Mujeres invisibles
Cuando constatamos el impulso por levantar monumentos infecundos, es cuando sentimos que las calles están propensas a llenarse de cosas inertes, sin el aura luminosa que refleja la vida. Aún más, estas obras representan símbolos que dividen sentimientos, y más que aceptación, producen rechazo. Todos quisieran más escuelas, más hospitales, más cultura o, como dice la canción, "más justicia, menos monumentos". Por esto es admirable la labor de los folcloristas, porque saben olfatear que la riqueza de un país está más cerca del hombre mínimo; aquel que conforma la base de la pirámide social y, mimetizado con el entorno, se convierte en el paisaje humano de un país, en la cantera viviente donde hay que valorarlo y aprender de él.
Así lo hicieron dos creadores nuestros: La poeta Nelly Lemus y el músico Fernando "Chepo" Sepúlveda. Recorrieron la ciudad en búsqueda de estos personajes, y se centraron en las mujeres. Conversaron con ellas, se encandilaron y plasmaron todo en una obra musical que denominaron "Mujeres Invisibles". Aquellas que nos recuerdan que la vida cotidiana es la vida misma que nos palpita enfrente. Y ellas están a un palmo de un tacto, el que se produce realmente cuando luego de una conversación inicial, recibimos de sus manos el producto de la tierra, o del mar, o artesanías de allende los cerros, o un necesario servicio al barrer las calles.
En la obra quedaron retratadas en poemas cantados, nueve mujeres que trabajan en La Vega, en La Caleta, en el Cementerio, en Coloso y otros lugares. Las canciones, quedaron editadas en un disco y los poemas plasmados en un libro, y la conjunción de ambas en la magia del movimiento del Taller de Danzas Pampina, con el marco musical de artistas nuestros que se unieron al homenaje.
Congratulaciones a los creadores por enseñarnos a desviar la mirada hacia la numinosa potencialidad del ser humano. Y congratulaciones también a ellas que nos enseñan cómo usan la inteligencia que la vida puso en el horizonte de sus pasos.
Jorge Vallejos Bernal