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"Rara"

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Película debut de la cineasta nacional María José (Pepa) San Martín, 'Rara' sobresale de inmediato por su calidad estética, su propuesta simple y directa, sobre todo por la personalidad con que se instala en un instante en que el cine chileno busca marcar una impronta especial, sobre todo en lo referido a temas, espacios y lugares. Y lo que más importa acá, su sincero acercamiento a un tema -el lesbianismo-, a un espacio identificable -Viña del Mar- y a un caso que recuerda a muchos otros que dan cuenta del estado en que se desarrolla la sociedad chilena.

Con una sutileza que se agradece, y que parte con un largo travelling mostrando solo la espalda de la pequeña protagonista, este filme da cuenta de mundos íntimos que son fáciles de reconocer y los enmarca dentro de un lugar y un momento histórico preciso, logrando crear un drama potente acerca del conflicto cultural, pero todo ello tratado con cuidado, delicadeza y respeto por sus personajes, evitando en todo instante caer en estereotipos burdos.

¿De qué trata 'Rara'? De una familia atípica, compuesta por Sara, que a sus trece años ya es capaz de entender con plena conciencia que Paula, su madre, es lesbiana, que tiene una nueva pareja, Lía, y que convive junto con su hermana Cata con absoluta normalidad puertas adentro, aun cuando el hecho pareciera ser escandaloso puertas afuera.

De este modo, lo interesante del planteamiento temático de 'Rara' es que da a conocer una situación que existe, pero de la que generalmente se habla poco y en voz baja, subrayando generalmente lo raro del acontecimiento, porque instala este tema en un contexto dominado por conductas conservadoras que chocan de modo tajante con la percepción que tiene la joven Sara. Así, el filme plantea la problemática de la libertad y de cómo podemos entenderla en términos de la convivencia familiar e íntima.

Probablemente el mayor mérito de María José San Martín radica en cómo ha establecido la construcción de sus personajes, especialmente cuando estos están directamente basados en una situación legal que ella, con gran capacidad de observación, es capaz de revelarnos en toda su crudeza, en especial cuando ese ámbito familiar establecido choca de modo directo con una cultura conservadora, apegada a modelos y normas reconocidas como "normales".

Mayor mérito todavía es que 'Rara', al enfrentar este asunto desde la perspectiva de las niñas, logra evidenciar una realidad que en ningún momento resulta chocante, ni cargada de discursos de carácter militante, dejando al espectador el espacio necesario para que asuma sus propias conclusiones.

Por este motivo, la película concentra su foco en lo cotidiano, en las discusiones dentro de la casa como suceden en cualquier hogar, el tema de las tareas y problemas en la escuela, y por medio de los animales -los gatos como un símbolo de la soledad- revela cómo estas hermanas son capaces de entender mejor aquello que los demás cuestionan y encontrar su propio lugar entre dos familias de modelos absolutamente diferentes. Lo mejor de todo esto es que acá no hay ni buenos ni malos, no existen héroes ni villanos, solo seres humanos con todas las falencias y virtudes que esto implica. Lo que sí existe en ese universo son preguntas que cada espectador debe contestar acorde a sus valores.

La película recuerda el caso real de la jueza Karen Atala y de su lucha contra el poder establecido por la familia paterna de Sara, que recurre a las leyes para que todo vuelva a lo que se considera como normal, estableciendo un juicio de tenencia doloroso que, con sabiduría, el filme no muestra pero insinúa, dejando todo en el punto preciso en que la ficción se funde con la realidad.

Un detalle inevitable de este filme es que, pasado los años, seguramente quedará como una película característica de una época de profundos cambios en el seno social chileno, lo que para bien o para mal, le significará un lastre. No obstante, como cine, es un trabajo honesto y necesario que no solo nos revela a una debutante que tiene mucho talento sino que, además, saca brillo a las pequeñas protagonistas que lucen frescas y cómodas en sus roles. Un trabajo como éste plantea un tema inevitable y necesario. Y lo hace a través de un lenguaje cinematográfico potente, sin estruendos, pero con la suficiente fuerza para instalarlo en nuestra conciencia. Buena y necesaria de ver y comentar.

Victor Bórquez

Escritor, docente y

comentarista de cine

POESíaDE ANTONIO RENDIC-IVO SERGE

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¿Y si un poema te mata? Es el riesgo de la literatura. Antonio Rendic, sin temor, se hundió, se sumergió, buceó en la intimidad de sus sentimientos y acercamientos tras la estrofa, que encumbrara más alto sus visiones del hombre, de Dios y de la región, de la que se sentía parte de la lírica.

En un territorio donde el lirismo abunda en las letras, no así en la economía que nos llena de malos ejemplos, la poesía no cede terreno y cada cierto tiempo arroja versos desde sus diferentes rincones. Antonio Rendic, desde su comarca, rindió homenaje al verbo, buscando en la rima un mensaje que trascendiera el tiempo y al hombre. En éste descubría una concepción de Dios y de sus mejores aspiraciones.

Por esencia un poeta cristiano, Rendic veía en la palabra otro camino de expresión y agradecimiento por los dones recibidos, por las bondades de la tierra, por los latidos del hombre tras un mundo mejor.

Ante el acordeón de las olas, palabras tomadas de una de sus obras, Rendic también acercaba al mar, a las aguas vitales que bañan nuestro entorno y nos definen como un pueblo litoral. Navegar entre los poemas de Rendic consiste en zarpar desde el observatorio terrestre hacia los misterios de las olas, que fabrican cada día y nos recuerdan que todo cambia, a cada hora, en cada instante, y que sólo nos cabe timonear nuestra vida, con la fuerza de la esperanza y el cuerpo de quienes comparten el viaje.

La poesía de Rendic miró el mar como otro de los intervalos, en que debemos reflexionar sobre nuestro mundo y cuanto agradecer por haber nacido donde estamos.

Rendic navegó con su pluma de la tierra al mar y del hombre hacia Dios. Era su rumbo. "Un hombre de cuatro rumbos", habría dicho Andrés Sabella, compañero del médico en tales singladuras.

un santo para antofagasta