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Moisés - los 10 mandamientos

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Fenómeno de rating en su transmisión televisiva, "Moisés" del director Alexandre Avancini, ha hecho una versión de la historia clásica de la Biblia que, a pesar de su formato para la pantalla chica y una estética harto discutible, que tiene el encanto de llegar de manera emocional a un espectador poco exigente y que ya ha sido conquistado con esta serie.

Con un apabullante éxito de taquilla, es un filme que tiene asegurado el impacto y que logra en algunas de sus imágenes una gran adhesión del público -los bebés siendo ahogados en el Nilo, las plagas que se desatan en Egipto y por cierto la esperada escena de los judíos atravesando el Mar Rojo- porque se tratan de fragmentos que no se borran con facilidad y que traen de regreso el estilo acartonado, tan propio de las películas bíblicas de los años cincuenta.

Concebida como un vehículo propagandístico, este filme se deja ver en sus casi dos horas, a pesar de los ripios que tiene su narración, donde obviamente se ha debido condensar una cantidad tan grande de material dramático que, por lógica, impone a la película un ritmo bastante caótico si no se conoce en profundidad la historia que se relata en la Biblia.

La expectativa que ha generado esta película radica en el abrumador éxito de la telenovela. "Moisés y los diez mandamientos" ha sido desde su estreno en TV un fenómeno sin precedentes dentro de la televisiva brasileña, en donde logró lo que todos sueñan: conquistar a una cantidad impresionante de espectadores que se ha convertido en fanático de una historia conocida, pero que siempre seduce.

El inesperado golpe de taquilla de la serie televisiva, llevó a la cadena Record a producir rápidamente una segunda temporada de la que es la primera telenovela bíblica de Brasil.

Según el realizador, el entusiasmo que generó tanto la serie como la película se debe a que presenta esperanza para una sociedad (la carioca) que se debate en violencia y crisis internas, como un símil de ese pueblo oprimido que se libera.

El guión de Vivian Oliveira ha sabido sacar lustre a una historia que fascina de modo directo al público, donde mezcla el melodrama con la religiosidad de modo directo y sin rodeos, haciendo un retrato muy arquetípico de las hazañas de Moisés y su denodada lucha para sacar a su pueblo de la esclavitud de los egipcios.

Esto no es ciertamente "Los diez mandamientos", del director Cecil B. De Mille, con Charlton Heston en su rol característico, sino que es un melodrama que se disfruta mejor en la pantalla chica, porque ése es su nicho: estirar las cuerdas de una emoción primaria y mezclar todo con historias secundarias atractivas.

Lo que es evidente de este filme -como también de su versión original televisiva- es el alto costo de la producción, sobre todo considerando que se trata de una teleserie hecha en Brasil que, si bien tiene una industria potente en este ámbito, no puede equipararse a los estándares de Hollywood. Y de hecho se evidencia que el grado de inversión de la productora Record es superlativo: partieron con un presupuesto de 700 mil reales (173 mil 61 dólares) por capítulo que se grabó en locaciones especiales, abarcando escenas en el mismísimo monte Sinaí, el río Nilo y el desierto de Atacama, en nuestro país, lo que incluyó la construcción de una mega ciudad escenificada como el reino egipcio.

Con todo, este filme -a diferencia de la telenovela- deja de lado el tono leve y algunas situaciones de comedia, para centrarse solamente en el aspecto dramático y apegarse a la estética de los filmes bíblicos que ya se encuentran localizados en el inconsciente colectivo, tratando en todo instante de ser fiel a la Biblia.

Con diferencias sustanciales respecto de la serie televisiva (acá el narrador es Josué, años más tarde de la muerte de Moisés), se mantiene el eje dramático básico y se centra en la esperada secuencia de las plagas y en el peregrinaje de los hebreos por el desierto en busca de la Tierra Prometida, con el paso por el Mar Rojo y la lucha de Moisés con Ramsés, tratando de hacerle entender que hay un único Dios en la Tierra.

Para ser justos, el filme entretiene y mantiene ese viejo encanto de las matinés de antaño, aunque de ninguna manera signifique un aporte concreto al mundo de los espectáculos cinematográficos centrados en los relatos tradicionales de la Biblia.

Periodista, Magíster en Edu. Escritor, Académico U. A.

Víctor Bórquez N.

"La hora del código", una campaña mundial para aprender a programar

GENÉTICA. Hasta el 8 de octubre se desarrollará la segunda versión de este evento en el país.
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Chile es uno de los 180 países que este año forman parte de "La hora del código", una cruzada para concientizar a los niños sobre la importancia del código informático, con el que actualmente funcionan casi todas las cosas, así como nociones básicas de programación de este.

"A los 13 años descubrí cómo con un programa se podían hacer niveles para un videojuego, lo que me enganchó no solo al mundo de consumir entretenimiento, sino que también crearlo", dijo el ganador del Oscar 2016 con "Historia de un oso", Gabriel Osorio.

La campaña que se desarrollará hasta el sábado 8 de octubre, a través de www.horadelcodigo.cl, consiste en talleres de 60 minutos en cada región, donde tanto profesores como estudiantes son capacitados en el área, desde Arica a Punta Arenas, para lo cual es necesario inscribirse en la web.

Allí, el reconocido "Condorito" guiará la red de más de 1.600 embajadores y más de 130 embajadas regionales, que este año suma a colegios, empresas, institutos profesionales, universidades e instituciones públicas y privadas.

Por ello, hoy Chile bate el récord de la mayor cantidad de eventos de programación organizados, después de Estados Unidos.

En el mundo

Más de 250 millones de personas a lo largo del mundo han participado de esta actividad, que cuenta con el apoyo del Presidente de Estados Unidos, Barack Obama; el CEO de Facebook, Mark Zuckerberg; y el actor Ashton Kutcher, entre otros.

Mientras tanto, en Chile uno de sus promotores es César Hidalgo, el profesor más joven del prestigioso MIT Lab, quien afirmó que "el código es otra manera de ordenar el mundo".

Asimismo, desde el observatorio astronómico Alma, señalaron que "para comprender nuestros orígenes cósmicos a través de la radioastronomía, es necesario saber programar".

Beneficios de saber programación

Innovación

Manejando código "podemos crear una empresa, pagar impuestos o acceder a contenidos educativos en línea", explicó la subsecretaria de Economía.

Desarrollo

El objetivo de enseñar a programar es fortalecer el desarrollo económico-social del país, por eso la campaña es apoyada por Nic Chile.

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