamiento.
La situación más palpable es que los subsidios entregados por el Estado en los últimos años, no sirven para la compra de una casa o departamento, especialmente en nuestra comuna, donde los valores no bajan de las 2 mil UF para el caso de alternativas nuevas.
Esto es clave si se entiende, por ejemplo, que el 41% de las familias que adquirieron viviendas entre 2010 y 2015 a nivel nacional lo hicieron mediante subsidio habitacional. En nuestra zona, ese esfuerzo debe ser costeado fundamentalmente por las familias.
Debe reconocerse que esa política pública para vivienda es exitosa a nivel país, pero no tiene un correlato, o derechamente no sirve en nuestra zona, al no contemplar montos acorde a la realidad local.
Con todo, debemos repetir un concepto en el que insistimos, es fundamental que la ciudad resuelva estas dificultades, al tratarse de cuestiones de dignidad para las personas y familias y por el problema económico que ello implica. Al tiempo, la vivienda es un anhelo legítimo para todos, al poseer un valor simbólico tremendo. Resolver este asunto de manera urgente es fundamental para avanzar en la idea y objetivo de tener una ciudad de clase mundial que retenga y atraiga más talento.