Cristian Castro Orozco
Era simple, sólo tenía que entregar 150 mil pesos y esperar poco menos de un mes para que le entregaran de vuelta un millón de pesos. Lo único que debía hacer era conseguir dos personas más que aportaran la misma cantidad y esperar por el resultado.
Parecía algo imposible, hasta fraudulento por donde se viera. Pero al ser una amiga íntima quien la invitó, decidió participar.
Su amiga le explicó las garantías de este "juego privado", al que sólo tenía acceso gente de confianza y que además le aseguraba que si no ganaba el millón prometido, le devolverían los 150 mil pesos. Todo era perfecto. Así la estudiante de Kinesiología, Karla Osorio, entró al "Mandala".
Pero la joven no logró incorporar a nuevos participantes. Pasó el mes, el siguiente y el subsiguiente, y la estudiante ni siquiera recibió el capital que había puesto.
Al contactarse con la amiga que la invitó a participar, ésta le informó, lamentándose, que ambas habían caído en un engaño. Karla no sólo no ganó premio alguno, sino que perdió su dinero y además la confianza que alguna vez tuvo en una de sus mejores amigas.
Nombres
Tiene diferentes nombres: "Flor de la abundancia", "Telar de los sueños", "Círculo de la prosperidad", "Rueda de la amistad" y "Mandala", como es más conocido en Antofagasta.
Este juego, que se ha popularizado el último tiempo, consiste en una especie de "economía solidaria", que se estructura en dos pilares que, a juicio de quienes participan o la promocionan, son fundamentales: la confianza y el compromiso por la continuación del Mandala.
El conocimiento en inversiones o manejo financiero poco importan en el juego.
Pero ¿cómo funciona?
Básicamente una persona invita a otras dos a aportar cierta suma de dinero (que puede variar de 15 mil a un millón de pesos), y cada una de éstas a su vez debe invitar a otras dos.
El procedimiento se repite hasta completar 15 participantes. Entonces, el monto total de los aportes que hacen los últimos en entrar se lo lleva la persona que inició el juego, es decir, el que se encuentra en el centro del Mandala (ver infografía).
En ese momento los dos que le suceden abren la flor, quedando cada uno de ellos al centro, y así sucesivamente hasta que todos ganen.
El proceso, desde que se ingresa al juego hasta que se llega al centro, no debería tardar más de tres semanas.
Redes sociales
Este tipo de juego comenzó a adquirir fama en la ciudad a través Facebook y WhatsApp, que son los principales canales para los ofrecimientos de participación.
Si bien el sistema está pensado para círculos privados, de amigos o conocidos, también es frecuente encontrar ofrecimientos en páginas comunitarias, como Feria de las Pulgas online y otras.
En Antofagasta la mayoría de las personas invitadas rechazan participar por desconfianza, pero otros aseguran que funciona y que cuando el sistema falla, es sólo porque quienes ingresaron no se comprometieron lo suficiente.
"A mí me invitó la madre de un amigo. Puse un millón de pesos y tuve que conseguir que otras dos personas entraran al juego aportando la misma cantidad. Pasó alrededor de un mes hasta que llegué al centro y gané los ocho millones, bueno, siete considerando que ya había puesto un millón", cuenta Alberto Arias, estudiante universitario que se aventuró a jugar en este esquema.
"Sé que han estafado a muchas personas, pero igual esto requiere de mucho 'tino', hay que participar con gente de confianza. Sabes de antemano que alguien tomará tu dinero y se retirará, pero cuando se retira, tú avanzas una posición hasta que sea tu turno, y después le tocará ganar al que te suceda", explica Arias.
Fraude
Sin embargo, para la estudiante de Ingeniería Comercial de la Universidad Católica del Norte, Javiera Sánchez, no cabe duda que se trata de un juego peligroso.
"Me han invitado pero no participo porque es difícil que el capital que entregas retorne para todos sin una tasa de interés. Además, es imposible que todos ganen, tal vez de 15 sólo va a ganar uno. En probabilidad se dice que por 70 personas que participen, 60 perderán y sólo 10 recibirán el dinero, dice Sánchez.
El abogado y experto en finanzas, Ricardo Ibáñez, fundador de Defensa de Deudores, explica que detrás de este tipo de prácticas se ocultan fraudes que fácilmente pueden ser condenables por la ley.
"Es claro que ahí existe un tipo de estafa, pero como los montos comprometidos son tan bajos, las personas no interponen las denuncias y eso impide que se realice un seguimiento a los casos", cuenta el profesional.
Desde lo penal, Ibáñez asegura que de comprobarse un ánimo de defraudar entre quienes captan a los participantes, estos podrían enfrentar una condena que va desde los 3 años y un día en adelante.
"Quienes ingresan primero obtienen la satisfacción de sus pretensiones, toda vez que se incrementen los montos que originalmente aportaron. Pero las personas que entran al final pierden toda la posibilidad de recuperar su dinero, y mucho menos incrementan sus recursos", detalla el abogado.