Karen Rojo supo renovarse
Académico UA
"En política hay que ganar, sino no hay que hacer política" escribía el politólogo francés Raymond Aron a mitad del siglo XX.
A inicios de la segunda década del siglo XXI, en pleno desierto pero en una ciudad que tiene la virtud de estar al borde del mar, una antofagastina encarnó ese dicho. Pongamos el hecho en términos reales. Una persona que entró en política hace menos de 5 años iniciará un segundo mandato en una de las ciudades más importante del país, en la capital de la región más rica.
Si en su primera victoria subyace el rol que jugaron sus asesores de campaña, hoy con otro equipo, sin partido, sin el apoyo de Sebastián Piñera, logró el triunfo. La campaña subterránea que ha hecho, lejos de las cámaras está vez, la hacen hoy triunfar a pesar de un balance de gobierno, sino calamitoso, bastante mediocre. Pero supo renovarse.
El otro triunfo es el 18% que que obtuvo el señor Adaro, ese electorado popular que él fue a buscar. Quizás fue el único candidato que se dirigió a ese segmento. Un político a la antigua. Y justamente los de la autodenominada nueva política, los independientes de la primera hora, han sido sancionados por sus propias divisiones de militantes asociativos, obteniendo porcentajes aceptables pero insuficientes para pretender a dirigir los destinos de la ciudad. Sin embargo, la candidata oficialista llegó detrás de uno de ellos. Y eso, algo nos esta diciendo acerca de lo que puede suceder en un año más.
Cristian
Zamorano