LANZAMIENTO DEL LIBRO "ARI-dos Senderos" (Parte 1)
Distinguidos amigos lectores, recordando la Ceremonia de Lanzamiento de mi obra "ARI-dos Senderos", como bello canto a la ejemplaridad humana del Médico de los Pobres, Don Antonio Rendic Ivanovic, realizada el 04 de agosto del presente año, en el Salón Horacio Meléndez de la Universidad de Antofagasta, quiero deciros, en la humildad de Maestro, ¡GRACIAS!
Hoy, agradecido y pleno de alegrías, desde la concreción de dicho evento, comparto dos nuevos escritos: Apéndice para una Edición Especial de dicha obra, que publicaré en octubre de 2016. Uno de ellos, solicitado a la Maestra Clásica Mexicana, Doña Ericka Castellanos Moreno, quien presentara mi obra y otro aporte que, como autor, hiciese personalmente, a modo de reflexión sobre el emotivo evento cultural y de crecimiento espiritual.
Es que, desde mis 71 años, gozosamente vividos y celebrados con este Lanzamiento, pensé que, desde la vida y obra de Don Antonio de Antofagasta, en mi puente eterno de la metamorfosis del vivir y morir, desde una visión transformadora de mundo y caminando todas las huellas para combatir la discriminación, el prejuicio, el daño al planeta, sustituir la violencia por el diálogo, era el momento preciso de reconstruir el mundo de dignidad y justicia social y avanzar desde la espiritualidad hacia el mundo feliz.
Es que, andando y desandando, construyendo y reconstruyendo, mutando, mutilando y renovando desde mi propia pequeñez de imperfecta e inconclusa humanidad, intento descubrir el camino de la liberación humana personal y comunitaria, en pos de la libertad, para transitar hacia la verdadera felicidad.
En esa incesante y esperanzadora búsqueda, se alinearon los planetas y las gentes y circunstancias del universo y allí sentí cercano el minuto en que desplegaríamos nuestras alas para ascender hacia la cima, regalando mis propias alas para el vuelo y la libertad de los otros.
Así, en esa noche especial de agosto, entre cerro y mar, abrazado por el otoño, en la belleza infinita de hermandad del mágico Salón Universitario, que se repletó ante más de doscientas personas asistentes, sentí que, personalmente, y en la figura del Poeta Rendic, estaba más cerca del otrora imposible soñado mundo mejor. Es que todos los participantes y protagonistas hermanados desde la diversidad, todos incluidos, todos cohesionados, sin fronteras ni trincheras de ninguna naturaleza, sin protocolos, sin rangos ni títulos, sin poderes; excepto en el poder de los poderes, el amor, avanzábamos desde las letras, al encuentro hacia el soñado mundo mejor.
Esa noche, acompañado por la melodía instrumental andina de nortinidad, "El sonido del silencio", reafirmé que mi poesía podía ser el canto para cada hombre libre. Sentí que cada verso podría ser la sangre palpitante que, como grano de trigo, mañana será el pan del alma de nuestro pueblo. Esa noche otoñal, sentí que era posible la utopía de que los niños del norte caminaran los salares tejiendo rocas oceánicas, para germinar plenos de sueños hacia mañanas de esplendor. En ese instante de tertulia y conversatorio de nueva humanidad, sentí que aprendí a reconocer, valorar y cantar a la mágica sensibilidad femenina que, en dulce vuelo de gaviotas, construyen a la Patria Universal.
Es que Amigos Lectores, allí recordé tantos amaneceres, atardeceres y anocheceres en que, desde mi Faro, Mirador de silencios estrellados y de azul Pacífico, soñaba con que mi voz se escuchara fuerte para que mis versos de sal y de sol, construyeran el arco iris de la felicidad universal. Sentí que se cumplía el hechizo donde, con mis versos, brotaran las luciérnagas en auroras de oro, para romper los muros de la injusticia social, abriendo surcos en milagros de luz para tantos pobres que sufren. Esa noche, en el recuerdo de Rendic, descubrí que mi canto poético podría ser tejedor de ladrillos y acero que encendiera la llama de la vida viva de esperanzas hacia nuevos mañanas, en despertares de felicidad.
un santo para antofagasta