Ahora, más que nunca, hay que ir a votar
"Que quede claro: una decisión electoral acertada traerá progreso y bienestar".
Si un error no forzado le faltaba por cometer a este Gobierno, acaba de ponerle ahora la guinda a la torta con su fallida "Ley exprés", intentando enmendar el desaguisado del padrón electoral. Pero atención, que esto no termina aquí. Primero, porque debiera haber sanciones para los responsables de este bochorno, partiendo por la propia ministra de Justicia, agregado a una investigación profunda, no por parte del Gobierno, sino de la Contraloría.
Esto, aparte de lo que determinen los estamentos jurídicos, donde ya en primera instancia el caso fue caratulado como fraude por la Fiscalía. Y lo otro que puede suceder es que se impugnen las elecciones municipales. Basta con que sea presentado un recurso de protección por alguien que se sienta privado a ejercer su derecho constitucional de sufragar, porque su lugar de votación fue modificado inconsultamente.
No les extrañe, por lo mismo, que los próximos comicios sean anulados. En ese caso, usted puede sacar como conclusión: "para qué voy a ir a votar". Nada más equivocado si piensa de esa manera. Es todo lo contrario: ahora, más que nunca, hay que ir a votar el domingo. Es la única opción que tenemos para manifestar nuestro repudio.
Porque, al votar por quienes comparten nuestros valores e ideales, también estamos defendiendo la democracia que construimos entre todos y que debemos abonar a diario. Con la abstención no se consigue nada.
¿Por qué debemos ir a votar? Porque si elegimos a gente capaz y honesta, podemos aspirar a municipalidades más eficaces, con todo lo que eso implica. Porque es la única forma de pasarle la cuenta a aquellos que prometen mucho y no hacen nada. Están los que incluso han sido procesados por la justicia y aún así se presentan como candidatos.
Hay otros, que han viajado por varios países del mundo a costa del Municipio y nunca se vio un aporte conseguido en esos periplos que fueran útiles para la comunidad.
Individuos como los mencionados van a resultar reelegidos si dejamos que otros decidan por nosotros. Y después, no nos quejemos. Que quede claro: una decisión electoral acertada traerá progreso y bienestar. Una decisión equivocada (y la peor de todas es no votar) podría empeorar las cosas. Aún más de lo que ya están.
Waldo Mora Longa
Exintendente Región de Antofagasta