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Todo cambia...

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"Cambia, todo cambia…" -dicen los versos del chilenazo Numhauser… Me viene a la memoria dicha canción, luego de dar una vuelta veraniega por la noche antofagastina y recorrer lugares que anduve desde niño. Me acompaña un amigo que estuvo treinta años lejos de la ciudad. Vemos que todo está cambiado. La ciudad es otra.

Cambió la "Población Zapallo", que ya ni siquiera existe… Ya nadie recuerda al edificio "Empart" ni el cine del mismo nombre. Tampoco recordamos como antes el "Edificio de la Lan". Un enorme monumento al Padre Hurtado, nos ha hecho olvidar el porqué de "La esquina redonda", lugar céntrico de la ciudad, convertido hoy en punto de reunión de los equipos de aseo del municipio, incluyendo sus voluminosos y malolientes carros.

Cambió también "la caleta", llamada hoy Terminal Pesquero, como cambiaron los antiguos "Baños Municipales", conocidos como "El Balneario", con mucha arena y poca agua, especialmente en las bajas mareas. En "La Puntilla" se capeaban "tumbos" (hoy son olas). Y sin la "Poza Chica", donde los pequeños antofagastinos se daban los primeros chapuzones. El que conocimos como "Hotel de Turismo", es el "Cristóbal Inn" y la "Caleta del Cobre" se llama "Las Petroleras".

Curiosa la evolución de la que conocimos como "La Mojonera", que devino en la "Playa de la Cervecería", más tarde, "El Carboncillo" y hoy la artificial "Paraíso". Algo similar ocurrió con el Muelle del Ferrocarril", llamado "Histórico" y la plaza del Cementerio de los Apestados, que se conoce como "Plaza Matta".

La lista de los ejemplos es larga. Mi amigo mira todo con nostalgia y se esfuerza por recordar lugares que conoció en su juventud. Se le ve emocionado, calla y vuelve a mirar a su derredor. Lo veo acongojado. "Es cosa del tiempo" -me asevera.

Se acerca a la ventana del auto, baja el vidrio y susurra la misma canción… Me parece oír la voz de mi ciudad de Antofagasta, que canta dolida: "Y así como toda cambia/Que yo cambie no es extraño".

Jaime N. Alvarado García.

Muere antofagastino Juan Radrigán, pieza clave del teatro chileno

DRAMATURGO. Autor de obras como "Amores de cantina" y "Hechos consumados", retrató la marginalidad.
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Carolina Collins

Lleno de energía y activo en su creatividad hasta sus últimos días, el dramaturgo antofagastino Juan Radrigán nunca paró de preparar proyectos y de escribir, pese al cáncer pulmonar que lo afectaba y que terminó con su muerte ayer, pasado el mediodía, según confirmaron sus familiares al ministro de Cultura, Ernesto Ottone.

El autor de obras tan importantes del teatro nacional como "Hechos consumados" (1981) y "Amores de cantina" (2011), fue diagnosticado con esa enfermedad hace cinco años y desde entonces, había permanecido tan inquieto como siempre.

Ese mismo año, en 2011, fue reconocido con el Premio Nacional de Artes de la Representación y Audiovisuales "por su contenido poético y su capacidad para hablar de Chile desde el teatro".

Y en septiembre recién pasado fue homenajeado por el mundo teatral con el reestreno de dos de sus obras: "Fantasmas borrachos" y "Amores de cantina", tributo que fue gestionado por los actores y directores Claudia Di Girolamo, Aliocha de la Sotta y Rodrigo Pérez y que según contó en ese entonces su propia esposa, la actriz Silvia Marín, a El Mercurio, recibía con agradecimiento.

El proyecto, titulado "Radrigán Homenaje", contemplaba una segunda parte con una maratón de lecturas dramatizadas con los textos más emblemáticos del dramaturgo.

En la misma entrevista citada, Marín reveló que su esposo seguía escribiendo, a pesar de que entonces su salud ya había estado delicada.

Sin parar de escribir

Algo que también relata el propio ministro Ottone, actor de profesión que tuvo la oportunidad de trabajar con Radrigán cuando era director del centro cultural Matucana 100, y que incluso detalla que actualmente estaban colaborando en un proyecto de intercambio cultural entre Francia y Chile, junto con el director y dramaturgo, Mauricio Celedón.

" Juan nunca dejó de escribir, tenía esa virtud que se sentaba, conversaba y se ponía a escribir cuando uno estaba hablando. Y eso uno lo va a echar mucho de menos. Tenía esa luz muy particular de los que son genios en su ámbito", recuerda.

Y revela que últimamente había estado en contacto con la familia del dramaturgo "tratando de ayudar para un nuevo tratamiento para sobrellevar esta terrible enfermedad y nos agarró de sorpresa, esa es la verdad", dice un afectado Ottone que califica la pérdida de Radrigán como "inmensa".

"Juan Radrigán es uno de los dramaturgos más importantes que ha producido Chile, comparable con Isidora Aguirre. Desde los años 70 y 80 Juan Radrigán ha sido parte fundamental de los nuevos dramaturgos chilenos", manifiesta el secretario de Estado.

"Tenía esa chispa que uno no encuentra frecuentemente, una forma de entender la sociedad, de transmitirla, de buscar el texto preciso para hablar de los momentos y los procesos que uno está viviendo. La verdad es que es una pérdida muy dura para el teatro chileno", agrega.

Talento teatral

Nacido en 1937 en Antofagasta, exploró diversos géneros como la narrativa, la poesía y también el ensayo. Sin embargo, fue su capacidad de relatar historias en el teatro la que lo llevó a destacar entre los mejores.

En 1979 estrenó su primera obra "Testimonios de las muertes de Sabina" y comenzó una carrera que se caracterizó por prolífica, estrenando prácticamente cada año.

A su debut sucedieron obras como "Hechos consumados" (1981), "El toro por las astas" (1982), "Made in Chile" (1984), "El pueblo de mal amor" (1986), "La contienda humana" (1988), "El encuentramiento" (1996) y "Amores de cantina" (2011), que lo instalaron entre los dramaturgos más relevantes del país.

Sus obras retrataban la marginalidad social y daban voz a personajes usualmente silenciados, como vagabundos y prostitutas, que era protagonistas de sus historias.

Especial importancia tuvo durante el régimen militar, época en la que retrató el clima que vivía el país con su creatividad.

En su trayectoria sumó dos Premios Altazor (2005 y 2014), el Premio Bicentenario de Dramaturgia 2010, además del Premio Nacional en 2011.

Tristeza en el país

La pérdida de Juan Radrigán fue lamentada por el país y por el mundo de las artes.

El también dramaturgo nacional Luis Barrales, escribió a través de su cuenta de Twitter: "sus obras dieron palabras a los que les impusieron el silencio. Su vida nos dio palabras para que nosotros encontráramos las propias".

La muerte de Radrigán también fue lamentada por la Presidenta Michelle Bachelet, quien a través de la misma red social publicó: "El teatro chileno está de luto. Con la muerte de Juan Radrigán se va uno de nuestros autores más destacados. Mi sentido pésame a su familia".|

"El teatro chileno está de luto. Con la muerte de Juan Radrigán se va uno de nuestros autores más destacados".

Michelle Bachelet, Presidenta de la República."

"Tenía esa chispa que uno no encuentra frecuentemente, una forma de entender la sociedad, de buscar el texto preciso".

Ernesto Ottone Ministro de Cultura."