Pensar más allá de la minería
El enorme peso de esta actividad ha impedido el surgimiento de otras actividades. Quizás el nuevo escenario nos obligue a mirar más allá de lo de siempre. Lo positivo es que Antofagasta y el Norte Grande tienen variadas opciones de desarrollo más allá de la minería. Está el turismo de intereses especiales y la plataforma de servicios que ofrece esta zona.
Los retrocesos en el precio del cobre han dejado al descubierto las fragilidades de una economía regional ligada en un alto porcentaje a la actividad minera.
Al parecer, no hemos aprendido demasiado, o quizás muy poco, de la historia y sus valiosas lecciones, ésas que sirven para enmendar el rumbo.
Antofagasta requiere mirar mucho más allá de lo obvio, es decir, apostar a nuevos nichos productivos y aprovechar sus inmensas ventajas comparativas, que por cierto son bastantes, pero que la miopía del exitismo fácil nubla la visibilidad de nuevos horizontes.
Esto -es cierto- también es afectado por el peso de una actividad tan gigantesca como la minería.
El súper ciclo del cobre ya es pasado y es el momento de mirar con sinceridad el renovado escenario. Es cierto, la minería seguirá siendo la viga maestra del desarrollo de la ciudad y la región por las próximas décadas, pero hay mucho por hacer en diferentes ámbitos económicos. Hay que dar ese salto cualitativo y hacer cada vez más grande esta parte del norte.
Para ello es necesario que nuestras autoridades y empresarios tengan una carta de navegación clara y precisa en el tiempo. Aquí no sirven las improvisaciones, sino sólo el trabajo planificado sobre qué queremos y hacia dónde vamos.
El ilimitado potencial de energía solar, la enorme plataforma que significa el intercambio comercial con los países vecinos que miran expectantes al Asia-Pacífico, un mayor dinamismo de los puertos y poner en marcha una potente red de servicios, además del potencial astronómico y el turismo, son algunos de los nuevos focos para tener en cuenta.
Sólo en el ámbito turístico, la capital regional requiere de un impulso decidido. Hay que continuar el circuito de playas artificiales iniciado por el exalcalde Pedro Araya Ortiz, pero que quedó detenido por una clara falta de visión al respecto. De hecho, hace más de 10 años que no hay nada sobre el tema.
Es hora de pensar y gestionar. El norte es mucho más que minería, es un enorme polo de desarrollo que debemos pensar entre todos. Es una apuesta de diversificación y de un futuro mejor.